A la mujer le dijo: — Multiplicaré sobremanera las molestias en tus embarazos, y con dolor parirás a tus hijos. Tendrás ansia de tu marido y él te dominará. (Génesis 3:16)

Seguimos con la descripción de cómo el pecado fracturó las relaciones entre los seres humanos. Vimos como Adán y Eva se enfrentaron y culparon el uno al otro en vez de solidariamente aceptar responsabilidad por su acción. La interpretación del versículo que encabeza esta entrada tiene muchas, pero que muchas implicaciones.

Diferentes versiones lo han traducido de formas distintas. La Biblia de Nuestro Pueblo lo expresa diciendo y él te dominará. La Biblia de las Américas y la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy han traducido este versículo del siguiente modo, y él tendrá dominio sobre ti. La Nueva Traducción Viviente opta por él gobernará sobre ti. Cuando nos acercamos a la interpretación hemos de tener, según mi modesta opinión, en cuenta dos factores. El primero, es el contexto de las consecuencias que el pecado ejerce sobre las relaciones interpersonales. El segundo, es el carácter de Dios.

Veamos el primero. Las relaciones antes de la rebelión contra la autoridad de Dios estaban caracterizadas por la igualdad, el amor y el respeto mutuo entre el hombre y la mujer. Los dos estaban hechos a la imagen del Señor y únicamente de forma conjunta -varón y varona- reflejaban con precisión esa imagen. La declaración de independencia del ser humano rompe esa armonía e introduce una ruptura en las relaciones que, como vemos aquí explicado por Dios y certificado por la historia y nuestra experiencia, pasan de la igualdad y armonía al dominio, la explotación, la sumisión y el enfrentamiento. En el caso que nos ocupa es por una razón de género, sin embargo, todos sabemos que unos seres humanos explotan y abusan de otros por su raza, origen social, trasfondo cultural, ingresos económicos, religión y un largo etcétera.

¿Cuáles son los colectivos que desprecias por ser diferentes?


 



A la mujer le dijo: — Multiplicaré sobremanera las molestias en tus embarazos, y con dolor parirás a tus hijos. Tendrás ansia de tu marido y él te dominará. (Génesis 3:16)

Seguimos con la descripción de cómo el pecado fracturó las relaciones entre los seres humanos. Vimos como Adán y Eva se enfrentaron y culparon el uno al otro en vez de solidariamente aceptar responsabilidad por su acción. La interpretación del versículo que encabeza esta entrada tiene muchas, pero que muchas implicaciones.

Diferentes versiones lo han traducido de formas distintas. La Biblia de Nuestro Pueblo lo expresa diciendo y él te dominará. La Biblia de las Américas y la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy han traducido este versículo del siguiente modo, y él tendrá dominio sobre ti. La Nueva Traducción Viviente opta por él gobernará sobre ti. Cuando nos acercamos a la interpretación hemos de tener, según mi modesta opinión, en cuenta dos factores. El primero, es el contexto de las consecuencias que el pecado ejerce sobre las relaciones interpersonales. El segundo, es el carácter de Dios.

Veamos el primero. Las relaciones antes de la rebelión contra la autoridad de Dios estaban caracterizadas por la igualdad, el amor y el respeto mutuo entre el hombre y la mujer. Los dos estaban hechos a la imagen del Señor y únicamente de forma conjunta -varón y varona- reflejaban con precisión esa imagen. La declaración de independencia del ser humano rompe esa armonía e introduce una ruptura en las relaciones que, como vemos aquí explicado por Dios y certificado por la historia y nuestra experiencia, pasan de la igualdad y armonía al dominio, la explotación, la sumisión y el enfrentamiento. En el caso que nos ocupa es por una razón de género, sin embargo, todos sabemos que unos seres humanos explotan y abusan de otros por su raza, origen social, trasfondo cultural, ingresos económicos, religión y un largo etcétera.

¿Cuáles son los colectivos que desprecias por ser diferentes?


 



A la mujer le dijo: — Multiplicaré sobremanera las molestias en tus embarazos, y con dolor parirás a tus hijos. Tendrás ansia de tu marido y él te dominará. (Génesis 3:16)

Seguimos con la descripción de cómo el pecado fracturó las relaciones entre los seres humanos. Vimos como Adán y Eva se enfrentaron y culparon el uno al otro en vez de solidariamente aceptar responsabilidad por su acción. La interpretación del versículo que encabeza esta entrada tiene muchas, pero que muchas implicaciones.

Diferentes versiones lo han traducido de formas distintas. La Biblia de Nuestro Pueblo lo expresa diciendo y él te dominará. La Biblia de las Américas y la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy han traducido este versículo del siguiente modo, y él tendrá dominio sobre ti. La Nueva Traducción Viviente opta por él gobernará sobre ti. Cuando nos acercamos a la interpretación hemos de tener, según mi modesta opinión, en cuenta dos factores. El primero, es el contexto de las consecuencias que el pecado ejerce sobre las relaciones interpersonales. El segundo, es el carácter de Dios.

Veamos el primero. Las relaciones antes de la rebelión contra la autoridad de Dios estaban caracterizadas por la igualdad, el amor y el respeto mutuo entre el hombre y la mujer. Los dos estaban hechos a la imagen del Señor y únicamente de forma conjunta -varón y varona- reflejaban con precisión esa imagen. La declaración de independencia del ser humano rompe esa armonía e introduce una ruptura en las relaciones que, como vemos aquí explicado por Dios y certificado por la historia y nuestra experiencia, pasan de la igualdad y armonía al dominio, la explotación, la sumisión y el enfrentamiento. En el caso que nos ocupa es por una razón de género, sin embargo, todos sabemos que unos seres humanos explotan y abusan de otros por su raza, origen social, trasfondo cultural, ingresos económicos, religión y un largo etcétera.

¿Cuáles son los colectivos que desprecias por ser diferentes?