«Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: —No te cases con una mujer cananea. Vete ahora mismo a Parán Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate allí con una de las hijas de tu tío Labán.»
(Génesis 28:1-2)

Esaú, el hermano de Jacob, tomó por esposas a dos mujeres cananeas. El texto bíblico nos dice que estas mujeres le amargaron la vida a Isaac y Rebeca, un dato más acerca de la disfuncionalidad de aquella familia. No sabemos qué tipo de dinámicas provocaban las nueras, solo sabemos los resultados, pero en dos ocasiones se indica el mal ambiente familiar que generaban. ¿Fue esa una de las razones que movió a Isaac a darle semejante consejo a su hijo? Probablemente hubo otras consideraciones, como por ejemplo no debilitar el clan con sangre extraña y, contrariamente, fortalecerlo con parientes pertenecientes al mismo tronco familiar. Una cosa no excluye para nada la otra, pero pone de manifiesto un principio importante que una y otra vez aparece en las Escrituas, vigila tus relaciones, tus asociaciones, vigila la influencia que pueden ejercer sobre ti, pues como dice el refrán castellano, "dime con quién vas y te diré quién eres".

La recomendación del patriarca me hace pensar en un doble sentido. En primer lugar reflexionar acerca de qué tipo de asociaciones tengo y qué tipo de influencia tienen sobre mí ¿Me ayudan a ser el tipo de ser humano que Dios desea? ¿Soy más como Jesús debido a su influencia y mi asociación con ellos? ¿O más bien pasa todo lo contrario, me aparta de que Jesús sea formado en mi vida y yo pueda ser un buen agente de restauración en este mundo roto? ¿Soy consciente, he pensado en alguna ocasión en qué tipo de efecto tienen sobre mí? Y, si no es el que debiera ser, ¿Qué me motiva a continuar manteniendo esas asociaciones, esas relaciones? Algunas de nuestras asociaciones son positivas en su influencia, otras son neutras y otras, decididamente son negativas.

En segundo lugar reflexionar sobre qué tipo de influencia ejerzo sobre mis asociaciones. Creo que es más fácil, si nos paramos a pesar, detectar la influencia que recibimos que aquella que ejercemos sobre otros, pero sin ninguna duda la ejercemos y, consecuentemente, me doy cuenta de u debo pararme y valorar ese punto porque deseo que mi impacto sobre otros sea siempre positivo, de no poder serlo, apuntar hacia la neutralidad pero ser consciente e intencional en evitar ser de influencia negativa para otros.

¿Cómo son tus asociaciones, qué tipo de influencia ejerces sobre ellas, cuál ejercen ellas sobre ti? ¿Qué hacer al respecto?


«Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: —No te cases con una mujer cananea. Vete ahora mismo a Parán Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate allí con una de las hijas de tu tío Labán.»
(Génesis 28:1-2)

Esaú, el hermano de Jacob, tomó por esposas a dos mujeres cananeas. El texto bíblico nos dice que estas mujeres le amargaron la vida a Isaac y Rebeca, un dato más acerca de la disfuncionalidad de aquella familia. No sabemos qué tipo de dinámicas provocaban las nueras, solo sabemos los resultados, pero en dos ocasiones se indica el mal ambiente familiar que generaban. ¿Fue esa una de las razones que movió a Isaac a darle semejante consejo a su hijo? Probablemente hubo otras consideraciones, como por ejemplo no debilitar el clan con sangre extraña y, contrariamente, fortalecerlo con parientes pertenecientes al mismo tronco familiar. Una cosa no excluye para nada la otra, pero pone de manifiesto un principio importante que una y otra vez aparece en las Escrituas, vigila tus relaciones, tus asociaciones, vigila la influencia que pueden ejercer sobre ti, pues como dice el refrán castellano, "dime con quién vas y te diré quién eres".

