Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. (1 Juan 3:2)


Hoy comienza un nuevo año y no quiero pedirle al Señor que sea mejor que el pasado, simplemente quiero pedirle dos cosas. La primera, que sea como sea este año, traiga lo que traiga, haya que vivir lo que haya que vivir, Él camine junte a mí y yo pueda experimentar su presencia aunque, como dice el salmista -me encuentre en el valle de sombra de muerte-. La segunda, que cuando este año que hoy estreno llegue a su fin pueda reconocer en mi vida que soy más similar a Jesús, que su carácter es más evidente en mí, que mis reacciones, relaciones, valores y prioridades reflejen, tal y como dice el apóstol Juan, que cada vez soy más semejante a Él. 

Creo que me será muy difícil afrontar el año sin sentir que Jesús camina a mi lado. Creo que sentiré un gran vacío emocional y espiritual si al final del mismo no puedo percibir que, por poco que sea, me parezco más al Maestro; sería un año perdido y, lamentablemente, ya me queden muy pocos.


Si hoy fuera el 1 de enero de 2018 y miraras hacia atrás ¿Qué desearías ver del carácter de Jesús formado en tu vida? Recuerda, quien nada busca, nada obtiene. El Señor te bendiga en el año que comienza.


Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. (1 Juan 3:2)


Hoy comienza un nuevo año y no quiero pedirle al Señor que sea mejor que el pasado, simplemente quiero pedirle dos cosas. La primera, que sea como sea este año, traiga lo que traiga, haya que vivir lo que haya que vivir, Él camine junte a mí y yo pueda experimentar su presencia aunque, como dice el salmista -me encuentre en el valle de sombra de muerte-. La segunda, que cuando este año que hoy estreno llegue a su fin pueda reconocer en mi vida que soy más similar a Jesús, que su carácter es más evidente en mí, que mis reacciones, relaciones, valores y prioridades reflejen, tal y como dice el apóstol Juan, que cada vez soy más semejante a Él. 

Creo que me será muy difícil afrontar el año sin sentir que Jesús camina a mi lado. Creo que sentiré un gran vacío emocional y espiritual si al final del mismo no puedo percibir que, por poco que sea, me parezco más al Maestro; sería un año perdido y, lamentablemente, ya me queden muy pocos.


Si hoy fuera el 1 de enero de 2018 y miraras hacia atrás ¿Qué desearías ver del carácter de Jesús formado en tu vida? Recuerda, quien nada busca, nada obtiene. El Señor te bendiga en el año que comienza.


Ahora, queridos, somos hijos de Dios, aunque todavía no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que el día en que se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. (1 Juan 3:2)


Hoy comienza un nuevo año y no quiero pedirle al Señor que sea mejor que el pasado, simplemente quiero pedirle dos cosas. La primera, que sea como sea este año, traiga lo que traiga, haya que vivir lo que haya que vivir, Él camine junte a mí y yo pueda experimentar su presencia aunque, como dice el salmista -me encuentre en el valle de sombra de muerte-. La segunda, que cuando este año que hoy estreno llegue a su fin pueda reconocer en mi vida que soy más similar a Jesús, que su carácter es más evidente en mí, que mis reacciones, relaciones, valores y prioridades reflejen, tal y como dice el apóstol Juan, que cada vez soy más semejante a Él. 

Creo que me será muy difícil afrontar el año sin sentir que Jesús camina a mi lado. Creo que sentiré un gran vacío emocional y espiritual si al final del mismo no puedo percibir que, por poco que sea, me parezco más al Maestro; sería un año perdido y, lamentablemente, ya me queden muy pocos.


Si hoy fuera el 1 de enero de 2018 y miraras hacia atrás ¿Qué desearías ver del carácter de Jesús formado en tu vida? Recuerda, quien nada busca, nada obtiene. El Señor te bendiga en el año que comienza.