Samuel seguía creciendo y el Señor lo protegía, sin dejar de cumplir ni un sola de sus palabras. (1 Samuel 3:11)


El apóstol Pedro afirma una cosa fantástica, que tenemos el ADN del Señor (2 Pedro 1:4). Normal si consideramos que somos hijos suyos por medio del nuevo nacimiento. Por tanto, todo el potencial reside en nosotros, potencial confirmado por la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

Pero tener el potencial no implica que lo desarrollemos. Un niño nace con un determinado ADN, sin embargo, la falta de alimentación, higiene y cuidados puede hacer que ese potencial no pueda desarrollarse tanto como sería posible. Del mismo modo, en ambiente tiene una influencia que también afectará a la capacidad de desarrollo de ese potencial innato. Hay, pues, una mezcla de ambiente y cuidado que interactúan de forma constante.

En el caso de Samuel vemos que seguía creciendo bajo la protección del Señor. Nuestra situación es similar a la suya, la cuestión es si nosotros seguimos creciendo y desarrollando el potencial del ADN divino. Mi experiencia me enseña que muchos seguidores de Jesús carecen de intencionalidad en esto. Pueden serlo en sus negocios, en su cuidado físico, en su desarrollo intelectual, en su carrera profesional, pero, el seguir creciendo en Jesús lo dejan al azar, a lo que caiga, a lo que su pastor decida que necesita alimentarse. 

Piensa en ti mismo ¿Por qué si en tantas áreas de tu vida eres intencional y proactivo en esta simplemente eres pasivo y reactivo? Mañana, si el Padre lo permite, seguimos.

 



Samuel seguía creciendo y el Señor lo protegía, sin dejar de cumplir ni un sola de sus palabras. (1 Samuel 3:11)


El apóstol Pedro afirma una cosa fantástica, que tenemos el ADN del Señor (2 Pedro 1:4). Normal si consideramos que somos hijos suyos por medio del nuevo nacimiento. Por tanto, todo el potencial reside en nosotros, potencial confirmado por la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

Pero tener el potencial no implica que lo desarrollemos. Un niño nace con un determinado ADN, sin embargo, la falta de alimentación, higiene y cuidados puede hacer que ese potencial no pueda desarrollarse tanto como sería posible. Del mismo modo, en ambiente tiene una influencia que también afectará a la capacidad de desarrollo de ese potencial innato. Hay, pues, una mezcla de ambiente y cuidado que interactúan de forma constante.

En el caso de Samuel vemos que seguía creciendo bajo la protección del Señor. Nuestra situación es similar a la suya, la cuestión es si nosotros seguimos creciendo y desarrollando el potencial del ADN divino. Mi experiencia me enseña que muchos seguidores de Jesús carecen de intencionalidad en esto. Pueden serlo en sus negocios, en su cuidado físico, en su desarrollo intelectual, en su carrera profesional, pero, el seguir creciendo en Jesús lo dejan al azar, a lo que caiga, a lo que su pastor decida que necesita alimentarse. 

Piensa en ti mismo ¿Por qué si en tantas áreas de tu vida eres intencional y proactivo en esta simplemente eres pasivo y reactivo? Mañana, si el Padre lo permite, seguimos.

 



Samuel seguía creciendo y el Señor lo protegía, sin dejar de cumplir ni un sola de sus palabras. (1 Samuel 3:11)


El apóstol Pedro afirma una cosa fantástica, que tenemos el ADN del Señor (2 Pedro 1:4). Normal si consideramos que somos hijos suyos por medio del nuevo nacimiento. Por tanto, todo el potencial reside en nosotros, potencial confirmado por la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

Pero tener el potencial no implica que lo desarrollemos. Un niño nace con un determinado ADN, sin embargo, la falta de alimentación, higiene y cuidados puede hacer que ese potencial no pueda desarrollarse tanto como sería posible. Del mismo modo, en ambiente tiene una influencia que también afectará a la capacidad de desarrollo de ese potencial innato. Hay, pues, una mezcla de ambiente y cuidado que interactúan de forma constante.

En el caso de Samuel vemos que seguía creciendo bajo la protección del Señor. Nuestra situación es similar a la suya, la cuestión es si nosotros seguimos creciendo y desarrollando el potencial del ADN divino. Mi experiencia me enseña que muchos seguidores de Jesús carecen de intencionalidad en esto. Pueden serlo en sus negocios, en su cuidado físico, en su desarrollo intelectual, en su carrera profesional, pero, el seguir creciendo en Jesús lo dejan al azar, a lo que caiga, a lo que su pastor decida que necesita alimentarse. 

Piensa en ti mismo ¿Por qué si en tantas áreas de tu vida eres intencional y proactivo en esta simplemente eres pasivo y reactivo? Mañana, si el Padre lo permite, seguimos.

 



Samuel seguía creciendo y el Señor lo protegía, sin dejar de cumplir ni un sola de sus palabras. (1 Samuel 3:11)


El apóstol Pedro afirma una cosa fantástica, que tenemos el ADN del Señor (2 Pedro 1:4). Normal si consideramos que somos hijos suyos por medio del nuevo nacimiento. Por tanto, todo el potencial reside en nosotros, potencial confirmado por la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

Pero tener el potencial no implica que lo desarrollemos. Un niño nace con un determinado ADN, sin embargo, la falta de alimentación, higiene y cuidados puede hacer que ese potencial no pueda desarrollarse tanto como sería posible. Del mismo modo, en ambiente tiene una influencia que también afectará a la capacidad de desarrollo de ese potencial innato. Hay, pues, una mezcla de ambiente y cuidado que interactúan de forma constante.

En el caso de Samuel vemos que seguía creciendo bajo la protección del Señor. Nuestra situación es similar a la suya, la cuestión es si nosotros seguimos creciendo y desarrollando el potencial del ADN divino. Mi experiencia me enseña que muchos seguidores de Jesús carecen de intencionalidad en esto. Pueden serlo en sus negocios, en su cuidado físico, en su desarrollo intelectual, en su carrera profesional, pero, el seguir creciendo en Jesús lo dejan al azar, a lo que caiga, a lo que su pastor decida que necesita alimentarse. 

Piensa en ti mismo ¿Por qué si en tantas áreas de tu vida eres intencional y proactivo en esta simplemente eres pasivo y reactivo? Mañana, si el Padre lo permite, seguimos.