Bien sabéis que todos los que participan en una competición atlética, solo uno recibe el premio. ¡Corred como para ganar! Y ya veis de cuántas cosas se privan los que se entrenan con vistas a una prueba deportiva. (1 Corintios 9:24-25)

Aquellos que me conocen bien saben que la palabra "intencional" es una de mis favoritas. El diccionario la define del siguiente modo: Idea que se persigue con cierta acción o comportamiento. Nada, absolutamente nada que es significativo o importante en la vida se produce sin intencionalidad. ¿Quieres desarrollar una carrera profesional? Has de ser intencional ¿Quieres conseguir ciertos objetivos vitales? Has de ser intencional ¿Deseas una relación matrimonial significativa? Has de ser intencional ¿Deseas buenas relaciones con tus padres o hijos? Has de ser intencional. Es decir, has de poner voluntad, esfuerzo, premeditación y ganas.

Sorprendentemente muchos esperan que en la esfera del seguimiento de Jesús sea diferente. Piensan que yendo de evento en evento, buscando experiencias espirituales significativas o cosas similares, se producirá el crecimiento y Jesús será formado en sus vidas. Eso no ocurre, esa no es la dinámica de la vida cristiana, nadie se convierte en atleta por ver competiciones en la televisión. Nadie se convierte en doctor por visitar el hospital cada día. Nadie desarrolla la imagen de Jesús por asistir a actividades religiosas. Como bien afirma el Maestro, esto lo consigue el que pone en práctica sus palabras.

En definitiva tu vida cristiana es, en buena medida, fruto de tu intencionalidad o la falta de la misma. ¿Qué piensas?

 



Bien sabéis que todos los que participan en una competición atlética, solo uno recibe el premio. ¡Corred como para ganar! Y ya veis de cuántas cosas se privan los que se entrenan con vistas a una prueba deportiva. (1 Corintios 9:24-25)

Aquellos que me conocen bien saben que la palabra "intencional" es una de mis favoritas. El diccionario la define del siguiente modo: Idea que se persigue con cierta acción o comportamiento. Nada, absolutamente nada que es significativo o importante en la vida se produce sin intencionalidad. ¿Quieres desarrollar una carrera profesional? Has de ser intencional ¿Quieres conseguir ciertos objetivos vitales? Has de ser intencional ¿Deseas una relación matrimonial significativa? Has de ser intencional ¿Deseas buenas relaciones con tus padres o hijos? Has de ser intencional. Es decir, has de poner voluntad, esfuerzo, premeditación y ganas.

Sorprendentemente muchos esperan que en la esfera del seguimiento de Jesús sea diferente. Piensan que yendo de evento en evento, buscando experiencias espirituales significativas o cosas similares, se producirá el crecimiento y Jesús será formado en sus vidas. Eso no ocurre, esa no es la dinámica de la vida cristiana, nadie se convierte en atleta por ver competiciones en la televisión. Nadie se convierte en doctor por visitar el hospital cada día. Nadie desarrolla la imagen de Jesús por asistir a actividades religiosas. Como bien afirma el Maestro, esto lo consigue el que pone en práctica sus palabras.

En definitiva tu vida cristiana es, en buena medida, fruto de tu intencionalidad o la falta de la misma. ¿Qué piensas?

 



Bien sabéis que todos los que participan en una competición atlética, solo uno recibe el premio. ¡Corred como para ganar! Y ya veis de cuántas cosas se privan los que se entrenan con vistas a una prueba deportiva. (1 Corintios 9:24-25)

Aquellos que me conocen bien saben que la palabra "intencional" es una de mis favoritas. El diccionario la define del siguiente modo: Idea que se persigue con cierta acción o comportamiento. Nada, absolutamente nada que es significativo o importante en la vida se produce sin intencionalidad. ¿Quieres desarrollar una carrera profesional? Has de ser intencional ¿Quieres conseguir ciertos objetivos vitales? Has de ser intencional ¿Deseas una relación matrimonial significativa? Has de ser intencional ¿Deseas buenas relaciones con tus padres o hijos? Has de ser intencional. Es decir, has de poner voluntad, esfuerzo, premeditación y ganas.

Sorprendentemente muchos esperan que en la esfera del seguimiento de Jesús sea diferente. Piensan que yendo de evento en evento, buscando experiencias espirituales significativas o cosas similares, se producirá el crecimiento y Jesús será formado en sus vidas. Eso no ocurre, esa no es la dinámica de la vida cristiana, nadie se convierte en atleta por ver competiciones en la televisión. Nadie se convierte en doctor por visitar el hospital cada día. Nadie desarrolla la imagen de Jesús por asistir a actividades religiosas. Como bien afirma el Maestro, esto lo consigue el que pone en práctica sus palabras.

En definitiva tu vida cristiana es, en buena medida, fruto de tu intencionalidad o la falta de la misma. ¿Qué piensas?