David le contestó:

— ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro!  ¡Bendita tu sensatez y también tú que me has impedido hoy derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano!  ¡Te juro por el Señor, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte daño, porque si tú no te hubieras apresurado en salir a mi encuentro, al amanecer no le habría quedado vivo a Nabal ni un solo varón!  (1 Samuel 25:32.34)

Como siempre, vale la pena leer el pasaje completo. David ha sido maltratado por Nabal, un rico hacendado a quien había brindado protección para que sus ganados no fueran expoliados. A una petición de ayuda de David respondió de tal manera que encendió la ira del rey ungido y este decidió vengarse. Es más que cuestionable este acto de tomar venganza. Pero, aun lo es más la desproporción entre la ofensa -negarse a darle víveres- y la respuesta -aniquilar a toda la familia de Nabal-. Se mire como se mire y por mucha simpatía que uno pueda tener por David, su intención era la reacción de un hombre airado y la ira acostumbra a ser muy mala consejera pues nubla el entendimiento y la razón.

Afortunadamente había una persona con la cabeza bien amueblada, llena de sentido común, Abigail. Conocedora de cómo había actuado su marido decidió tomar cartas en el asunto para evitar una catástrofe y salió al paso de David para aplacar su ira y hacerle ver lo terrible de la situación. La actuación de esta mujer fue una bendición para David -le evitó hacer algo horrible- y para su propia familia. Es curioso que nadie entre los allegados de David le trato de disuadir de sus planes, antes al contrario, le siguieron lealmente, probablemente compartiendo el mismo despecho que él.

La enseñanza  para mí de este pasaje es la importancia de tener a nuestro alrededor personas que, lejos de jalearnos, darnos la razón aunque no la tengamos, apoyarnos incondicionalmente en aquello que pensamos llevar a cabo, etc., sean para nosotros gente como Abigail, que nos de retroalimentación, que nos de feedback, que nos ayuden a ver la perspectiva correcta sobre las situaciones pues, de lo contrario, nos podemos ver abocados a cometer y llevar a cabo muchas acciones de las que luego podemos arrepentirnos y que pueden dañar mucho a otros.

¿Quién en tu vida juega o debería jugar ese rol que tuvo Abigail con David?




 



David le contestó:

— ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro!  ¡Bendita tu sensatez y también tú que me has impedido hoy derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano!  ¡Te juro por el Señor, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte daño, porque si tú no te hubieras apresurado en salir a mi encuentro, al amanecer no le habría quedado vivo a Nabal ni un solo varón!  (1 Samuel 25:32.34)

Como siempre, vale la pena leer el pasaje completo. David ha sido maltratado por Nabal, un rico hacendado a quien había brindado protección para que sus ganados no fueran expoliados. A una petición de ayuda de David respondió de tal manera que encendió la ira del rey ungido y este decidió vengarse. Es más que cuestionable este acto de tomar venganza. Pero, aun lo es más la desproporción entre la ofensa -negarse a darle víveres- y la respuesta -aniquilar a toda la familia de Nabal-. Se mire como se mire y por mucha simpatía que uno pueda tener por David, su intención era la reacción de un hombre airado y la ira acostumbra a ser muy mala consejera pues nubla el entendimiento y la razón.

Afortunadamente había una persona con la cabeza bien amueblada, llena de sentido común, Abigail. Conocedora de cómo había actuado su marido decidió tomar cartas en el asunto para evitar una catástrofe y salió al paso de David para aplacar su ira y hacerle ver lo terrible de la situación. La actuación de esta mujer fue una bendición para David -le evitó hacer algo horrible- y para su propia familia. Es curioso que nadie entre los allegados de David le trato de disuadir de sus planes, antes al contrario, le siguieron lealmente, probablemente compartiendo el mismo despecho que él.

La enseñanza  para mí de este pasaje es la importancia de tener a nuestro alrededor personas que, lejos de jalearnos, darnos la razón aunque no la tengamos, apoyarnos incondicionalmente en aquello que pensamos llevar a cabo, etc., sean para nosotros gente como Abigail, que nos de retroalimentación, que nos de feedback, que nos ayuden a ver la perspectiva correcta sobre las situaciones pues, de lo contrario, nos podemos ver abocados a cometer y llevar a cabo muchas acciones de las que luego podemos arrepentirnos y que pueden dañar mucho a otros.

¿Quién en tu vida juega o debería jugar ese rol que tuvo Abigail con David?




 



David le contestó:

— ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro!  ¡Bendita tu sensatez y también tú que me has impedido hoy derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano!  ¡Te juro por el Señor, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte daño, porque si tú no te hubieras apresurado en salir a mi encuentro, al amanecer no le habría quedado vivo a Nabal ni un solo varón!  (1 Samuel 25:32.34)

Como siempre, vale la pena leer el pasaje completo. David ha sido maltratado por Nabal, un rico hacendado a quien había brindado protección para que sus ganados no fueran expoliados. A una petición de ayuda de David respondió de tal manera que encendió la ira del rey ungido y este decidió vengarse. Es más que cuestionable este acto de tomar venganza. Pero, aun lo es más la desproporción entre la ofensa -negarse a darle víveres- y la respuesta -aniquilar a toda la familia de Nabal-. Se mire como se mire y por mucha simpatía que uno pueda tener por David, su intención era la reacción de un hombre airado y la ira acostumbra a ser muy mala consejera pues nubla el entendimiento y la razón.

Afortunadamente había una persona con la cabeza bien amueblada, llena de sentido común, Abigail. Conocedora de cómo había actuado su marido decidió tomar cartas en el asunto para evitar una catástrofe y salió al paso de David para aplacar su ira y hacerle ver lo terrible de la situación. La actuación de esta mujer fue una bendición para David -le evitó hacer algo horrible- y para su propia familia. Es curioso que nadie entre los allegados de David le trato de disuadir de sus planes, antes al contrario, le siguieron lealmente, probablemente compartiendo el mismo despecho que él.

La enseñanza  para mí de este pasaje es la importancia de tener a nuestro alrededor personas que, lejos de jalearnos, darnos la razón aunque no la tengamos, apoyarnos incondicionalmente en aquello que pensamos llevar a cabo, etc., sean para nosotros gente como Abigail, que nos de retroalimentación, que nos de feedback, que nos ayuden a ver la perspectiva correcta sobre las situaciones pues, de lo contrario, nos podemos ver abocados a cometer y llevar a cabo muchas acciones de las que luego podemos arrepentirnos y que pueden dañar mucho a otros.

¿Quién en tu vida juega o debería jugar ese rol que tuvo Abigail con David?