Prestadme atención vosotros, los que adoráis a Dios; venid, que voy a contaros lo que Dios ha hecho por mí. (Salmo 66:16)


Nos ha preservado la vida en medio de la pandemia.

Ha preservado la vida de nuestro nieto y sus padre.

Ha preservado la vida de Anna, nuestra nuera, que trabaja en un hospital como médica.

Ha preservado la vida de Marc, nuestro yerno, que por su trabajo se ha de mover de casa en casa.

Ha preservado la vida de Anna, nuestra hija, y su embarazo, el nuevo nieto se ha formado bien y está a punto de llegar.

Ha preservado la vida de mis hermanos, cuñados y sobrinos.

Ha seguido proveyendo recursos económicos para todos los antes mencionados en medio de tantas dificultades económicas, sociales y políticas.

Ha bendecido nuestro matrimonio que ha crecido en este tiempo de pandemia.

Ha aumentado nuestra sensibilidad hacia el que sufre, padece y está solo.

Cuando hay llegado los momentos de cansancio, desgaste, desánimo -que los han habido- nos ha sostenido y renovado.

Nos ha permitido reinventarnos en medio de este tiempo inesperado para poder seguir siendo de bendición a otros por medio del ministerio.

Nos ha permitido aprender las nuevas tecnologías para poder seguir multiplicando nuestro impacto.

Nos ha permitido entender perspectivas del seguimiento de Jesús que, hasta ahora, no habíamos percibido.

Nos ha permitido experimentar que no es la ausencia de dolor o sufrimiento el estado deseable del ser humano; sino experimentar al Señor y su gracia en medio de ello.

Podríamos seguir contando, pero solo añadiremos que hemos experimentando como nunca antes el amor, la aceptación y la gracia incondicional de Dios.

¿Qué puedes contar a otros que Dios ha hecho en tu vida?

 



Prestadme atención vosotros, los que adoráis a Dios; venid, que voy a contaros lo que Dios ha hecho por mí. (Salmo 66:16)


Nos ha preservado la vida en medio de la pandemia.

Ha preservado la vida de nuestro nieto y sus padre.

Ha preservado la vida de Anna, nuestra nuera, que trabaja en un hospital como médica.

Ha preservado la vida de Marc, nuestro yerno, que por su trabajo se ha de mover de casa en casa.

Ha preservado la vida de Anna, nuestra hija, y su embarazo, el nuevo nieto se ha formado bien y está a punto de llegar.

Ha preservado la vida de mis hermanos, cuñados y sobrinos.

Ha seguido proveyendo recursos económicos para todos los antes mencionados en medio de tantas dificultades económicas, sociales y políticas.

Ha bendecido nuestro matrimonio que ha crecido en este tiempo de pandemia.

Ha aumentado nuestra sensibilidad hacia el que sufre, padece y está solo.

Cuando hay llegado los momentos de cansancio, desgaste, desánimo -que los han habido- nos ha sostenido y renovado.

Nos ha permitido reinventarnos en medio de este tiempo inesperado para poder seguir siendo de bendición a otros por medio del ministerio.

Nos ha permitido aprender las nuevas tecnologías para poder seguir multiplicando nuestro impacto.

Nos ha permitido entender perspectivas del seguimiento de Jesús que, hasta ahora, no habíamos percibido.

Nos ha permitido experimentar que no es la ausencia de dolor o sufrimiento el estado deseable del ser humano; sino experimentar al Señor y su gracia en medio de ello.

Podríamos seguir contando, pero solo añadiremos que hemos experimentando como nunca antes el amor, la aceptación y la gracia incondicional de Dios.

¿Qué puedes contar a otros que Dios ha hecho en tu vida?

 



Prestadme atención vosotros, los que adoráis a Dios; venid, que voy a contaros lo que Dios ha hecho por mí. (Salmo 66:16)


Nos ha preservado la vida en medio de la pandemia.

Ha preservado la vida de nuestro nieto y sus padre.

Ha preservado la vida de Anna, nuestra nuera, que trabaja en un hospital como médica.

Ha preservado la vida de Marc, nuestro yerno, que por su trabajo se ha de mover de casa en casa.

Ha preservado la vida de Anna, nuestra hija, y su embarazo, el nuevo nieto se ha formado bien y está a punto de llegar.

Ha preservado la vida de mis hermanos, cuñados y sobrinos.

Ha seguido proveyendo recursos económicos para todos los antes mencionados en medio de tantas dificultades económicas, sociales y políticas.

Ha bendecido nuestro matrimonio que ha crecido en este tiempo de pandemia.

Ha aumentado nuestra sensibilidad hacia el que sufre, padece y está solo.

Cuando hay llegado los momentos de cansancio, desgaste, desánimo -que los han habido- nos ha sostenido y renovado.

Nos ha permitido reinventarnos en medio de este tiempo inesperado para poder seguir siendo de bendición a otros por medio del ministerio.

Nos ha permitido aprender las nuevas tecnologías para poder seguir multiplicando nuestro impacto.

Nos ha permitido entender perspectivas del seguimiento de Jesús que, hasta ahora, no habíamos percibido.

Nos ha permitido experimentar que no es la ausencia de dolor o sufrimiento el estado deseable del ser humano; sino experimentar al Señor y su gracia en medio de ello.

Podríamos seguir contando, pero solo añadiremos que hemos experimentando como nunca antes el amor, la aceptación y la gracia incondicional de Dios.

¿Qué puedes contar a otros que Dios ha hecho en tu vida?