Declararéis santo ese año cincuenta [del jubileo]  y proclamaréis la liberación para todos los habitantes del país. Será para vosotros año jubilar: cada uno recuperará su propiedad y cada uno volverá a su familia. (Levítico 25:10)

Algunos siguen pensando que Dios es capitalista y que todo buen cristiano debe promover la economía de mercado, cerrando, en muchas ocasiones, los ojos a un sistema que, en numerosas ocasiones es totalmente injusto y se construye en base a la miseria y explotación de unos seres humanos por parte de otros. Vivo en Europa y no puedo negar que mi bienestar como sociedad, en parte, está construido sobre la explotación de otros.

Por eso me sorprende y me motiva la legislación social de antiguo Israel. El Señor, no sólo promueve una economía sostenible, sino también segundas oportunidades para toda la población. En una economía basada en el tierra la posesión de la misma era fundamental. Carecer de la misma era una situación terrible que, en muchas ocasiones, llevaba a las personas a tenerse que vender como esclavos para poder sobrevivir. No dudo que en ocasiones detrás hubiera negligencia en algunas situaciones; en otras, simplemente desgracia económica. Sin embargo, el Señor establece el año del jubileo. Cada cincuenta años hay una segunda oportunidad. La tierra vuelve a los antiguos propietarios y los esclavos por deudas son liberados. Las personas pueden comenzar de nuevo. 

Estas leyes (vale la pena leer todas las medidas sociales establecidas por Dios) tener como finalidad poner en el centro al ser humano y no el capital. Creo, humildemente, que los seguidores de Jesús haríamos bien en no sólo criticar las leyes relacionadas con la igualdad de género y similares, sino también aquellas de tipo económico y social que son profundamente injustas.

¿Cuál es tu actitud ante la injusticia social, económica y cultural?

 



Declararéis santo ese año cincuenta [del jubileo]  y proclamaréis la liberación para todos los habitantes del país. Será para vosotros año jubilar: cada uno recuperará su propiedad y cada uno volverá a su familia. (Levítico 25:10)

Algunos siguen pensando que Dios es capitalista y que todo buen cristiano debe promover la economía de mercado, cerrando, en muchas ocasiones, los ojos a un sistema que, en numerosas ocasiones es totalmente injusto y se construye en base a la miseria y explotación de unos seres humanos por parte de otros. Vivo en Europa y no puedo negar que mi bienestar como sociedad, en parte, está construido sobre la explotación de otros.

Por eso me sorprende y me motiva la legislación social de antiguo Israel. El Señor, no sólo promueve una economía sostenible, sino también segundas oportunidades para toda la población. En una economía basada en el tierra la posesión de la misma era fundamental. Carecer de la misma era una situación terrible que, en muchas ocasiones, llevaba a las personas a tenerse que vender como esclavos para poder sobrevivir. No dudo que en ocasiones detrás hubiera negligencia en algunas situaciones; en otras, simplemente desgracia económica. Sin embargo, el Señor establece el año del jubileo. Cada cincuenta años hay una segunda oportunidad. La tierra vuelve a los antiguos propietarios y los esclavos por deudas son liberados. Las personas pueden comenzar de nuevo. 

Estas leyes (vale la pena leer todas las medidas sociales establecidas por Dios) tener como finalidad poner en el centro al ser humano y no el capital. Creo, humildemente, que los seguidores de Jesús haríamos bien en no sólo criticar las leyes relacionadas con la igualdad de género y similares, sino también aquellas de tipo económico y social que son profundamente injustas.

¿Cuál es tu actitud ante la injusticia social, económica y cultural?

 



Declararéis santo ese año cincuenta [del jubileo]  y proclamaréis la liberación para todos los habitantes del país. Será para vosotros año jubilar: cada uno recuperará su propiedad y cada uno volverá a su familia. (Levítico 25:10)

Algunos siguen pensando que Dios es capitalista y que todo buen cristiano debe promover la economía de mercado, cerrando, en muchas ocasiones, los ojos a un sistema que, en numerosas ocasiones es totalmente injusto y se construye en base a la miseria y explotación de unos seres humanos por parte de otros. Vivo en Europa y no puedo negar que mi bienestar como sociedad, en parte, está construido sobre la explotación de otros.

Por eso me sorprende y me motiva la legislación social de antiguo Israel. El Señor, no sólo promueve una economía sostenible, sino también segundas oportunidades para toda la población. En una economía basada en el tierra la posesión de la misma era fundamental. Carecer de la misma era una situación terrible que, en muchas ocasiones, llevaba a las personas a tenerse que vender como esclavos para poder sobrevivir. No dudo que en ocasiones detrás hubiera negligencia en algunas situaciones; en otras, simplemente desgracia económica. Sin embargo, el Señor establece el año del jubileo. Cada cincuenta años hay una segunda oportunidad. La tierra vuelve a los antiguos propietarios y los esclavos por deudas son liberados. Las personas pueden comenzar de nuevo. 

Estas leyes (vale la pena leer todas las medidas sociales establecidas por Dios) tener como finalidad poner en el centro al ser humano y no el capital. Creo, humildemente, que los seguidores de Jesús haríamos bien en no sólo criticar las leyes relacionadas con la igualdad de género y similares, sino también aquellas de tipo económico y social que son profundamente injustas.

¿Cuál es tu actitud ante la injusticia social, económica y cultural?