En realidad, a vosotros os conviene que me vaya. Porque si no me voy, el Espíritu que los ayudará y consolará no vendrá; en cambio, si me voy, yo lo enviaré. (Juan 16:7)


A todos nosotros nos gustaría tener físicamente presente el domingo a Jesús en nuestra iglesia local, nuestro grupo de estudio bíblico; o con nosotros en todas esas ocasiones en que nos hemos sentido solos y necesitados de su presencia en medio de nosotros. Las hermanas del Lázaro le reprocharon al Maestro el no haber estado presente en la enfermedad de su hermano. Si hubieras estado aquí, le dijeron, nuestro hermano no habría muerto. ¡Qué bueno sería contar con Jesús entre nosotros! poderle hablar de cómo nos sentimos ante esta pandemia, cuáles son los miedos e inseguridades que de forma periódica asaltan nuestros corazones y mentes. Pero Él no está físicamente en medio nuestro.

Por eso las palabras de Jesús suenan paradójicas cuando afirma que es bueno para nosotros que no esté entre nosotros físicamente. Si así fuera, no vendría el Espíritu Santo a la vida de cada creyente, de cada seguidor de Jesús. Él vive ahora en tu interior por medio de su Espíritu y quiere y puede realizar en tu vida las mismas funciones que llevó a cabo en la vida de sus discípulos cuando estuvo viviendo entre ellos. El consuela, da discernimiento, motiva, apoya, nos ayuda en la toma de decisiones, hace real la Palabra de Dios en nuestras vidas y así, un largo etcétera y etcétera. Habla con el Espíritu, dialoga con Él, comparte y comenta las cosas de la vida con Él, no pierdas ese privilegio.

¿Qué necesitas que haga el Espíritu Santo hoy por ti?


En realidad, a vosotros os conviene que me vaya. Porque si no me voy, el Espíritu que los ayudará y consolará no vendrá; en cambio, si me voy, yo lo enviaré. (Juan 16:7)


A todos nosotros nos gustaría tener físicamente presente el domingo a Jesús en nuestra iglesia local, nuestro grupo de estudio bíblico; o con nosotros en todas esas ocasiones en que nos hemos sentido solos y necesitados de su presencia en medio de nosotros. Las hermanas del Lázaro le reprocharon al Maestro el no haber estado presente en la enfermedad de su hermano. Si hubieras estado aquí, le dijeron, nuestro hermano no habría muerto. ¡Qué bueno sería contar con Jesús entre nosotros! poderle hablar de cómo nos sentimos ante esta pandemia, cuáles son los miedos e inseguridades que de forma periódica asaltan nuestros corazones y mentes. Pero Él no está físicamente en medio nuestro.

Por eso las palabras de Jesús suenan paradójicas cuando afirma que es bueno para nosotros que no esté entre nosotros físicamente. Si así fuera, no vendría el Espíritu Santo a la vida de cada creyente, de cada seguidor de Jesús. Él vive ahora en tu interior por medio de su Espíritu y quiere y puede realizar en tu vida las mismas funciones que llevó a cabo en la vida de sus discípulos cuando estuvo viviendo entre ellos. El consuela, da discernimiento, motiva, apoya, nos ayuda en la toma de decisiones, hace real la Palabra de Dios en nuestras vidas y así, un largo etcétera y etcétera. Habla con el Espíritu, dialoga con Él, comparte y comenta las cosas de la vida con Él, no pierdas ese privilegio.

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En realidad, a vosotros os conviene que me vaya. Porque si no me voy, el Espíritu que los ayudará y consolará no vendrá; en cambio, si me voy, yo lo enviaré. (Juan 16:7)


A todos nosotros nos gustaría tener físicamente presente el domingo a Jesús en nuestra iglesia local, nuestro grupo de estudio bíblico; o con nosotros en todas esas ocasiones en que nos hemos sentido solos y necesitados de su presencia en medio de nosotros. Las hermanas del Lázaro le reprocharon al Maestro el no haber estado presente en la enfermedad de su hermano. Si hubieras estado aquí, le dijeron, nuestro hermano no habría muerto. ¡Qué bueno sería contar con Jesús entre nosotros! poderle hablar de cómo nos sentimos ante esta pandemia, cuáles son los miedos e inseguridades que de forma periódica asaltan nuestros corazones y mentes. Pero Él no está físicamente en medio nuestro.

Por eso las palabras de Jesús suenan paradójicas cuando afirma que es bueno para nosotros que no esté entre nosotros físicamente. Si así fuera, no vendría el Espíritu Santo a la vida de cada creyente, de cada seguidor de Jesús. Él vive ahora en tu interior por medio de su Espíritu y quiere y puede realizar en tu vida las mismas funciones que llevó a cabo en la vida de sus discípulos cuando estuvo viviendo entre ellos. El consuela, da discernimiento, motiva, apoya, nos ayuda en la toma de decisiones, hace real la Palabra de Dios en nuestras vidas y así, un largo etcétera y etcétera. Habla con el Espíritu, dialoga con Él, comparte y comenta las cosas de la vida con Él, no pierdas ese privilegio.

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