Se adelantó unos pasos más y, postrándose rostro en tierra, oró así:— Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. (Mateo 26:39)

¿Cómo hemos de orar en este tiempo de coronavirus? ¿Por qué cosas es legítimo pedir y por cuáles no? El pasaje de Jesús en el huerto de Getsemaní nos da pistas acerca de cómo debemos orientar nuestra oración. El Maestro se encontraba en aquellos momentos bajo una enorme presión mental, emocional y espiritual. El mismo describió su estado como: "invadido por una tristeza de muerte". Es precisamente, en este contexto, donde eleva su oración al Padre. En la misma vemos que claramente verbaliza cuáles son sus deseos, cómo le gustaría que las cosas discurriesen. Al mismo tiempo, junto con la legítima expresión de lo que quisiera que el Padre hiciera, hay una clara sumisión a Su voluntad.

Aprendo dos principios importantes que pueden orientar mi oración en estos tiempos de crisis. La primera, la legitimidad de abrir nuestro corazón ante Dios. Es correcto y tenemos derecho a expresar aquello que nos gustaría que el Señor hiciera en nuestras vidas y contexto. Salud, protección, sanidad para nuestras familias, amigos, miembros de la comunidad, preservación de nuestros trabajos, negocios, etc., etc. Todo, vuelvo a insistir, todo es legítimo y no debemos avergonzarnos de pedirlo. Segundo, junto con la petición hay la explicitación de que nos sometemos a la voluntad de Dios para nosotros y los nuestros. 


¿Cómo puede afectar a tu vida de oración en estos días?




Se adelantó unos pasos más y, postrándose rostro en tierra, oró así:— Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. (Mateo 26:39)

¿Cómo hemos de orar en este tiempo de coronavirus? ¿Por qué cosas es legítimo pedir y por cuáles no? El pasaje de Jesús en el huerto de Getsemaní nos da pistas acerca de cómo debemos orientar nuestra oración. El Maestro se encontraba en aquellos momentos bajo una enorme presión mental, emocional y espiritual. El mismo describió su estado como: "invadido por una tristeza de muerte". Es precisamente, en este contexto, donde eleva su oración al Padre. En la misma vemos que claramente verbaliza cuáles son sus deseos, cómo le gustaría que las cosas discurriesen. Al mismo tiempo, junto con la legítima expresión de lo que quisiera que el Padre hiciera, hay una clara sumisión a Su voluntad.

Aprendo dos principios importantes que pueden orientar mi oración en estos tiempos de crisis. La primera, la legitimidad de abrir nuestro corazón ante Dios. Es correcto y tenemos derecho a expresar aquello que nos gustaría que el Señor hiciera en nuestras vidas y contexto. Salud, protección, sanidad para nuestras familias, amigos, miembros de la comunidad, preservación de nuestros trabajos, negocios, etc., etc. Todo, vuelvo a insistir, todo es legítimo y no debemos avergonzarnos de pedirlo. Segundo, junto con la petición hay la explicitación de que nos sometemos a la voluntad de Dios para nosotros y los nuestros. 


¿Cómo puede afectar a tu vida de oración en estos días?




Se adelantó unos pasos más y, postrándose rostro en tierra, oró así:— Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. (Mateo 26:39)

¿Cómo hemos de orar en este tiempo de coronavirus? ¿Por qué cosas es legítimo pedir y por cuáles no? El pasaje de Jesús en el huerto de Getsemaní nos da pistas acerca de cómo debemos orientar nuestra oración. El Maestro se encontraba en aquellos momentos bajo una enorme presión mental, emocional y espiritual. El mismo describió su estado como: "invadido por una tristeza de muerte". Es precisamente, en este contexto, donde eleva su oración al Padre. En la misma vemos que claramente verbaliza cuáles son sus deseos, cómo le gustaría que las cosas discurriesen. Al mismo tiempo, junto con la legítima expresión de lo que quisiera que el Padre hiciera, hay una clara sumisión a Su voluntad.

Aprendo dos principios importantes que pueden orientar mi oración en estos tiempos de crisis. La primera, la legitimidad de abrir nuestro corazón ante Dios. Es correcto y tenemos derecho a expresar aquello que nos gustaría que el Señor hiciera en nuestras vidas y contexto. Salud, protección, sanidad para nuestras familias, amigos, miembros de la comunidad, preservación de nuestros trabajos, negocios, etc., etc. Todo, vuelvo a insistir, todo es legítimo y no debemos avergonzarnos de pedirlo. Segundo, junto con la petición hay la explicitación de que nos sometemos a la voluntad de Dios para nosotros y los nuestros. 


¿Cómo puede afectar a tu vida de oración en estos días?