Odiad el mal los que amáis al Señor. (Salmo 97:10)


Parece evidente, claro y una conducta natural entre los seguidores de Jesús. ¿Pero qué es mal? Así lo definen las enciclopedias seculares: "El mal o la maldad es una condición negativa relativa atribuida al ser humano que indica la ausencia de moralbondadcaridad o afecto natural por su entorno y quienes le rodean, actuar con maldad también implica contravenir deliberadamente usando la astucia, los códigos de conducta, moral o comportamiento oficialmente correctos en un grupo social"  Si lo traduzco en términos bíblicos el mal sería todo aquello que entra en contradicción con el carácter de un Dios moral. Obrar con maldad sería, consecuentemente, obrar actuando de forma contraria a cómo lo haría Jesús.

La actitud que se espera de nosotros hacia el mal es muy clara: odio. El diccionario lo define como rechazo o repugnancia. Por tanto, el seguidor de Jesús no puede permanecer pasivo ante el mal, no puede pretender que no es cosa suya, que no va con él. El seguidor de Jesús está llamado, en imitación del Maestro, a enfrentar y oponerse al mal en todas sus formas y manifestaciones. Siendo, además, muy consciente, de que el mal reside dentro nuestro y éste es nuestro primer y principal campo de batalla. Además, estamos llamados no simplemente a una resistencia pasiva ante el mal, la maldad y el malvado. Sino que el apóstol Pablo nos indica que tenemos en nuestra mano las armas de la victoria sobre el mal, ¡LA PRÁCTICA DEL BIEN!


¿Cómo definirías tu relación con el mal?






Odiad el mal los que amáis al Señor. (Salmo 97:10)


Parece evidente, claro y una conducta natural entre los seguidores de Jesús. ¿Pero qué es mal? Así lo definen las enciclopedias seculares: "El mal o la maldad es una condición negativa relativa atribuida al ser humano que indica la ausencia de moralbondadcaridad o afecto natural por su entorno y quienes le rodean, actuar con maldad también implica contravenir deliberadamente usando la astucia, los códigos de conducta, moral o comportamiento oficialmente correctos en un grupo social"  Si lo traduzco en términos bíblicos el mal sería todo aquello que entra en contradicción con el carácter de un Dios moral. Obrar con maldad sería, consecuentemente, obrar actuando de forma contraria a cómo lo haría Jesús.

La actitud que se espera de nosotros hacia el mal es muy clara: odio. El diccionario lo define como rechazo o repugnancia. Por tanto, el seguidor de Jesús no puede permanecer pasivo ante el mal, no puede pretender que no es cosa suya, que no va con él. El seguidor de Jesús está llamado, en imitación del Maestro, a enfrentar y oponerse al mal en todas sus formas y manifestaciones. Siendo, además, muy consciente, de que el mal reside dentro nuestro y éste es nuestro primer y principal campo de batalla. Además, estamos llamados no simplemente a una resistencia pasiva ante el mal, la maldad y el malvado. Sino que el apóstol Pablo nos indica que tenemos en nuestra mano las armas de la victoria sobre el mal, ¡LA PRÁCTICA DEL BIEN!


¿Cómo definirías tu relación con el mal?






Odiad el mal los que amáis al Señor. (Salmo 97:10)


Parece evidente, claro y una conducta natural entre los seguidores de Jesús. ¿Pero qué es mal? Así lo definen las enciclopedias seculares: "El mal o la maldad es una condición negativa relativa atribuida al ser humano que indica la ausencia de moralbondadcaridad o afecto natural por su entorno y quienes le rodean, actuar con maldad también implica contravenir deliberadamente usando la astucia, los códigos de conducta, moral o comportamiento oficialmente correctos en un grupo social"  Si lo traduzco en términos bíblicos el mal sería todo aquello que entra en contradicción con el carácter de un Dios moral. Obrar con maldad sería, consecuentemente, obrar actuando de forma contraria a cómo lo haría Jesús.

La actitud que se espera de nosotros hacia el mal es muy clara: odio. El diccionario lo define como rechazo o repugnancia. Por tanto, el seguidor de Jesús no puede permanecer pasivo ante el mal, no puede pretender que no es cosa suya, que no va con él. El seguidor de Jesús está llamado, en imitación del Maestro, a enfrentar y oponerse al mal en todas sus formas y manifestaciones. Siendo, además, muy consciente, de que el mal reside dentro nuestro y éste es nuestro primer y principal campo de batalla. Además, estamos llamados no simplemente a una resistencia pasiva ante el mal, la maldad y el malvado. Sino que el apóstol Pablo nos indica que tenemos en nuestra mano las armas de la victoria sobre el mal, ¡LA PRÁCTICA DEL BIEN!


¿Cómo definirías tu relación con el mal?