¡Qué alaben a Dios todos los seres vivos! (Salmo 150:6)


Hoy termino mi viaje espiritual a través de los salmos. Ahora toca buscar nuevos caminos.

La queja es instintiva, nos sale, por así decirlo, de natural. Sea o no científico, afirmaría que forma parte de nuestro ADN. Estoy seguro que los psicólogos evolucionistas afirmarán su increíble valor para nuestra supervivencia como especie. Muchos de nosotros hemos desarrollado auténticas maestrías en el noble arte de la queja. Siempre vamos a encontrar un motivo para hacerlo.

La alabanza y la gratitud son opciones. No son respuestas naturales, hay que ser intencionales y proactivos en generarlas; no en pocas ocasiones luchando contra nuestro natural instinto a la queja. Mientras la queja seca nuestro corazón, la alabanza lo regenera y lo elevan por encima de las circunstancias. ¿Estoy diciendo que debemos ignorar las situaciones difíciles de nuestra vida? Para nada, estoy afirmando que por medio de la alabanza y la gratitud nos elevamos por encima de ellas hacia la luz.

 



¡Qué alaben a Dios todos los seres vivos! (Salmo 150:6)


Hoy termino mi viaje espiritual a través de los salmos. Ahora toca buscar nuevos caminos.

La queja es instintiva, nos sale, por así decirlo, de natural. Sea o no científico, afirmaría que forma parte de nuestro ADN. Estoy seguro que los psicólogos evolucionistas afirmarán su increíble valor para nuestra supervivencia como especie. Muchos de nosotros hemos desarrollado auténticas maestrías en el noble arte de la queja. Siempre vamos a encontrar un motivo para hacerlo.

La alabanza y la gratitud son opciones. No son respuestas naturales, hay que ser intencionales y proactivos en generarlas; no en pocas ocasiones luchando contra nuestro natural instinto a la queja. Mientras la queja seca nuestro corazón, la alabanza lo regenera y lo elevan por encima de las circunstancias. ¿Estoy diciendo que debemos ignorar las situaciones difíciles de nuestra vida? Para nada, estoy afirmando que por medio de la alabanza y la gratitud nos elevamos por encima de ellas hacia la luz.

 



¡Qué alaben a Dios todos los seres vivos! (Salmo 150:6)


Hoy termino mi viaje espiritual a través de los salmos. Ahora toca buscar nuevos caminos.

La queja es instintiva, nos sale, por así decirlo, de natural. Sea o no científico, afirmaría que forma parte de nuestro ADN. Estoy seguro que los psicólogos evolucionistas afirmarán su increíble valor para nuestra supervivencia como especie. Muchos de nosotros hemos desarrollado auténticas maestrías en el noble arte de la queja. Siempre vamos a encontrar un motivo para hacerlo.

La alabanza y la gratitud son opciones. No son respuestas naturales, hay que ser intencionales y proactivos en generarlas; no en pocas ocasiones luchando contra nuestro natural instinto a la queja. Mientras la queja seca nuestro corazón, la alabanza lo regenera y lo elevan por encima de las circunstancias. ¿Estoy diciendo que debemos ignorar las situaciones difíciles de nuestra vida? Para nada, estoy afirmando que por medio de la alabanza y la gratitud nos elevamos por encima de ellas hacia la luz.