La recomendación del patriarca me hace pensar en un doble sentido. En primer lugar reflexionar acerca de qué tipo de asociaciones tengo y qué tipo de influencia tienen sobre mí ¿Me ayudan a ser el tipo de ser humano que Dios desea? ¿Soy más como Jesús debido a su influencia y mi asociación con ellos? ¿O más bien pasa todo lo contrario, me aparta de que Jesús sea formado en mi vida y yo pueda ser un buen agente de restauración en este mundo roto? ¿Soy consciente, he pensado en alguna ocasión en qué tipo de efecto tienen sobre mí? Y, si no es el que debiera ser, ¿Qué me motiva a continuar manteniendo esas asociaciones, esas relaciones? Algunas de nuestras asociaciones son positivas en su influencia, otras son neutras y otras, decididamente son negativas.

En segundo lugar reflexionar sobre qué tipo de influencia ejerzo sobre mis asociaciones. Creo que es más fácil, si nos paramos a pesar, detectar la influencia que recibimos que aquella que ejercemos sobre otros, pero sin ninguna duda la ejercemos y, consecuentemente, me doy cuenta de u debo pararme y valorar ese punto porque deseo que mi impacto sobre otros sea siempre positivo, de no poder serlo, apuntar hacia la neutralidad pero ser consciente e intencional en evitar ser de influencia negativa para otros.

¿Cómo son tus asociaciones, qué tipo de influencia ejerces sobre ellas, cuál ejercen ellas sobre ti? ¿Qué hacer al respecto?


«Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: —No te cases con una mujer cananea. Vete ahora mismo a Parán Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate allí con una de las hijas de tu tío Labán.»
(Génesis 28:1-2)

Esaú, el hermano de Jacob, tomó por esposas a dos mujeres cananeas. El texto bíblico nos dice que estas mujeres le amargaron la vida a Isaac y Rebeca, un dato más acerca de la disfuncionalidad de aquella familia. No sabemos qué tipo de dinámicas provocaban las nueras, solo sabemos los resultados, pero en dos ocasiones se indica el mal ambiente familiar que generaban. ¿Fue esa una de las razones que movió a Isaac a darle semejante consejo a su hijo? Probablemente hubo otras consideraciones, como por ejemplo no debilitar el clan con sangre extraña y, contrariamente, fortalecerlo con parientes pertenecientes al mismo tronco familiar. Una cosa no excluye para nada la otra, pero pone de manifiesto un principio importante que una y otra vez aparece en las Escrituas, vigila tus relaciones, tus asociaciones, vigila la influencia que pueden ejercer sobre ti, pues como dice el refrán castellano, "dime con quién vas y te diré quién eres".

La recomendación del patriarca me hace pensar en un doble sentido. En primer lugar reflexionar acerca de qué tipo de asociaciones tengo y qué tipo de influencia tienen sobre mí ¿Me ayudan a ser el tipo de ser humano que Dios desea? ¿Soy más como Jesús debido a su influencia y mi asociación con ellos? ¿O más bien pasa todo lo contrario, me aparta de que Jesús sea formado en mi vida y yo pueda ser un buen agente de restauración en este mundo roto? ¿Soy consciente, he pensado en alguna ocasión en qué tipo de efecto tienen sobre mí? Y, si no es el que debiera ser, ¿Qué me motiva a continuar manteniendo esas asociaciones, esas relaciones? Algunas de nuestras asociaciones son positivas en su influencia, otras son neutras y otras, decididamente son negativas.

En segundo lugar reflexionar sobre qué tipo de influencia ejerzo sobre mis asociaciones. Creo que es más fácil, si nos paramos a pesar, detectar la influencia que recibimos que aquella que ejercemos sobre otros, pero sin ninguna duda la ejercemos y, consecuentemente, me doy cuenta de u debo pararme y valorar ese punto porque deseo que mi impacto sobre otros sea siempre positivo, de no poder serlo, apuntar hacia la neutralidad pero ser consciente e intencional en evitar ser de influencia negativa para otros.

¿Cómo son tus asociaciones, qué tipo de influencia ejerces sobre ellas, cuál ejercen ellas sobre ti? ¿Qué hacer al respecto?