Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. (Lucas 9:23)


Dios nos ha bendecido tanto que hemos olvidado la cruz en la vida cristiana. Tal vez pensamos en ella como el símbolo del sufrimiento que Cristo tuvo que padecer para hacer posible nuestra salvación. Nos sentimos maravillados, asombrados y agradecidos por ello. Sin embargo, tal vez no tenemos tan en cuenta que la cruz no es, únicamente, el centro de la salvación, lo es también del discipulado, del seguimiento del Maestro de Nazaret, quien nos enseña que no puede haber vida cristiana sin tener presente, no de tanto en tanto, sino cada día la cruz en nuestra vida cotidiana.

Yo llevo una cruz de plata alrededor de mi cuello, pero es evidente de que no es eso de lo que habla Jesús ¡Ojalá fuera tan sencillo! Todos sabemos que la cruz trae asociaciones de sacrificio, entrega, renuncia e incluso dolor y sufrimiento; y esa es la invitación de Jesús el día de hoy y lo será también el día de mañana. Creo que con estas palabras Cristo no está haciendo una invitación a la renuncia personal en beneficio de las necesidades de otros. La cruz es el dolor de Cristo para nuestro alivio. La cruz debería de ser nuestro dolor para alivio de otros. Creo que esto es debería ser especialmente importante en estos días del COVID19

¿La aceptas o huyes de la cruz?



Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. (Lucas 9:23)


Dios nos ha bendecido tanto que hemos olvidado la cruz en la vida cristiana. Tal vez pensamos en ella como el símbolo del sufrimiento que Cristo tuvo que padecer para hacer posible nuestra salvación. Nos sentimos maravillados, asombrados y agradecidos por ello. Sin embargo, tal vez no tenemos tan en cuenta que la cruz no es, únicamente, el centro de la salvación, lo es también del discipulado, del seguimiento del Maestro de Nazaret, quien nos enseña que no puede haber vida cristiana sin tener presente, no de tanto en tanto, sino cada día la cruz en nuestra vida cotidiana.

Yo llevo una cruz de plata alrededor de mi cuello, pero es evidente de que no es eso de lo que habla Jesús ¡Ojalá fuera tan sencillo! Todos sabemos que la cruz trae asociaciones de sacrificio, entrega, renuncia e incluso dolor y sufrimiento; y esa es la invitación de Jesús el día de hoy y lo será también el día de mañana. Creo que con estas palabras Cristo no está haciendo una invitación a la renuncia personal en beneficio de las necesidades de otros. La cruz es el dolor de Cristo para nuestro alivio. La cruz debería de ser nuestro dolor para alivio de otros. Creo que esto es debería ser especialmente importante en estos días del COVID19

¿La aceptas o huyes de la cruz?



Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. (Lucas 9:23)


Dios nos ha bendecido tanto que hemos olvidado la cruz en la vida cristiana. Tal vez pensamos en ella como el símbolo del sufrimiento que Cristo tuvo que padecer para hacer posible nuestra salvación. Nos sentimos maravillados, asombrados y agradecidos por ello. Sin embargo, tal vez no tenemos tan en cuenta que la cruz no es, únicamente, el centro de la salvación, lo es también del discipulado, del seguimiento del Maestro de Nazaret, quien nos enseña que no puede haber vida cristiana sin tener presente, no de tanto en tanto, sino cada día la cruz en nuestra vida cotidiana.

Yo llevo una cruz de plata alrededor de mi cuello, pero es evidente de que no es eso de lo que habla Jesús ¡Ojalá fuera tan sencillo! Todos sabemos que la cruz trae asociaciones de sacrificio, entrega, renuncia e incluso dolor y sufrimiento; y esa es la invitación de Jesús el día de hoy y lo será también el día de mañana. Creo que con estas palabras Cristo no está haciendo una invitación a la renuncia personal en beneficio de las necesidades de otros. La cruz es el dolor de Cristo para nuestro alivio. La cruz debería de ser nuestro dolor para alivio de otros. Creo que esto es debería ser especialmente importante en estos días del COVID19

¿La aceptas o huyes de la cruz?