Os deseo gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. (Romanos 1:7)


Interior y exterior. La gracia nos permite vivir con nuestra realidad interior, la paz nos permite hacerlo con nuestras circunstancias externas. Ambas se manifiestan sin negar la realidad, antes al contrario, abrazándola. La realidad interna de nuestras carencias, incoherencias, inclinaciones e incluso maldades. La realidad externa que, en tantas ocasiones, no es hostil, parece superarnos, ir más allá de nuestra capacidad de manejarla y gestionarla.

Dios desea que experimentemos su gracia y su paz porque ambas son imprescindibles para poder vivir la vida cotidiana. Por eso, Él nos las ha concedido, están a nuestro alcance, tan solo hemos de aprender a vivir con ellas, a hacerlas nuestras, a aterrizarlas en la vida de cada día como parte irrenunciable de nuestra herencia como hijos del Padre.

Al mismo tiempo, somos llamados a dar gracia y ser pacificadores para otros. Sin embargo, no podremos hacerlo si primero no lo estamos experimentando en nuestras propias vidas.

¿Cómo se manifiestan la gracia y la paz en tu vida cotidiana?

 



Os deseo gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. (Romanos 1:7)


Interior y exterior. La gracia nos permite vivir con nuestra realidad interior, la paz nos permite hacerlo con nuestras circunstancias externas. Ambas se manifiestan sin negar la realidad, antes al contrario, abrazándola. La realidad interna de nuestras carencias, incoherencias, inclinaciones e incluso maldades. La realidad externa que, en tantas ocasiones, no es hostil, parece superarnos, ir más allá de nuestra capacidad de manejarla y gestionarla.

Dios desea que experimentemos su gracia y su paz porque ambas son imprescindibles para poder vivir la vida cotidiana. Por eso, Él nos las ha concedido, están a nuestro alcance, tan solo hemos de aprender a vivir con ellas, a hacerlas nuestras, a aterrizarlas en la vida de cada día como parte irrenunciable de nuestra herencia como hijos del Padre.

Al mismo tiempo, somos llamados a dar gracia y ser pacificadores para otros. Sin embargo, no podremos hacerlo si primero no lo estamos experimentando en nuestras propias vidas.

¿Cómo se manifiestan la gracia y la paz en tu vida cotidiana?

 



Os deseo gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. (Romanos 1:7)


Interior y exterior. La gracia nos permite vivir con nuestra realidad interior, la paz nos permite hacerlo con nuestras circunstancias externas. Ambas se manifiestan sin negar la realidad, antes al contrario, abrazándola. La realidad interna de nuestras carencias, incoherencias, inclinaciones e incluso maldades. La realidad externa que, en tantas ocasiones, no es hostil, parece superarnos, ir más allá de nuestra capacidad de manejarla y gestionarla.

Dios desea que experimentemos su gracia y su paz porque ambas son imprescindibles para poder vivir la vida cotidiana. Por eso, Él nos las ha concedido, están a nuestro alcance, tan solo hemos de aprender a vivir con ellas, a hacerlas nuestras, a aterrizarlas en la vida de cada día como parte irrenunciable de nuestra herencia como hijos del Padre.

Al mismo tiempo, somos llamados a dar gracia y ser pacificadores para otros. Sin embargo, no podremos hacerlo si primero no lo estamos experimentando en nuestras propias vidas.

¿Cómo se manifiestan la gracia y la paz en tu vida cotidiana?