Richard Rohr, un escritor cristiano, tiene un interesante libro sobre la Trinidad llamado la Danza divina. Hoy quiero reproducir un fragmento de su libro que me ha hecho bien y deseo te lo haga a ti también.

Cualquier intento de captar la esencia divina en alguna palabra hablada es inútil, esta es la mejor manera de interpretar el nombre que le fue dado a Moisés, normalmente traducido como alguna variante de "Yo Soy el que Soy", y en su forma hebrea original como YHWH... que normalmente traducimos como Yahvé.

Era para preservar la total inutilidad de intentar conocer a Dios, y para mantener humildes a los creyentes y a la religión con respecto a su capacidad de conocer quién es Dios. La palabra era literalmente impronunciable e indecible por cualquier creyente judío ferviente, como lo sigue siendo para muchos hasta la fecha.

¡Pero la cosa se pone aún mejor!

También era indecible porque había que imitar y replicar el sonido de la respiración humana ¡Inténtalo ahora!

Primero inhala (Di Yah respirando hacia adentro; para hacerlo correctamente debes mantener la cavidad bucal completamente abierta, sin usar lengua ni labios).

Y después exhala (Di vé soltando el aire, y sigue manteniendo totalmente abierto el canal sin usar los labios, sino dejando que el aire recorra la lengua).

Ni siquiera puedes decir "Dios" y saber de lo que estás hablando, pero puedes respirar a Dios. De hecho, esto significa que la primera palabra que "pronunciaste" jamás cuando saliste del cuerpo de tu madre fue el Nombre sagrado.

Tu existencia al desnudo da gloria a Dios mediante lo único que lo ha hecho constantemente desde el nacimiento, que es tomar y devolver el aliento de vida, en partes iguales, a propósito, o te ahogarías. ¡Creo que aquí tenemos una lección!

Algún día habrá un último aliento, y también será el Nombre sagrado.

Prueba a poner diez minutos en un cronómetro con ningún otro plan sino el de respirar de modo consciente el Nombre sagrado. Y cuando sientas la necesidad de una mayor conciencia, gozo y presencia en tu vida, detente y oye este nombre en tu respiración.



Richard Rohr, un escritor cristiano, tiene un interesante libro sobre la Trinidad llamado la Danza divina. Hoy quiero reproducir un fragmento de su libro que me ha hecho bien y deseo te lo haga a ti también.

Cualquier intento de captar la esencia divina en alguna palabra hablada es inútil, esta es la mejor manera de interpretar el nombre que le fue dado a Moisés, normalmente traducido como alguna variante de "Yo Soy el que Soy", y en su forma hebrea original como YHWH... que normalmente traducimos como Yahvé.

Era para preservar la total inutilidad de intentar conocer a Dios, y para mantener humildes a los creyentes y a la religión con respecto a su capacidad de conocer quién es Dios. La palabra era literalmente impronunciable e indecible por cualquier creyente judío ferviente, como lo sigue siendo para muchos hasta la fecha.

¡Pero la cosa se pone aún mejor!

También era indecible porque había que imitar y replicar el sonido de la respiración humana ¡Inténtalo ahora!

Primero inhala (Di Yah respirando hacia adentro; para hacerlo correctamente debes mantener la cavidad bucal completamente abierta, sin usar lengua ni labios).

Y después exhala (Di vé soltando el aire, y sigue manteniendo totalmente abierto el canal sin usar los labios, sino dejando que el aire recorra la lengua).

Ni siquiera puedes decir "Dios" y saber de lo que estás hablando, pero puedes respirar a Dios. De hecho, esto significa que la primera palabra que "pronunciaste" jamás cuando saliste del cuerpo de tu madre fue el Nombre sagrado.

Tu existencia al desnudo da gloria a Dios mediante lo único que lo ha hecho constantemente desde el nacimiento, que es tomar y devolver el aliento de vida, en partes iguales, a propósito, o te ahogarías. ¡Creo que aquí tenemos una lección!

Algún día habrá un último aliento, y también será el Nombre sagrado.

Prueba a poner diez minutos en un cronómetro con ningún otro plan sino el de respirar de modo consciente el Nombre sagrado. Y cuando sientas la necesidad de una mayor conciencia, gozo y presencia en tu vida, detente y oye este nombre en tu respiración.



Richard Rohr, un escritor cristiano, tiene un interesante libro sobre la Trinidad llamado la Danza divina. Hoy quiero reproducir un fragmento de su libro que me ha hecho bien y deseo te lo haga a ti también.

Cualquier intento de captar la esencia divina en alguna palabra hablada es inútil, esta es la mejor manera de interpretar el nombre que le fue dado a Moisés, normalmente traducido como alguna variante de "Yo Soy el que Soy", y en su forma hebrea original como YHWH... que normalmente traducimos como Yahvé.

Era para preservar la total inutilidad de intentar conocer a Dios, y para mantener humildes a los creyentes y a la religión con respecto a su capacidad de conocer quién es Dios. La palabra era literalmente impronunciable e indecible por cualquier creyente judío ferviente, como lo sigue siendo para muchos hasta la fecha.

¡Pero la cosa se pone aún mejor!

También era indecible porque había que imitar y replicar el sonido de la respiración humana ¡Inténtalo ahora!

Primero inhala (Di Yah respirando hacia adentro; para hacerlo correctamente debes mantener la cavidad bucal completamente abierta, sin usar lengua ni labios).

Y después exhala (Di vé soltando el aire, y sigue manteniendo totalmente abierto el canal sin usar los labios, sino dejando que el aire recorra la lengua).

Ni siquiera puedes decir "Dios" y saber de lo que estás hablando, pero puedes respirar a Dios. De hecho, esto significa que la primera palabra que "pronunciaste" jamás cuando saliste del cuerpo de tu madre fue el Nombre sagrado.

Tu existencia al desnudo da gloria a Dios mediante lo único que lo ha hecho constantemente desde el nacimiento, que es tomar y devolver el aliento de vida, en partes iguales, a propósito, o te ahogarías. ¡Creo que aquí tenemos una lección!

Algún día habrá un último aliento, y también será el Nombre sagrado.

Prueba a poner diez minutos en un cronómetro con ningún otro plan sino el de respirar de modo consciente el Nombre sagrado. Y cuando sientas la necesidad de una mayor conciencia, gozo y presencia en tu vida, detente y oye este nombre en tu respiración.