No permitas que te venza el mal, antes bien, vence al mal a fuerza del bien. (Romanos 12:21)


Mira a tu alrededor. El mal es una realidad pervasiva en todas las dimensiones de la vida, incluido tú mismo. A menudo, esta realidad lleva a los seguidores de Jesús a escandalizarnos y adoptar una actitud apolítica. Las cosas van a mal e irán a peor. No hay nada que podamos hacer ante el triunfo aparente y real del mal.

No estoy de acuerdo. Jesús comenzó su primer sermón indicando que el Reino de los Cielos se ha acercado al mundo y no para de avanzar. Desde ese momento el mal no para de retroceder y nosotros estamos llamados a colaborar en esa victoria; victoria que no sabemos cuánto tardará en llegar pero que está cantada.

La estrategia es simple, cada día, cada seguidor del Maestro, está llamado a extender el Reino por medio de la práctica indiscriminada del bien. Cada acto de bondad es un cuartel ganado por el Reino, es un territorio perdido por el mal. Cada vez que hacemos el bien el mal retrocede y es derrotado. Así lo dice la Escritura y, por tanto, suficiente motivación para nosotros.

Así pues, cada día hemos de escoger con cuál bando queremos alinearnos. Las armas del Reino son infalibles y podemos usarlas. Pero, también podemos ser miserables traidores alineándonos con el enemigo y dándole la espalda a Jésus y al Reino.




 



No permitas que te venza el mal, antes bien, vence al mal a fuerza del bien. (Romanos 12:21)


Mira a tu alrededor. El mal es una realidad pervasiva en todas las dimensiones de la vida, incluido tú mismo. A menudo, esta realidad lleva a los seguidores de Jesús a escandalizarnos y adoptar una actitud apolítica. Las cosas van a mal e irán a peor. No hay nada que podamos hacer ante el triunfo aparente y real del mal.

No estoy de acuerdo. Jesús comenzó su primer sermón indicando que el Reino de los Cielos se ha acercado al mundo y no para de avanzar. Desde ese momento el mal no para de retroceder y nosotros estamos llamados a colaborar en esa victoria; victoria que no sabemos cuánto tardará en llegar pero que está cantada.

La estrategia es simple, cada día, cada seguidor del Maestro, está llamado a extender el Reino por medio de la práctica indiscriminada del bien. Cada acto de bondad es un cuartel ganado por el Reino, es un territorio perdido por el mal. Cada vez que hacemos el bien el mal retrocede y es derrotado. Así lo dice la Escritura y, por tanto, suficiente motivación para nosotros.

Así pues, cada día hemos de escoger con cuál bando queremos alinearnos. Las armas del Reino son infalibles y podemos usarlas. Pero, también podemos ser miserables traidores alineándonos con el enemigo y dándole la espalda a Jésus y al Reino.




 



No permitas que te venza el mal, antes bien, vence al mal a fuerza del bien. (Romanos 12:21)


Mira a tu alrededor. El mal es una realidad pervasiva en todas las dimensiones de la vida, incluido tú mismo. A menudo, esta realidad lleva a los seguidores de Jesús a escandalizarnos y adoptar una actitud apolítica. Las cosas van a mal e irán a peor. No hay nada que podamos hacer ante el triunfo aparente y real del mal.

No estoy de acuerdo. Jesús comenzó su primer sermón indicando que el Reino de los Cielos se ha acercado al mundo y no para de avanzar. Desde ese momento el mal no para de retroceder y nosotros estamos llamados a colaborar en esa victoria; victoria que no sabemos cuánto tardará en llegar pero que está cantada.

La estrategia es simple, cada día, cada seguidor del Maestro, está llamado a extender el Reino por medio de la práctica indiscriminada del bien. Cada acto de bondad es un cuartel ganado por el Reino, es un territorio perdido por el mal. Cada vez que hacemos el bien el mal retrocede y es derrotado. Así lo dice la Escritura y, por tanto, suficiente motivación para nosotros.

Así pues, cada día hemos de escoger con cuál bando queremos alinearnos. Las armas del Reino son infalibles y podemos usarlas. Pero, también podemos ser miserables traidores alineándonos con el enemigo y dándole la espalda a Jésus y al Reino.