El Señor pagará a cada cual según su justicia y su lealtad. El Señor te ha entregado hoy en mi mano, pero yo no he querido levantar mi mano contra el ungido del Señor. (1 Samuel 26:23)


"El ser humano solo puede recibir lo que Dios quiera darle". Estas palabras, respuesta de Juan el Bautista a sus discípulos preocupados por la pérdida de influencia de su líder, han sido para mi esposa y para mí un lema en nuestro ministerio. Nos ha protegido de ambiciones no saludables y de preocuparnos por tener poder, influencia, impacto, etc. Siempre hemos pensado que aquello que el Señor tenga preparado para nosotros nadie nos lo quitará; del mismo modo, las puertas que Él no abra no lo intentaremos nosotros a patadas.

Creo que es la misma actitud que refleja David en este capítulo. Por segunda vez se le ofrece la oportunidad de quitar en en medio a Saúl quien no cesa en buscar su muerte. El rey había sido abandonado por el Señor y, además, David había sido ungido ya por Samuel. Únicamente Saúl y su mala manera de proceder el separaban del trono. Sin embargo, no tenía ningún interés de acelerar los planes del Señor. Entendió y vivió confiado en que lo que Dios tenía preparado para él se cumpliría en su momento, a su tiempo, pero no pensaba acelerarlo. Eso no quiere decir que fuera tonto y pasivo. Bien se preocupó de huir del rey y fue astuto en preservar su vida mientras esperaba que Dios cumpliera su propósito.

Esto debería y podría darnos mucha paz con respecto al futuro, especialmente, aunque no únicamente, para que ellos que están en posiciones de liderazgo. Descansa, lo que es tuyo de parte de. Señor nadie te lo podrá robar. Lo que no es tuyo no vale la pena que luches por ello.


¿En qué situaciones de tu vida es aplicable este principio?

 



El Señor pagará a cada cual según su justicia y su lealtad. El Señor te ha entregado hoy en mi mano, pero yo no he querido levantar mi mano contra el ungido del Señor. (1 Samuel 26:23)


"El ser humano solo puede recibir lo que Dios quiera darle". Estas palabras, respuesta de Juan el Bautista a sus discípulos preocupados por la pérdida de influencia de su líder, han sido para mi esposa y para mí un lema en nuestro ministerio. Nos ha protegido de ambiciones no saludables y de preocuparnos por tener poder, influencia, impacto, etc. Siempre hemos pensado que aquello que el Señor tenga preparado para nosotros nadie nos lo quitará; del mismo modo, las puertas que Él no abra no lo intentaremos nosotros a patadas.

Creo que es la misma actitud que refleja David en este capítulo. Por segunda vez se le ofrece la oportunidad de quitar en en medio a Saúl quien no cesa en buscar su muerte. El rey había sido abandonado por el Señor y, además, David había sido ungido ya por Samuel. Únicamente Saúl y su mala manera de proceder el separaban del trono. Sin embargo, no tenía ningún interés de acelerar los planes del Señor. Entendió y vivió confiado en que lo que Dios tenía preparado para él se cumpliría en su momento, a su tiempo, pero no pensaba acelerarlo. Eso no quiere decir que fuera tonto y pasivo. Bien se preocupó de huir del rey y fue astuto en preservar su vida mientras esperaba que Dios cumpliera su propósito.

Esto debería y podría darnos mucha paz con respecto al futuro, especialmente, aunque no únicamente, para que ellos que están en posiciones de liderazgo. Descansa, lo que es tuyo de parte de. Señor nadie te lo podrá robar. Lo que no es tuyo no vale la pena que luches por ello.


¿En qué situaciones de tu vida es aplicable este principio?

 



El Señor pagará a cada cual según su justicia y su lealtad. El Señor te ha entregado hoy en mi mano, pero yo no he querido levantar mi mano contra el ungido del Señor. (1 Samuel 26:23)


"El ser humano solo puede recibir lo que Dios quiera darle". Estas palabras, respuesta de Juan el Bautista a sus discípulos preocupados por la pérdida de influencia de su líder, han sido para mi esposa y para mí un lema en nuestro ministerio. Nos ha protegido de ambiciones no saludables y de preocuparnos por tener poder, influencia, impacto, etc. Siempre hemos pensado que aquello que el Señor tenga preparado para nosotros nadie nos lo quitará; del mismo modo, las puertas que Él no abra no lo intentaremos nosotros a patadas.

Creo que es la misma actitud que refleja David en este capítulo. Por segunda vez se le ofrece la oportunidad de quitar en en medio a Saúl quien no cesa en buscar su muerte. El rey había sido abandonado por el Señor y, además, David había sido ungido ya por Samuel. Únicamente Saúl y su mala manera de proceder el separaban del trono. Sin embargo, no tenía ningún interés de acelerar los planes del Señor. Entendió y vivió confiado en que lo que Dios tenía preparado para él se cumpliría en su momento, a su tiempo, pero no pensaba acelerarlo. Eso no quiere decir que fuera tonto y pasivo. Bien se preocupó de huir del rey y fue astuto en preservar su vida mientras esperaba que Dios cumpliera su propósito.

Esto debería y podría darnos mucha paz con respecto al futuro, especialmente, aunque no únicamente, para que ellos que están en posiciones de liderazgo. Descansa, lo que es tuyo de parte de. Señor nadie te lo podrá robar. Lo que no es tuyo no vale la pena que luches por ello.


¿En qué situaciones de tu vida es aplicable este principio?