Le dijeron que la suegra de Simón estaba en cama con fiebre. Él entonces se acercó, la tomó de la mano e hizo que se levantara. Enseguida le desapareció la fiebre y se puso a atenderlos. (Marcos 1:31)


Jesús se encontró con una necesidad, en este caso de tipo físico, y no se desentendió de la misma. El Maestro entendía claramente que su labor era ser un agente de restauración y reconciliación en un mundo roto y, mientras vivía, iba ministrando las necesidades que le salían al paso.

La enseñanza del pasaje es clara, contundente y sencilla; mientras vivimos pidamos un corazón sensible para detectar aquellas necesidades que hay a nuestro alrededor y tomemos, como Jesús, la iniciativa de paliarlas según esté en nuestra mano.

Vive hoy con esa actitud.



Le dijeron que la suegra de Simón estaba en cama con fiebre. Él entonces se acercó, la tomó de la mano e hizo que se levantara. Enseguida le desapareció la fiebre y se puso a atenderlos. (Marcos 1:31)


Jesús se encontró con una necesidad, en este caso de tipo físico, y no se desentendió de la misma. El Maestro entendía claramente que su labor era ser un agente de restauración y reconciliación en un mundo roto y, mientras vivía, iba ministrando las necesidades que le salían al paso.

La enseñanza del pasaje es clara, contundente y sencilla; mientras vivimos pidamos un corazón sensible para detectar aquellas necesidades que hay a nuestro alrededor y tomemos, como Jesús, la iniciativa de paliarlas según esté en nuestra mano.

Vive hoy con esa actitud.