Conscientes del respeto que merece el Señor, nos esforzamos en convencer a los demás, pues lo mismo que nuestra vida no tiene secretos para Dios, espero que tampoco los tenga para vosotros. (2 Corintios 5:11)

Una vida sin secretos para Dios ¡Qué interesante! Parece una paradoja ya que el Señor conoce todo, absolutamente todo acerca de nosotros; nuestros pensamientos, actitudes, motivaciones, juicios y un etcétera tan largo como deseemos hacerlo.  Por tanto, nada permanece oculto ante Él, no hay secretos que podamos esconder. ¿De qué habla Pablo pues al hablar de una vida sin secretos?

Yo diría que el apóstol nos está hablando de una vida de confesión. La palabra confesar en griego es, homologeo, que literalmente significa estar de acuerdo con. Cuando confesamos estamos de acuerdo con Dios acerca de nuestro pecado, acerca de su seriedad, alcance, consecuencias, etcétera. Una vida sin secretos para el Señor sería aquella en que estamos de acuerdo con Él acerca de todas y cada una de las dimensiones de nuestra vida y, como consecuencia, estamos dispuestos a actuar sobre ellas. Cuando no hay este mutuo acuerdo, cuando nos negamos a aceptar algo, lo convertimos en secreto y nos privamos voluntariamente de la oportunidad de trabajar sobre ello.

¿Secretos con Dios?

 



Conscientes del respeto que merece el Señor, nos esforzamos en convencer a los demás, pues lo mismo que nuestra vida no tiene secretos para Dios, espero que tampoco los tenga para vosotros. (2 Corintios 5:11)

Una vida sin secretos para Dios ¡Qué interesante! Parece una paradoja ya que el Señor conoce todo, absolutamente todo acerca de nosotros; nuestros pensamientos, actitudes, motivaciones, juicios y un etcétera tan largo como deseemos hacerlo.  Por tanto, nada permanece oculto ante Él, no hay secretos que podamos esconder. ¿De qué habla Pablo pues al hablar de una vida sin secretos?

Yo diría que el apóstol nos está hablando de una vida de confesión. La palabra confesar en griego es, homologeo, que literalmente significa estar de acuerdo con. Cuando confesamos estamos de acuerdo con Dios acerca de nuestro pecado, acerca de su seriedad, alcance, consecuencias, etcétera. Una vida sin secretos para el Señor sería aquella en que estamos de acuerdo con Él acerca de todas y cada una de las dimensiones de nuestra vida y, como consecuencia, estamos dispuestos a actuar sobre ellas. Cuando no hay este mutuo acuerdo, cuando nos negamos a aceptar algo, lo convertimos en secreto y nos privamos voluntariamente de la oportunidad de trabajar sobre ello.

¿Secretos con Dios?

 



Conscientes del respeto que merece el Señor, nos esforzamos en convencer a los demás, pues lo mismo que nuestra vida no tiene secretos para Dios, espero que tampoco los tenga para vosotros. (2 Corintios 5:11)

Una vida sin secretos para Dios ¡Qué interesante! Parece una paradoja ya que el Señor conoce todo, absolutamente todo acerca de nosotros; nuestros pensamientos, actitudes, motivaciones, juicios y un etcétera tan largo como deseemos hacerlo.  Por tanto, nada permanece oculto ante Él, no hay secretos que podamos esconder. ¿De qué habla Pablo pues al hablar de una vida sin secretos?

Yo diría que el apóstol nos está hablando de una vida de confesión. La palabra confesar en griego es, homologeo, que literalmente significa estar de acuerdo con. Cuando confesamos estamos de acuerdo con Dios acerca de nuestro pecado, acerca de su seriedad, alcance, consecuencias, etcétera. Una vida sin secretos para el Señor sería aquella en que estamos de acuerdo con Él acerca de todas y cada una de las dimensiones de nuestra vida y, como consecuencia, estamos dispuestos a actuar sobre ellas. Cuando no hay este mutuo acuerdo, cuando nos negamos a aceptar algo, lo convertimos en secreto y nos privamos voluntariamente de la oportunidad de trabajar sobre ello.

¿Secretos con Dios?