Oh Dios, ponte en acción, defiende tu causa, recuerda que sin cesar te ofende el insensato. No olvides el clamor de tu adversario, el grito de tus rivales que no para de crecer. (Salmo 74:22-23)


Los comienzos de año se relacionan con los buenos propósitos; el nuevo año crea el entorno psicológico y emocional propicio para aventurarse en generar cambios, en ponerse en acción en cosas largamente pospuestas y hacer ajustes que sabemos que nuestra vida necesita.

Uno de los temas que deberíamos afrontar es la indiferencia. Desde mi humilde opinión éste es uno de los grandes pecados que como pueblo del Reino y seguidores de Jesús tenemos. Ya en la época de la segregación racial en los Estados Unidos en los años 60 Martin Luther King Jr afirmaba que, en su opinión, su gran preocupación no era la maldad de los malos, algo totalmente comprensible, sino la indiferencia de los buenos ante la maldad, la injusticia, la corrupción, la marginación, la violencia, la opresión, la pobreza y tantos otros males.

Veo que los salmistas no se conforman con el estatus quo, que claman al Señor por su intervención en los asuntos de este mundo, que mantienen vivo delante de Dios el tema de la injusticia, tal vez porque manteniéndolo vivo delante del Padre, lo mantienen vivo en sus propias conciencias. ¿Qué haremos nosotros? ¿Nos desentenderemos de la realidad humana porque nuestro reino no es de este mundo? ¿Nos olvidaremos del Dios que dejó su gloria para vivir en medio nuestro, como uno de nosotros? ¿Nos escandalizaremos por el aborto pero no por la violencia doméstica, por la homosexualidad y no por la corrupción política? Es mi convicción que no hay ninguna realidad humana que deje indiferente a Dios, consecuentemente tampoco puede dejar indiferente a aquellos que se llaman su pueblo?


De 0 (totalmente indiferente ante la realidad y el dolor humano) a 10 (comprometido y en acción ante el dolor y la realidad del ser humano) ¿Dónde con honestidad te ubicas? ¿Dónde crees que te ubicaría Dios?








Oh Dios, ponte en acción, defiende tu causa, recuerda que sin cesar te ofende el insensato. No olvides el clamor de tu adversario, el grito de tus rivales que no para de crecer. (Salmo 74:22-23)


Los comienzos de año se relacionan con los buenos propósitos; el nuevo año crea el entorno psicológico y emocional propicio para aventurarse en generar cambios, en ponerse en acción en cosas largamente pospuestas y hacer ajustes que sabemos que nuestra vida necesita.

Uno de los temas que deberíamos afrontar es la indiferencia. Desde mi humilde opinión éste es uno de los grandes pecados que como pueblo del Reino y seguidores de Jesús tenemos. Ya en la época de la segregación racial en los Estados Unidos en los años 60 Martin Luther King Jr afirmaba que, en su opinión, su gran preocupación no era la maldad de los malos, algo totalmente comprensible, sino la indiferencia de los buenos ante la maldad, la injusticia, la corrupción, la marginación, la violencia, la opresión, la pobreza y tantos otros males.

Veo que los salmistas no se conforman con el estatus quo, que claman al Señor por su intervención en los asuntos de este mundo, que mantienen vivo delante de Dios el tema de la injusticia, tal vez porque manteniéndolo vivo delante del Padre, lo mantienen vivo en sus propias conciencias. ¿Qué haremos nosotros? ¿Nos desentenderemos de la realidad humana porque nuestro reino no es de este mundo? ¿Nos olvidaremos del Dios que dejó su gloria para vivir en medio nuestro, como uno de nosotros? ¿Nos escandalizaremos por el aborto pero no por la violencia doméstica, por la homosexualidad y no por la corrupción política? Es mi convicción que no hay ninguna realidad humana que deje indiferente a Dios, consecuentemente tampoco puede dejar indiferente a aquellos que se llaman su pueblo?


De 0 (totalmente indiferente ante la realidad y el dolor humano) a 10 (comprometido y en acción ante el dolor y la realidad del ser humano) ¿Dónde con honestidad te ubicas? ¿Dónde crees que te ubicaría Dios?








Oh Dios, ponte en acción, defiende tu causa, recuerda que sin cesar te ofende el insensato. No olvides el clamor de tu adversario, el grito de tus rivales que no para de crecer. (Salmo 74:22-23)


Los comienzos de año se relacionan con los buenos propósitos; el nuevo año crea el entorno psicológico y emocional propicio para aventurarse en generar cambios, en ponerse en acción en cosas largamente pospuestas y hacer ajustes que sabemos que nuestra vida necesita.

Uno de los temas que deberíamos afrontar es la indiferencia. Desde mi humilde opinión éste es uno de los grandes pecados que como pueblo del Reino y seguidores de Jesús tenemos. Ya en la época de la segregación racial en los Estados Unidos en los años 60 Martin Luther King Jr afirmaba que, en su opinión, su gran preocupación no era la maldad de los malos, algo totalmente comprensible, sino la indiferencia de los buenos ante la maldad, la injusticia, la corrupción, la marginación, la violencia, la opresión, la pobreza y tantos otros males.

Veo que los salmistas no se conforman con el estatus quo, que claman al Señor por su intervención en los asuntos de este mundo, que mantienen vivo delante de Dios el tema de la injusticia, tal vez porque manteniéndolo vivo delante del Padre, lo mantienen vivo en sus propias conciencias. ¿Qué haremos nosotros? ¿Nos desentenderemos de la realidad humana porque nuestro reino no es de este mundo? ¿Nos olvidaremos del Dios que dejó su gloria para vivir en medio nuestro, como uno de nosotros? ¿Nos escandalizaremos por el aborto pero no por la violencia doméstica, por la homosexualidad y no por la corrupción política? Es mi convicción que no hay ninguna realidad humana que deje indiferente a Dios, consecuentemente tampoco puede dejar indiferente a aquellos que se llaman su pueblo?


De 0 (totalmente indiferente ante la realidad y el dolor humano) a 10 (comprometido y en acción ante el dolor y la realidad del ser humano) ¿Dónde con honestidad te ubicas? ¿Dónde crees que te ubicaría Dios?