Todo aquello sucedió para servirnos de ejemplo a nosotros; para que no corramos tras el mal como ellos corrieron. (1 Corintios 10:6)

Pablo indica que, de alguna manera, las historias y sucesos narrados en el Antiguo Testamento tienen un valor pedagógico para nosotros. No son, únicamente, cosas que les sucedieron a otras personas, sino espejos donde nos podemos mirar y vernos reflejados. Porque esos episodios narran y describen la realidad de la naturaleza humana y fueron vividos y experimentados por personas hechas de la misma pasta que estamos hechos nosotros. Sin duda, lo mismo podemos decir de todo lo expresado en el Nuevo Testamento.

Por eso, vale la pena pararse y pensar ¿Qué situación narrada o descrita en la Escritura guarda paralelismo con algo que estoy viviendo o experimentando hoy en día en mi propia realidad? ¿Qué debería evitar? ¿Qué debería imitar? ¿Qué debería mejorar? ¿Cómo esa situación me inspira, guía, advierte, aconseja, etcétera?.

¿Qué debes hacer al comparar tu situación con la descrita en las Escrituras?

 



Todo aquello sucedió para servirnos de ejemplo a nosotros; para que no corramos tras el mal como ellos corrieron. (1 Corintios 10:6)

Pablo indica que, de alguna manera, las historias y sucesos narrados en el Antiguo Testamento tienen un valor pedagógico para nosotros. No son, únicamente, cosas que les sucedieron a otras personas, sino espejos donde nos podemos mirar y vernos reflejados. Porque esos episodios narran y describen la realidad de la naturaleza humana y fueron vividos y experimentados por personas hechas de la misma pasta que estamos hechos nosotros. Sin duda, lo mismo podemos decir de todo lo expresado en el Nuevo Testamento.

Por eso, vale la pena pararse y pensar ¿Qué situación narrada o descrita en la Escritura guarda paralelismo con algo que estoy viviendo o experimentando hoy en día en mi propia realidad? ¿Qué debería evitar? ¿Qué debería imitar? ¿Qué debería mejorar? ¿Cómo esa situación me inspira, guía, advierte, aconseja, etcétera?.

¿Qué debes hacer al comparar tu situación con la descrita en las Escrituras?

 



Todo aquello sucedió para servirnos de ejemplo a nosotros; para que no corramos tras el mal como ellos corrieron. (1 Corintios 10:6)

Pablo indica que, de alguna manera, las historias y sucesos narrados en el Antiguo Testamento tienen un valor pedagógico para nosotros. No son, únicamente, cosas que les sucedieron a otras personas, sino espejos donde nos podemos mirar y vernos reflejados. Porque esos episodios narran y describen la realidad de la naturaleza humana y fueron vividos y experimentados por personas hechas de la misma pasta que estamos hechos nosotros. Sin duda, lo mismo podemos decir de todo lo expresado en el Nuevo Testamento.

Por eso, vale la pena pararse y pensar ¿Qué situación narrada o descrita en la Escritura guarda paralelismo con algo que estoy viviendo o experimentando hoy en día en mi propia realidad? ¿Qué debería evitar? ¿Qué debería imitar? ¿Qué debería mejorar? ¿Cómo esa situación me inspira, guía, advierte, aconseja, etcétera?.

¿Qué debes hacer al comparar tu situación con la descrita en las Escrituras?