Así que esto es lo que os pido que hagáis con la ayuda de Dios: tomad vuestra vida cotidiana y ordinaria, vuestro dormir, comer, ir al trabajo y caminar, y colocadla delante de Dios como una ofrenda. (Romanos 12:1)


La encarnación, Dios haciéndose como uno de nosotros y habitando en medio nuestro, hace que todas las dimensiones de la vida cotidiana se vuelvan sagradas, se vean dignificadas al ser compartidas por Dios. Ya no existe la barrera entre lo espiritual y lo mundano, lo sagrado y lo profano. Todo es espiritual y sagrado en función de cómo lo vivamos, de la actitud que le pongamos.

Pablo, siguiendo los pasos del Maestro, es brutalmente revolucionario en sus palabras. Está afirmando que la auténtica adoración y alabanza al Señor no consiste en qué haces durante los domingos en la iglesia, sino en cómo vives tu vida cotidiana, tu día a día. De hecho, él nos está exhortando a que toda nuestra vida se convierta en una adoración continua y permanente por el sencillo medio de hacer todo lo que hacemos, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, con conciencia de que se lleva a cabo en su presencia y para su gloria. Esa, es la auténtica adoración 24/7 y no únicamente el par de horas que pasamos el domingo cantando y cantando y volviendo a cantar.

Porque podría darse el triste caso que todo lo que hacemos el resto de la semana desmienta lo que cantamos el domingo. ¿Hasta qué punto es tu vida un sacrificio vivo?




 



Así que esto es lo que os pido que hagáis con la ayuda de Dios: tomad vuestra vida cotidiana y ordinaria, vuestro dormir, comer, ir al trabajo y caminar, y colocadla delante de Dios como una ofrenda. (Romanos 12:1)


La encarnación, Dios haciéndose como uno de nosotros y habitando en medio nuestro, hace que todas las dimensiones de la vida cotidiana se vuelvan sagradas, se vean dignificadas al ser compartidas por Dios. Ya no existe la barrera entre lo espiritual y lo mundano, lo sagrado y lo profano. Todo es espiritual y sagrado en función de cómo lo vivamos, de la actitud que le pongamos.

Pablo, siguiendo los pasos del Maestro, es brutalmente revolucionario en sus palabras. Está afirmando que la auténtica adoración y alabanza al Señor no consiste en qué haces durante los domingos en la iglesia, sino en cómo vives tu vida cotidiana, tu día a día. De hecho, él nos está exhortando a que toda nuestra vida se convierta en una adoración continua y permanente por el sencillo medio de hacer todo lo que hacemos, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, con conciencia de que se lleva a cabo en su presencia y para su gloria. Esa, es la auténtica adoración 24/7 y no únicamente el par de horas que pasamos el domingo cantando y cantando y volviendo a cantar.

Porque podría darse el triste caso que todo lo que hacemos el resto de la semana desmienta lo que cantamos el domingo. ¿Hasta qué punto es tu vida un sacrificio vivo?




 



Así que esto es lo que os pido que hagáis con la ayuda de Dios: tomad vuestra vida cotidiana y ordinaria, vuestro dormir, comer, ir al trabajo y caminar, y colocadla delante de Dios como una ofrenda. (Romanos 12:1)


La encarnación, Dios haciéndose como uno de nosotros y habitando en medio nuestro, hace que todas las dimensiones de la vida cotidiana se vuelvan sagradas, se vean dignificadas al ser compartidas por Dios. Ya no existe la barrera entre lo espiritual y lo mundano, lo sagrado y lo profano. Todo es espiritual y sagrado en función de cómo lo vivamos, de la actitud que le pongamos.

Pablo, siguiendo los pasos del Maestro, es brutalmente revolucionario en sus palabras. Está afirmando que la auténtica adoración y alabanza al Señor no consiste en qué haces durante los domingos en la iglesia, sino en cómo vives tu vida cotidiana, tu día a día. De hecho, él nos está exhortando a que toda nuestra vida se convierta en una adoración continua y permanente por el sencillo medio de hacer todo lo que hacemos, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, con conciencia de que se lleva a cabo en su presencia y para su gloria. Esa, es la auténtica adoración 24/7 y no únicamente el par de horas que pasamos el domingo cantando y cantando y volviendo a cantar.

Porque podría darse el triste caso que todo lo que hacemos el resto de la semana desmienta lo que cantamos el domingo. ¿Hasta qué punto es tu vida un sacrificio vivo?