Os dejo la paz, mi paz os doy. Una paz que no es la que el mundo da. No viváis angustiados ni tengáis miedo. (Juan 14:27)

La paz no es la ausencia de problemas; antes al contrario es la capacidad de tener ese estado de serenidad interior no debido a la ausencia de situaciones difíciles, sino en medio de las mismas, a pesar de las mismas. La paz impide que el miedo nos controle y la ansiedad nos domine. La paz no es una actitud frívola o inconsciente ante los problemas ¡Para nada! Es tener una perspectiva clara y correcta de los mismos pero, al mismo tiempo, no perder la mirada espiritual a los mismos. 

En tiempos del coronavirus tenemos el privilegio de experimentar la paz de Dios en nuestros corazones. Una paz que no elimina los problemas ni los riesgos, pero que nos permite vivir por encima de los mismos ya que tenemos la certeza de que nuestra vida está en las manos del Dios que controla y gobierna todo el universo. El dichoso virus está generando una situación que pone a prueba nuestro sistema inmunológico, pero que también lo hace con nuestra fe. ¿Hasta qué punto es real? ¿Hasta qué punto nos ayuda y nos hace afrontar de forma diferente la realidad? La paz tiene sentido y se manifiesta cuando las cosas van mal. Cuando todo va bien ¿Quién necesita la paz?

Dios permita que este tiempo de coronavirus podamos experimentar su paz y, además, darla a otros.

¿Estás experimentando la promesa de Jesús?



Os dejo la paz, mi paz os doy. Una paz que no es la que el mundo da. No viváis angustiados ni tengáis miedo. (Juan 14:27)

La paz no es la ausencia de problemas; antes al contrario es la capacidad de tener ese estado de serenidad interior no debido a la ausencia de situaciones difíciles, sino en medio de las mismas, a pesar de las mismas. La paz impide que el miedo nos controle y la ansiedad nos domine. La paz no es una actitud frívola o inconsciente ante los problemas ¡Para nada! Es tener una perspectiva clara y correcta de los mismos pero, al mismo tiempo, no perder la mirada espiritual a los mismos. 

En tiempos del coronavirus tenemos el privilegio de experimentar la paz de Dios en nuestros corazones. Una paz que no elimina los problemas ni los riesgos, pero que nos permite vivir por encima de los mismos ya que tenemos la certeza de que nuestra vida está en las manos del Dios que controla y gobierna todo el universo. El dichoso virus está generando una situación que pone a prueba nuestro sistema inmunológico, pero que también lo hace con nuestra fe. ¿Hasta qué punto es real? ¿Hasta qué punto nos ayuda y nos hace afrontar de forma diferente la realidad? La paz tiene sentido y se manifiesta cuando las cosas van mal. Cuando todo va bien ¿Quién necesita la paz?

Dios permita que este tiempo de coronavirus podamos experimentar su paz y, además, darla a otros.

¿Estás experimentando la promesa de Jesús?



Os dejo la paz, mi paz os doy. Una paz que no es la que el mundo da. No viváis angustiados ni tengáis miedo. (Juan 14:27)

La paz no es la ausencia de problemas; antes al contrario es la capacidad de tener ese estado de serenidad interior no debido a la ausencia de situaciones difíciles, sino en medio de las mismas, a pesar de las mismas. La paz impide que el miedo nos controle y la ansiedad nos domine. La paz no es una actitud frívola o inconsciente ante los problemas ¡Para nada! Es tener una perspectiva clara y correcta de los mismos pero, al mismo tiempo, no perder la mirada espiritual a los mismos. 

En tiempos del coronavirus tenemos el privilegio de experimentar la paz de Dios en nuestros corazones. Una paz que no elimina los problemas ni los riesgos, pero que nos permite vivir por encima de los mismos ya que tenemos la certeza de que nuestra vida está en las manos del Dios que controla y gobierna todo el universo. El dichoso virus está generando una situación que pone a prueba nuestro sistema inmunológico, pero que también lo hace con nuestra fe. ¿Hasta qué punto es real? ¿Hasta qué punto nos ayuda y nos hace afrontar de forma diferente la realidad? La paz tiene sentido y se manifiesta cuando las cosas van mal. Cuando todo va bien ¿Quién necesita la paz?

Dios permita que este tiempo de coronavirus podamos experimentar su paz y, además, darla a otros.

¿Estás experimentando la promesa de Jesús?