Se dieron cuenta entonces de que ellos habían andado con Jesús. (Hechos 4:13)


Los miembros del Sanedrín -el órgano superior de gobierno de los israelitas- reconocieron que Pedro y Juan verdaderamente habían andado con Jesús. Del mismo modo, cuando Moisés bajaba del Sinaí después de sus conversaciones con el Señor, era evidente para el pueblo que había estado con Dios. En esta último caso se debía a la transformación que se había producido en su rostro. En el anterior, la convicción con que se desenvolvían.

Los tiempos del coronavirus son tiempos para estar con el Señor, para andar con Jesús. Es un momento de oportunidad para profundizar en nuestra relación con el Maestro de Nazaret; lo necesitamos. Y creo, que de alguna manera, esa intimidad con el Señor nos debe de hacer diferentes. No estoy hablando necesariamente de grandes transformaciones espirituales; hablo de más paz, más confianza, más dependencia, más enfoque, más abandono en su control. Y eso debería de ser notorio para el limitado entorno en que nos estamos moviendo estos días. Para nuestras relaciones personales, sean presenciales o virtuales. En nuestra manera de enfrentar la pandemia se ha de notar que estamos caminando con Jesús.

¿Se nota que estás caminando con Jesús?


Se dieron cuenta entonces de que ellos habían andado con Jesús. (Hechos 4:13)


Los miembros del Sanedrín -el órgano superior de gobierno de los israelitas- reconocieron que Pedro y Juan verdaderamente habían andado con Jesús. Del mismo modo, cuando Moisés bajaba del Sinaí después de sus conversaciones con el Señor, era evidente para el pueblo que había estado con Dios. En esta último caso se debía a la transformación que se había producido en su rostro. En el anterior, la convicción con que se desenvolvían.

Los tiempos del coronavirus son tiempos para estar con el Señor, para andar con Jesús. Es un momento de oportunidad para profundizar en nuestra relación con el Maestro de Nazaret; lo necesitamos. Y creo, que de alguna manera, esa intimidad con el Señor nos debe de hacer diferentes. No estoy hablando necesariamente de grandes transformaciones espirituales; hablo de más paz, más confianza, más dependencia, más enfoque, más abandono en su control. Y eso debería de ser notorio para el limitado entorno en que nos estamos moviendo estos días. Para nuestras relaciones personales, sean presenciales o virtuales. En nuestra manera de enfrentar la pandemia se ha de notar que estamos caminando con Jesús.

¿Se nota que estás caminando con Jesús?


Se dieron cuenta entonces de que ellos habían andado con Jesús. (Hechos 4:13)


Los miembros del Sanedrín -el órgano superior de gobierno de los israelitas- reconocieron que Pedro y Juan verdaderamente habían andado con Jesús. Del mismo modo, cuando Moisés bajaba del Sinaí después de sus conversaciones con el Señor, era evidente para el pueblo que había estado con Dios. En esta último caso se debía a la transformación que se había producido en su rostro. En el anterior, la convicción con que se desenvolvían.

Los tiempos del coronavirus son tiempos para estar con el Señor, para andar con Jesús. Es un momento de oportunidad para profundizar en nuestra relación con el Maestro de Nazaret; lo necesitamos. Y creo, que de alguna manera, esa intimidad con el Señor nos debe de hacer diferentes. No estoy hablando necesariamente de grandes transformaciones espirituales; hablo de más paz, más confianza, más dependencia, más enfoque, más abandono en su control. Y eso debería de ser notorio para el limitado entorno en que nos estamos moviendo estos días. Para nuestras relaciones personales, sean presenciales o virtuales. En nuestra manera de enfrentar la pandemia se ha de notar que estamos caminando con Jesús.

¿Se nota que estás caminando con Jesús?