Pero la gracia divina ha hecho de mí estoy que soy; una gracia que no se ha malogrado en cuanto a mí toca. (1 Corintios 15:10)

Malograr es echar a perder o no aprovechar algo. El apóstol nos dice que es posible que la gracia del Señor se malogre en nosotros ¿Qué significaría esto? Yo diría que no aprovechar la salvación que nos ha sido provista. Malogramos la gracia al pensar y vivir como si esa salvación consistiera casi exclusivamente en el pasaporte para ir al cielo sin vínculos e implicaciones para nuestra vida cotidiana. 

La malogramos cuando impedimos de forma activa o pasiva que el carácter de Jesús se vaya formando más y más en nosotros, de manera que cada vez nos parezcamos más a Él. También la malogramos cuando no nos unimos a Él en la tarea de restaurar y reconciliar todas las cosas que Dios está llevando a cabo por medio de Cristo. Malogramos cuando vivimos como creyentes teóricos y ateos prácticos, es decir, teniendo al Señor al margen de la vida cotidiana. En definitiva, malogramos cuando no somos todo aquello que podríamos ser y para lo cual hemos sido salvados, precisamente, por gracia.