No tengáis miedo; manteneos firmes. (Éxodo 14:13)


Hay ocasiones en las que la vida pesa. Las circunstancias abruman. El futuro genera incertidumbre. Ocasiones en las que uno no sabe qué hacer, hacia dónde tirar, cómo afrontar. Ocasiones en las que no se tiene el control y nada se puede hacer por recuperarlo; eso en el caso de que en alguna ocasión lo hayamos tenido. Es mira ilusión pretender controlar nuestras vidas en un mundo donde cada vez más y más hay fuerzas políticas, económicas, sociales y culturales que desde las bambalinas parece que están decidiendo todo acerca de nuestras vidas. Pero tal vez no hace falta ir tan lejos. No es necesario pensar en macro, simplemente pensando en micro uno es consciente -si desea serlo- de la precariedad y vulnerabilidad.

¿Y qué debemos hacer los seguidores de Jesús? ¿Hemos de participar y sucumbir a las mismas angustias, miedos y pánico que aquellos que no conocen a Dios? ¿Qué diferencia marca su presencia en nuestras, o debería marcar? Mis amigos católicos hablan de abandonarse en Dios. Me gusta la expresión, pero aún más me gusta lo que significa. Esa entrega confiada del niño en su padre o madre. Ese refugio que encontramos en aquel que creemos está por encima de toda circunstancia, que sigue controlando el universo. Nosotros, los protestantes, le llamamos confiar, descansar, encontrar refugio en Dios. Distintas versiones de una misma realidad, la de esperar sin miedo y continuar firmes.

¿Qué necesitas abandonar, confiar, descansar en Jesús?



No tengáis miedo; manteneos firmes. (Éxodo 14:13)


Hay ocasiones en las que la vida pesa. Las circunstancias abruman. El futuro genera incertidumbre. Ocasiones en las que uno no sabe qué hacer, hacia dónde tirar, cómo afrontar. Ocasiones en las que no se tiene el control y nada se puede hacer por recuperarlo; eso en el caso de que en alguna ocasión lo hayamos tenido. Es mira ilusión pretender controlar nuestras vidas en un mundo donde cada vez más y más hay fuerzas políticas, económicas, sociales y culturales que desde las bambalinas parece que están decidiendo todo acerca de nuestras vidas. Pero tal vez no hace falta ir tan lejos. No es necesario pensar en macro, simplemente pensando en micro uno es consciente -si desea serlo- de la precariedad y vulnerabilidad.

¿Y qué debemos hacer los seguidores de Jesús? ¿Hemos de participar y sucumbir a las mismas angustias, miedos y pánico que aquellos que no conocen a Dios? ¿Qué diferencia marca su presencia en nuestras, o debería marcar? Mis amigos católicos hablan de abandonarse en Dios. Me gusta la expresión, pero aún más me gusta lo que significa. Esa entrega confiada del niño en su padre o madre. Ese refugio que encontramos en aquel que creemos está por encima de toda circunstancia, que sigue controlando el universo. Nosotros, los protestantes, le llamamos confiar, descansar, encontrar refugio en Dios. Distintas versiones de una misma realidad, la de esperar sin miedo y continuar firmes.

¿Qué necesitas abandonar, confiar, descansar en Jesús?



No tengáis miedo; manteneos firmes. (Éxodo 14:13)


Hay ocasiones en las que la vida pesa. Las circunstancias abruman. El futuro genera incertidumbre. Ocasiones en las que uno no sabe qué hacer, hacia dónde tirar, cómo afrontar. Ocasiones en las que no se tiene el control y nada se puede hacer por recuperarlo; eso en el caso de que en alguna ocasión lo hayamos tenido. Es mira ilusión pretender controlar nuestras vidas en un mundo donde cada vez más y más hay fuerzas políticas, económicas, sociales y culturales que desde las bambalinas parece que están decidiendo todo acerca de nuestras vidas. Pero tal vez no hace falta ir tan lejos. No es necesario pensar en macro, simplemente pensando en micro uno es consciente -si desea serlo- de la precariedad y vulnerabilidad.

¿Y qué debemos hacer los seguidores de Jesús? ¿Hemos de participar y sucumbir a las mismas angustias, miedos y pánico que aquellos que no conocen a Dios? ¿Qué diferencia marca su presencia en nuestras, o debería marcar? Mis amigos católicos hablan de abandonarse en Dios. Me gusta la expresión, pero aún más me gusta lo que significa. Esa entrega confiada del niño en su padre o madre. Ese refugio que encontramos en aquel que creemos está por encima de toda circunstancia, que sigue controlando el universo. Nosotros, los protestantes, le llamamos confiar, descansar, encontrar refugio en Dios. Distintas versiones de una misma realidad, la de esperar sin miedo y continuar firmes.

¿Qué necesitas abandonar, confiar, descansar en Jesús?