Señor, líbrame. (Salmo 140)


En una ocasión estaba hablando con una persona que no tenía una relación personal con Jesús, el Dios hecho ser humano. Esa persona no entendía de qué o de quién debía de salvarle Jesús. Mi respuesta fue, de ti mismo. 

Esta idea ha venido súbitamente a mi mente al leer el salmo 140. En estos momentos de mi vida no necesito que el Señor me libre, me guarde o me salve de nadie, excepto, de mí mismo. Todos necesitamos hacer esta oración, pedirle al Padre que nos libre de nuestras incoherencias, inconsistencias, valores corruptos, prioridades equivocadas, metas desviadas y, en fin, de todo aquello que, o bien impide que la imagen de su Hijo sea formada en nosotros, o peor aún, nos destruye física, emocional, intelectual, espiritualmente o una sutil mezcla de todo ello.

¿De qué tiene que librarte Dios?

 



Señor, líbrame. (Salmo 140)


En una ocasión estaba hablando con una persona que no tenía una relación personal con Jesús, el Dios hecho ser humano. Esa persona no entendía de qué o de quién debía de salvarle Jesús. Mi respuesta fue, de ti mismo. 

Esta idea ha venido súbitamente a mi mente al leer el salmo 140. En estos momentos de mi vida no necesito que el Señor me libre, me guarde o me salve de nadie, excepto, de mí mismo. Todos necesitamos hacer esta oración, pedirle al Padre que nos libre de nuestras incoherencias, inconsistencias, valores corruptos, prioridades equivocadas, metas desviadas y, en fin, de todo aquello que, o bien impide que la imagen de su Hijo sea formada en nosotros, o peor aún, nos destruye física, emocional, intelectual, espiritualmente o una sutil mezcla de todo ello.

¿De qué tiene que librarte Dios?

 



Señor, líbrame. (Salmo 140)


En una ocasión estaba hablando con una persona que no tenía una relación personal con Jesús, el Dios hecho ser humano. Esa persona no entendía de qué o de quién debía de salvarle Jesús. Mi respuesta fue, de ti mismo. 

Esta idea ha venido súbitamente a mi mente al leer el salmo 140. En estos momentos de mi vida no necesito que el Señor me libre, me guarde o me salve de nadie, excepto, de mí mismo. Todos necesitamos hacer esta oración, pedirle al Padre que nos libre de nuestras incoherencias, inconsistencias, valores corruptos, prioridades equivocadas, metas desviadas y, en fin, de todo aquello que, o bien impide que la imagen de su Hijo sea formada en nosotros, o peor aún, nos destruye física, emocional, intelectual, espiritualmente o una sutil mezcla de todo ello.

¿De qué tiene que librarte Dios?