Ya vimos que el pecado no solo rompe nuestra relación con Dios, nos rompe internamente. Somos personas rotas, fracturadas, quebradas. Vivimos en una esquizofrenia interior entre nuestra capacidad de entender, valorar y aspirar al bien y la realidad de que, con demasiada frecuencia, rompemos nuestros propios códigos y valores. Todos nosotros nos sentimos avergonzados de las cosas que somos capaces de desear, las motivaciones que pueden llegar a impulsarnos, las acciones u omisiones que, en un momento dado, podemos llevar a cabo. Vivimos en contradicción con nosotros mismos. El apóstol Pablo lo describió de forma magistral cuando al dirigirse a los cristianos que formaban parte de la comunidad de Roma, en el capítulo 7 (Vale la pena que lo leas con esto en mente)

La desobediencia, la rebelión, nuestra declaración de independencia con respecto a Dios ha traído como consecuencia una experiencia humana rota de la que tú y yo participamos plenamente. Esta parte de la historia de Dios lo que hace es dar una explicación a mi humanidad, decirme por qué la vivo de esa forma tan rota, fracturada y, en ocasiones, insufrible. Porque, realmente, el ser humano con el que resulta más difícil convivir es con uno mismo. Podemos alejarnos de Dios, podemos alejarnos de otras personas pero, lamentablemente, no podemos huir de nosotros mismos y nuestra experiencia humana fracturada. 

¿Hasta que punto refleja Romanos 7 tu experincia vital?


 

Ya vimos que el pecado no solo rompe nuestra relación con Dios, nos rompe internamente. Somos personas rotas, fracturadas, quebradas. Vivimos en una esquizofrenia interior entre nuestra capacidad de entender, valorar y aspirar al bien y la realidad de que, con demasiada frecuencia, rompemos nuestros propios códigos y valores. Todos nosotros nos sentimos avergonzados de las cosas que somos capaces de desear, las motivaciones que pueden llegar a impulsarnos, las acciones u omisiones que, en un momento dado, podemos llevar a cabo. Vivimos en contradicción con nosotros mismos. El apóstol Pablo lo describió de forma magistral cuando al dirigirse a los cristianos que formaban parte de la comunidad de Roma, en el capítulo 7 (Vale la pena que lo leas con esto en mente)

La desobediencia, la rebelión, nuestra declaración de independencia con respecto a Dios ha traído como consecuencia una experiencia humana rota de la que tú y yo participamos plenamente. Esta parte de la historia de Dios lo que hace es dar una explicación a mi humanidad, decirme por qué la vivo de esa forma tan rota, fracturada y, en ocasiones, insufrible. Porque, realmente, el ser humano con el que resulta más difícil convivir es con uno mismo. Podemos alejarnos de Dios, podemos alejarnos de otras personas pero, lamentablemente, no podemos huir de nosotros mismos y nuestra experiencia humana fracturada. 

¿Hasta que punto refleja Romanos 7 tu experincia vital?


 

Ya vimos que el pecado no solo rompe nuestra relación con Dios, nos rompe internamente. Somos personas rotas, fracturadas, quebradas. Vivimos en una esquizofrenia interior entre nuestra capacidad de entender, valorar y aspirar al bien y la realidad de que, con demasiada frecuencia, rompemos nuestros propios códigos y valores. Todos nosotros nos sentimos avergonzados de las cosas que somos capaces de desear, las motivaciones que pueden llegar a impulsarnos, las acciones u omisiones que, en un momento dado, podemos llevar a cabo. Vivimos en contradicción con nosotros mismos. El apóstol Pablo lo describió de forma magistral cuando al dirigirse a los cristianos que formaban parte de la comunidad de Roma, en el capítulo 7 (Vale la pena que lo leas con esto en mente)

La desobediencia, la rebelión, nuestra declaración de independencia con respecto a Dios ha traído como consecuencia una experiencia humana rota de la que tú y yo participamos plenamente. Esta parte de la historia de Dios lo que hace es dar una explicación a mi humanidad, decirme por qué la vivo de esa forma tan rota, fracturada y, en ocasiones, insufrible. Porque, realmente, el ser humano con el que resulta más difícil convivir es con uno mismo. Podemos alejarnos de Dios, podemos alejarnos de otras personas pero, lamentablemente, no podemos huir de nosotros mismos y nuestra experiencia humana fracturada. 

¿Hasta que punto refleja Romanos 7 tu experincia vital?