Pero mis pasos casi se tuercen, mis pies por poco resbalan, pues envidié a los soberbios al ver la dicha de los malos... Mira, estos son los malvados: viven en paz y atesoran riqueza. ¿De qué me sirve purificar mi corazón, lavar mis manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado, castigado cada mañana?... Yo medité tratando de entenderlo y fue para mí una dura tarea. (Salmo 73)


Lo que he reproducido son fragmentos del salmo 73 escrito por Asaf. Recomiendo, a fin de tener la foto completa, la lectura entera del salmo. Destaco de Asaf dos cosas: Primero, era un observador de la realidad que le rodeaba, estaba atento a la situación política, económica y social de su entorno. No vivía anestesiado moralmente por el hecho de formar parte de los círculos privilegiados del reino. Era capaz de ver lo que sucedía, contemplar la injusticia y eso llegaba a su corazón.

Lo segundo que destaco del salmista es su capacidad de ser honesto con sus pensamientos y volcarlos ante Dios. Asaf no es políticamente correcto. Reconoce que ha estado a punto de seguir el camino de aquello que progresan aunque vivan al margen de Dios. Piensa que es un atajo válido para la felicidad. Se plantea si la santidad, el vivir alineado con los principios de Dios sirve para algo, si paga algún tipo de dividendos positivos. Reconoce, finalmente, que le cuesta entender la lógica de la sociedad donde vive, en la cual el malo triunfa y es honrado por la gente y el bueno, en el mejor de los casos es ignorado y, en el peor, es encima perseguido.

Creo que son dos cualidades que podemos aprender de Asaf e incluir en nuestras vidas este año 2021. Primero, ser observadores de la realidad y escandalizarnos ante la injusticia, no dejarnos sedar por el consumismo. Segundo, clamar con honestidad al cielo por el dolor que nos produce tanta injusticia o, en caso de que no sea así, pedirle a Dios que nos duela.






 



Pero mis pasos casi se tuercen, mis pies por poco resbalan, pues envidié a los soberbios al ver la dicha de los malos... Mira, estos son los malvados: viven en paz y atesoran riqueza. ¿De qué me sirve purificar mi corazón, lavar mis manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado, castigado cada mañana?... Yo medité tratando de entenderlo y fue para mí una dura tarea. (Salmo 73)


Lo que he reproducido son fragmentos del salmo 73 escrito por Asaf. Recomiendo, a fin de tener la foto completa, la lectura entera del salmo. Destaco de Asaf dos cosas: Primero, era un observador de la realidad que le rodeaba, estaba atento a la situación política, económica y social de su entorno. No vivía anestesiado moralmente por el hecho de formar parte de los círculos privilegiados del reino. Era capaz de ver lo que sucedía, contemplar la injusticia y eso llegaba a su corazón.

Lo segundo que destaco del salmista es su capacidad de ser honesto con sus pensamientos y volcarlos ante Dios. Asaf no es políticamente correcto. Reconoce que ha estado a punto de seguir el camino de aquello que progresan aunque vivan al margen de Dios. Piensa que es un atajo válido para la felicidad. Se plantea si la santidad, el vivir alineado con los principios de Dios sirve para algo, si paga algún tipo de dividendos positivos. Reconoce, finalmente, que le cuesta entender la lógica de la sociedad donde vive, en la cual el malo triunfa y es honrado por la gente y el bueno, en el mejor de los casos es ignorado y, en el peor, es encima perseguido.

Creo que son dos cualidades que podemos aprender de Asaf e incluir en nuestras vidas este año 2021. Primero, ser observadores de la realidad y escandalizarnos ante la injusticia, no dejarnos sedar por el consumismo. Segundo, clamar con honestidad al cielo por el dolor que nos produce tanta injusticia o, en caso de que no sea así, pedirle a Dios que nos duela.






 



Pero mis pasos casi se tuercen, mis pies por poco resbalan, pues envidié a los soberbios al ver la dicha de los malos... Mira, estos son los malvados: viven en paz y atesoran riqueza. ¿De qué me sirve purificar mi corazón, lavar mis manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado, castigado cada mañana?... Yo medité tratando de entenderlo y fue para mí una dura tarea. (Salmo 73)


Lo que he reproducido son fragmentos del salmo 73 escrito por Asaf. Recomiendo, a fin de tener la foto completa, la lectura entera del salmo. Destaco de Asaf dos cosas: Primero, era un observador de la realidad que le rodeaba, estaba atento a la situación política, económica y social de su entorno. No vivía anestesiado moralmente por el hecho de formar parte de los círculos privilegiados del reino. Era capaz de ver lo que sucedía, contemplar la injusticia y eso llegaba a su corazón.

Lo segundo que destaco del salmista es su capacidad de ser honesto con sus pensamientos y volcarlos ante Dios. Asaf no es políticamente correcto. Reconoce que ha estado a punto de seguir el camino de aquello que progresan aunque vivan al margen de Dios. Piensa que es un atajo válido para la felicidad. Se plantea si la santidad, el vivir alineado con los principios de Dios sirve para algo, si paga algún tipo de dividendos positivos. Reconoce, finalmente, que le cuesta entender la lógica de la sociedad donde vive, en la cual el malo triunfa y es honrado por la gente y el bueno, en el mejor de los casos es ignorado y, en el peor, es encima perseguido.

Creo que son dos cualidades que podemos aprender de Asaf e incluir en nuestras vidas este año 2021. Primero, ser observadores de la realidad y escandalizarnos ante la injusticia, no dejarnos sedar por el consumismo. Segundo, clamar con honestidad al cielo por el dolor que nos produce tanta injusticia o, en caso de que no sea así, pedirle a Dios que nos duela.






 



Pero mis pasos casi se tuercen, mis pies por poco resbalan, pues envidié a los soberbios al ver la dicha de los malos... Mira, estos son los malvados: viven en paz y atesoran riqueza. ¿De qué me sirve purificar mi corazón, lavar mis manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado, castigado cada mañana?... Yo medité tratando de entenderlo y fue para mí una dura tarea. (Salmo 73)


Lo que he reproducido son fragmentos del salmo 73 escrito por Asaf. Recomiendo, a fin de tener la foto completa, la lectura entera del salmo. Destaco de Asaf dos cosas: Primero, era un observador de la realidad que le rodeaba, estaba atento a la situación política, económica y social de su entorno. No vivía anestesiado moralmente por el hecho de formar parte de los círculos privilegiados del reino. Era capaz de ver lo que sucedía, contemplar la injusticia y eso llegaba a su corazón.

Lo segundo que destaco del salmista es su capacidad de ser honesto con sus pensamientos y volcarlos ante Dios. Asaf no es políticamente correcto. Reconoce que ha estado a punto de seguir el camino de aquello que progresan aunque vivan al margen de Dios. Piensa que es un atajo válido para la felicidad. Se plantea si la santidad, el vivir alineado con los principios de Dios sirve para algo, si paga algún tipo de dividendos positivos. Reconoce, finalmente, que le cuesta entender la lógica de la sociedad donde vive, en la cual el malo triunfa y es honrado por la gente y el bueno, en el mejor de los casos es ignorado y, en el peor, es encima perseguido.

Creo que son dos cualidades que podemos aprender de Asaf e incluir en nuestras vidas este año 2021. Primero, ser observadores de la realidad y escandalizarnos ante la injusticia, no dejarnos sedar por el consumismo. Segundo, clamar con honestidad al cielo por el dolor que nos produce tanta injusticia o, en caso de que no sea así, pedirle a Dios que nos duela.