El perdona todos tus pecados. (Salmo 103:3)


Una de las palabras que la Biblia usa para pecado expresa la idea de algo que se ha estropeado y que no hay manera de que vuelva a su forma original. Ha quedado, por decirlo de alguna manera, corrompido y, por más que uno se esfuerce es imposible que recobre su forma original.

Ciertamente eso es lo que el pecado ha hecho con nosotros, no somos las personas que Dios tuvo en mente cuando nos creó, somos una versión grotesca, deformada de lo que podríamos ser; somos, en definitiva, el producto del pecado. 

Por eso, el perdón de los pecados no es un acción meramente pasiva, no se trata de un borrón y cuenta nueva. Más bien se trata de un proceso en el que Dios trabaja para darnos aquella forma que nunca debimos de haber perdido. El lenguaje bíblico usa la expresión: "Cristo formado en nosotros". Ciertamente, porque cuando volvemos a la casa del Padre y recibimos el perdón, comienza un proceso de aprender a vivir de nuevo como hijos, recobrar el destino y propósito para el que fuimos creados.

Ese proceso -piensa en la fotografía que encabeza esta entrada- es en ocasiones doloroso. Para recobrar la forma original que perdimos hay que hacer quiebres y volver a enderezar lo que está torcido. Eso, no siempre nos gusta y, con frecuencia, nos resistimos a ese trabajo del Señor en nuestras vidas; tal vez porque hemos perdido la perspectiva de cual será el resultado final y nos creemos la mentira de que así estamos bien.

En definitiva, el perdón es un proceso de volver a ser lo que nunca debemos de dejar de ser. No te resistas.

 




El perdona todos tus pecados. (Salmo 103:3)


Una de las palabras que la Biblia usa para pecado expresa la idea de algo que se ha estropeado y que no hay manera de que vuelva a su forma original. Ha quedado, por decirlo de alguna manera, corrompido y, por más que uno se esfuerce es imposible que recobre su forma original.

Ciertamente eso es lo que el pecado ha hecho con nosotros, no somos las personas que Dios tuvo en mente cuando nos creó, somos una versión grotesca, deformada de lo que podríamos ser; somos, en definitiva, el producto del pecado. 

Por eso, el perdón de los pecados no es un acción meramente pasiva, no se trata de un borrón y cuenta nueva. Más bien se trata de un proceso en el que Dios trabaja para darnos aquella forma que nunca debimos de haber perdido. El lenguaje bíblico usa la expresión: "Cristo formado en nosotros". Ciertamente, porque cuando volvemos a la casa del Padre y recibimos el perdón, comienza un proceso de aprender a vivir de nuevo como hijos, recobrar el destino y propósito para el que fuimos creados.

Ese proceso -piensa en la fotografía que encabeza esta entrada- es en ocasiones doloroso. Para recobrar la forma original que perdimos hay que hacer quiebres y volver a enderezar lo que está torcido. Eso, no siempre nos gusta y, con frecuencia, nos resistimos a ese trabajo del Señor en nuestras vidas; tal vez porque hemos perdido la perspectiva de cual será el resultado final y nos creemos la mentira de que así estamos bien.

En definitiva, el perdón es un proceso de volver a ser lo que nunca debemos de dejar de ser. No te resistas.

 




El perdona todos tus pecados. (Salmo 103:3)


Una de las palabras que la Biblia usa para pecado expresa la idea de algo que se ha estropeado y que no hay manera de que vuelva a su forma original. Ha quedado, por decirlo de alguna manera, corrompido y, por más que uno se esfuerce es imposible que recobre su forma original.

Ciertamente eso es lo que el pecado ha hecho con nosotros, no somos las personas que Dios tuvo en mente cuando nos creó, somos una versión grotesca, deformada de lo que podríamos ser; somos, en definitiva, el producto del pecado. 

Por eso, el perdón de los pecados no es un acción meramente pasiva, no se trata de un borrón y cuenta nueva. Más bien se trata de un proceso en el que Dios trabaja para darnos aquella forma que nunca debimos de haber perdido. El lenguaje bíblico usa la expresión: "Cristo formado en nosotros". Ciertamente, porque cuando volvemos a la casa del Padre y recibimos el perdón, comienza un proceso de aprender a vivir de nuevo como hijos, recobrar el destino y propósito para el que fuimos creados.

Ese proceso -piensa en la fotografía que encabeza esta entrada- es en ocasiones doloroso. Para recobrar la forma original que perdimos hay que hacer quiebres y volver a enderezar lo que está torcido. Eso, no siempre nos gusta y, con frecuencia, nos resistimos a ese trabajo del Señor en nuestras vidas; tal vez porque hemos perdido la perspectiva de cual será el resultado final y nos creemos la mentira de que así estamos bien.

En definitiva, el perdón es un proceso de volver a ser lo que nunca debemos de dejar de ser. No te resistas.

 




El perdona todos tus pecados. (Salmo 103:3)


Una de las palabras que la Biblia usa para pecado expresa la idea de algo que se ha estropeado y que no hay manera de que vuelva a su forma original. Ha quedado, por decirlo de alguna manera, corrompido y, por más que uno se esfuerce es imposible que recobre su forma original.

Ciertamente eso es lo que el pecado ha hecho con nosotros, no somos las personas que Dios tuvo en mente cuando nos creó, somos una versión grotesca, deformada de lo que podríamos ser; somos, en definitiva, el producto del pecado. 

Por eso, el perdón de los pecados no es un acción meramente pasiva, no se trata de un borrón y cuenta nueva. Más bien se trata de un proceso en el que Dios trabaja para darnos aquella forma que nunca debimos de haber perdido. El lenguaje bíblico usa la expresión: "Cristo formado en nosotros". Ciertamente, porque cuando volvemos a la casa del Padre y recibimos el perdón, comienza un proceso de aprender a vivir de nuevo como hijos, recobrar el destino y propósito para el que fuimos creados.

Ese proceso -piensa en la fotografía que encabeza esta entrada- es en ocasiones doloroso. Para recobrar la forma original que perdimos hay que hacer quiebres y volver a enderezar lo que está torcido. Eso, no siempre nos gusta y, con frecuencia, nos resistimos a ese trabajo del Señor en nuestras vidas; tal vez porque hemos perdido la perspectiva de cual será el resultado final y nos creemos la mentira de que así estamos bien.

En definitiva, el perdón es un proceso de volver a ser lo que nunca debemos de dejar de ser. No te resistas.