El Señor sostiene a cuantos flaquean, levanta a los abatidos. Todos te miran con esperanza. (Salmo 145:14-15)


¿Quién puede resistirse a la mirada suplicante de un hijo? A esos ojos que miran con la esperanza que de la madre o el padre vendrá lo que en ese momento se necesita, ánimo, acogida, amor, apoyo, comprensión, gracia, no juicio, perdón... en fin, lo que sea.

Ni puedo ni quiero pensar en Dios de otra forma que no sea como Padre. Así me lo enseñó Jesús y, por tanto, tengo todo el derecho a aferrarme a ello. El propio Maestro afirmó en Mateo capítulo 7 que si nosotros, que somos malos, tratamos bien a nuestros hijos, cómo podemos esperar un trato diferente por parte del gran Padre. 

Dijo Jesús que Satanás es un mentiroso, el padre de todas las mentiras. Parte de su estrategia siempre será hacernos dudar el amor del Padre y lo hará con medias verdades, confrontándonos con la realidad de nuestro miseria y queriendo hacernos creer que Dios no puede aceptarnos como somos. Mentira, un padre nunca rechaza a su hijo. Nuestro Padre celestial nunca, nunca, nunca, nos rechaza. Confronta la mentira de Satanás con la verdad del Señor.

 



El Señor sostiene a cuantos flaquean, levanta a los abatidos. Todos te miran con esperanza. (Salmo 145:14-15)


¿Quién puede resistirse a la mirada suplicante de un hijo? A esos ojos que miran con la esperanza que de la madre o el padre vendrá lo que en ese momento se necesita, ánimo, acogida, amor, apoyo, comprensión, gracia, no juicio, perdón... en fin, lo que sea.

Ni puedo ni quiero pensar en Dios de otra forma que no sea como Padre. Así me lo enseñó Jesús y, por tanto, tengo todo el derecho a aferrarme a ello. El propio Maestro afirmó en Mateo capítulo 7 que si nosotros, que somos malos, tratamos bien a nuestros hijos, cómo podemos esperar un trato diferente por parte del gran Padre. 

Dijo Jesús que Satanás es un mentiroso, el padre de todas las mentiras. Parte de su estrategia siempre será hacernos dudar el amor del Padre y lo hará con medias verdades, confrontándonos con la realidad de nuestro miseria y queriendo hacernos creer que Dios no puede aceptarnos como somos. Mentira, un padre nunca rechaza a su hijo. Nuestro Padre celestial nunca, nunca, nunca, nos rechaza. Confronta la mentira de Satanás con la verdad del Señor.

 



El Señor sostiene a cuantos flaquean, levanta a los abatidos. Todos te miran con esperanza. (Salmo 145:14-15)


¿Quién puede resistirse a la mirada suplicante de un hijo? A esos ojos que miran con la esperanza que de la madre o el padre vendrá lo que en ese momento se necesita, ánimo, acogida, amor, apoyo, comprensión, gracia, no juicio, perdón... en fin, lo que sea.

Ni puedo ni quiero pensar en Dios de otra forma que no sea como Padre. Así me lo enseñó Jesús y, por tanto, tengo todo el derecho a aferrarme a ello. El propio Maestro afirmó en Mateo capítulo 7 que si nosotros, que somos malos, tratamos bien a nuestros hijos, cómo podemos esperar un trato diferente por parte del gran Padre. 

Dijo Jesús que Satanás es un mentiroso, el padre de todas las mentiras. Parte de su estrategia siempre será hacernos dudar el amor del Padre y lo hará con medias verdades, confrontándonos con la realidad de nuestro miseria y queriendo hacernos creer que Dios no puede aceptarnos como somos. Mentira, un padre nunca rechaza a su hijo. Nuestro Padre celestial nunca, nunca, nunca, nos rechaza. Confronta la mentira de Satanás con la verdad del Señor.