No confiéis en los poderosos, en quienes son incapaces del salvar. (Salmo 146:3)


Confianza, la medida en que yo me siento seguro con algo o alguien. Cuando confías en algo o alguien depositas tu seguridad, sea de forma consciente o inconsciente en esa persona o esa cosa. Pero, no es infrecuente que aquello que era nuestra fuente de seguridad, de la noche a la mañana se evapore. La vida es volátil y lo que ayer nos parecía tan sólido y nos proveía de tanta seguridad, simplemente muestra su fragilidad y nos deja inseguros. 

Creo que el consejo del salmista no es únicamente referido a personas, sino, una vez más, a todo aquello que nos da un mínimo sentido de seguridad, personas, cuenta corriente, trabajo, relaciones, posición y un etcétera tan largo como deseemos. David nos está advirtiendo que es posible que perdamos de vista que detrás de todo está o debe estar Dios. Que, sin duda, el trabajo nos provee de un ingreso que nos permite afrontar el día a día pero, detrás del mismo está el Señor, por tanto, no equivoquemos donde colocamos nuestras lealtades, esperanzas y seguridades; no en lo evidente, sino en aquello que está detrás de lo evidente.

 



No confiéis en los poderosos, en quienes son incapaces del salvar. (Salmo 146:3)


Confianza, la medida en que yo me siento seguro con algo o alguien. Cuando confías en algo o alguien depositas tu seguridad, sea de forma consciente o inconsciente en esa persona o esa cosa. Pero, no es infrecuente que aquello que era nuestra fuente de seguridad, de la noche a la mañana se evapore. La vida es volátil y lo que ayer nos parecía tan sólido y nos proveía de tanta seguridad, simplemente muestra su fragilidad y nos deja inseguros. 

Creo que el consejo del salmista no es únicamente referido a personas, sino, una vez más, a todo aquello que nos da un mínimo sentido de seguridad, personas, cuenta corriente, trabajo, relaciones, posición y un etcétera tan largo como deseemos. David nos está advirtiendo que es posible que perdamos de vista que detrás de todo está o debe estar Dios. Que, sin duda, el trabajo nos provee de un ingreso que nos permite afrontar el día a día pero, detrás del mismo está el Señor, por tanto, no equivoquemos donde colocamos nuestras lealtades, esperanzas y seguridades; no en lo evidente, sino en aquello que está detrás de lo evidente.

 



No confiéis en los poderosos, en quienes son incapaces del salvar. (Salmo 146:3)


Confianza, la medida en que yo me siento seguro con algo o alguien. Cuando confías en algo o alguien depositas tu seguridad, sea de forma consciente o inconsciente en esa persona o esa cosa. Pero, no es infrecuente que aquello que era nuestra fuente de seguridad, de la noche a la mañana se evapore. La vida es volátil y lo que ayer nos parecía tan sólido y nos proveía de tanta seguridad, simplemente muestra su fragilidad y nos deja inseguros. 

Creo que el consejo del salmista no es únicamente referido a personas, sino, una vez más, a todo aquello que nos da un mínimo sentido de seguridad, personas, cuenta corriente, trabajo, relaciones, posición y un etcétera tan largo como deseemos. David nos está advirtiendo que es posible que perdamos de vista que detrás de todo está o debe estar Dios. Que, sin duda, el trabajo nos provee de un ingreso que nos permite afrontar el día a día pero, detrás del mismo está el Señor, por tanto, no equivoquemos donde colocamos nuestras lealtades, esperanzas y seguridades; no en lo evidente, sino en aquello que está detrás de lo evidente.