La tierra va a ser maldita por tu culpa (Génesis 3:17)

El título de esta entrada, curator, predator y restitutor, resume el viaje del ser humano en su relación con Dios y su creación. En Génesis la humanidad recibió de parte del Señor la responsabilidad de ser un mayordomo, un cuidador, un curator de su creación. En contra de lo que comúnmente se piensa, el encargo de Dios no representaba una licencia para que hiciéramos lo que nos viniera en gana con su obra. El Señor continúa siendo el propietario -De Dios es el mundo y su plenitud, la tierra y todos los que en ella habitan, afirma el salmo-. La palabra hebrea conlleva la idea de un cuidado primoroso y tierno. Eso es lo que se esperaba de nosotros.

 Pero como consecuencia del pecado el hombre paso de curator a predator. Estamos destruyendo la creación de Dios desde el principio. En estos momentos, lamentablemente, ha aumentado tanto nuestra capacidad de destrucción que podríamos arrasar con todo el planeta y toda forma de vida. Los cristianos somos, en el mejor de los casos, cómplices con nuestro silencio. En el peor de los casos, cómplices activos con nuestros estilos de vida. Nunca he visto ni he oído a nuestras iglesias clamar contra esa destrucción masiva de nuestra herencia. 

Pero cuando conocemos a Cristo y entramos en una relación personal con Él nos convertimos en restitutors, en restauradores. Nos unimos al Señor en su deseo de que su Reino venga, de reconciliar todas las cosas, de hacer que el ser humano y este mundo sean lo que tuvo en mente cuando afirmó que, todo era muy bueno, y no la porquería en que el pecado, tan a menudo con nuestra complicidad, ha hecho.


¿Eres curator, predator, restitutor?



La tierra va a ser maldita por tu culpa (Génesis 3:17)

El título de esta entrada, curator, predator y restitutor, resume el viaje del ser humano en su relación con Dios y su creación. En Génesis la humanidad recibió de parte del Señor la responsabilidad de ser un mayordomo, un cuidador, un curator de su creación. En contra de lo que comúnmente se piensa, el encargo de Dios no representaba una licencia para que hiciéramos lo que nos viniera en gana con su obra. El Señor continúa siendo el propietario -De Dios es el mundo y su plenitud, la tierra y todos los que en ella habitan, afirma el salmo-. La palabra hebrea conlleva la idea de un cuidado primoroso y tierno. Eso es lo que se esperaba de nosotros.

 Pero como consecuencia del pecado el hombre paso de curator a predator. Estamos destruyendo la creación de Dios desde el principio. En estos momentos, lamentablemente, ha aumentado tanto nuestra capacidad de destrucción que podríamos arrasar con todo el planeta y toda forma de vida. Los cristianos somos, en el mejor de los casos, cómplices con nuestro silencio. En el peor de los casos, cómplices activos con nuestros estilos de vida. Nunca he visto ni he oído a nuestras iglesias clamar contra esa destrucción masiva de nuestra herencia. 

Pero cuando conocemos a Cristo y entramos en una relación personal con Él nos convertimos en restitutors, en restauradores. Nos unimos al Señor en su deseo de que su Reino venga, de reconciliar todas las cosas, de hacer que el ser humano y este mundo sean lo que tuvo en mente cuando afirmó que, todo era muy bueno, y no la porquería en que el pecado, tan a menudo con nuestra complicidad, ha hecho.


¿Eres curator, predator, restitutor?



La tierra va a ser maldita por tu culpa (Génesis 3:17)

El título de esta entrada, curator, predator y restitutor, resume el viaje del ser humano en su relación con Dios y su creación. En Génesis la humanidad recibió de parte del Señor la responsabilidad de ser un mayordomo, un cuidador, un curator de su creación. En contra de lo que comúnmente se piensa, el encargo de Dios no representaba una licencia para que hiciéramos lo que nos viniera en gana con su obra. El Señor continúa siendo el propietario -De Dios es el mundo y su plenitud, la tierra y todos los que en ella habitan, afirma el salmo-. La palabra hebrea conlleva la idea de un cuidado primoroso y tierno. Eso es lo que se esperaba de nosotros.

 Pero como consecuencia del pecado el hombre paso de curator a predator. Estamos destruyendo la creación de Dios desde el principio. En estos momentos, lamentablemente, ha aumentado tanto nuestra capacidad de destrucción que podríamos arrasar con todo el planeta y toda forma de vida. Los cristianos somos, en el mejor de los casos, cómplices con nuestro silencio. En el peor de los casos, cómplices activos con nuestros estilos de vida. Nunca he visto ni he oído a nuestras iglesias clamar contra esa destrucción masiva de nuestra herencia. 

Pero cuando conocemos a Cristo y entramos en una relación personal con Él nos convertimos en restitutors, en restauradores. Nos unimos al Señor en su deseo de que su Reino venga, de reconciliar todas las cosas, de hacer que el ser humano y este mundo sean lo que tuvo en mente cuando afirmó que, todo era muy bueno, y no la porquería en que el pecado, tan a menudo con nuestra complicidad, ha hecho.


¿Eres curator, predator, restitutor?