Pero Jonás, queriendo eludir el mandato del Señor, Decidió huir a Tarsis... para alejarse del Señor. (Jonás 1:3)


Es fácil juzgar a Jonás tranquilamente sentado en mi butaca y mirando las cosas desde la distancia emocional. Sin embargo, creo que esta distancia, este verlo desde afuera, esta no identificación vital con el personaje hace que pierda las enseñanzas que su vida me pueden ofrecer a mí siglos después de los hechos aquí narrados. Me da la impresión que nos ayudaría muchísimo acercarnos a todos estos personajes bíblicos y meternos directamente en su piel y tratar de ver, pensar, sentir y, en definitiva, vivir lo que ellos experimentaron.

Al ponerme en sus sandalias me doy cuenta que el deseo de eludir el mandato del Señor y tratar de alejarse de Él es más común de lo que uno puede pensar y suponer. Cuando pienso en el llamado a vivir la vida en clave de ser un agente de restauración y constructor del Reino de Dios me doy cuenta que fácil es caer en esas conductas, eso si, por muy buenas y justificadas razones. El mandato del Señor implica el cambio de prioridades, valores, perspectivas y estilos de vida y eso, no siempre es fácil y no siempre estamos dispuestos a llevarlo a cabo, no nos gusta. Consecuentemente el camino de la huida es el más fácil. No necesariamente es una fuga física, puede ser emocional y/o mental, un tratar de no asumir aquello que hemos estado llamados a hacer y ser.

El mandato del Señor hacia Jonás, como el nuestro a ser agentes de restauración y constructores del Reino, siempre lo es en beneficio del otro, del prójimo. Este es el camino que nos mostró Jesús y el que nos invita a imitar a nosotros cuando nos hace el llamado a seguirle.


¿Qué mandato del Señor estás tratando de eludir? ¿Qué piensas hacer al respecto?