Me has sondeado, me has examinado de noche, me has probado y no has h hallado mal alguno. (Salmo 17:3)

En mi experiencia personal dos cosas marcan el día, la manera como lo comienzo y como lo acabo. Precisamente, esta es la enseñanza que nos ofrece el salmista, acabar la jornada viniendo ante la presencia del Señor y permitiendo que Él pueda sondear la forma en que hemos vivido. El día es una unidad de tiempo lo suficientemente pequeña para permitirnos las adecuadas rectificaciones en el rumbo de nuestra vida. Este saludable hábito nos permite que Dios pueda darnos luz, no solo acerca de nuestra conducta, también de nuestras motivaciones, intenciones actitudes, la fidelidad a nuestros valores y, en definitiva, el lugar que ha ocupado en nuestras vidas. Pero estamos hablando de intencionalidad; de tomar la decisión cada día de presentarnos ante el Señor y enfrentar nuestra realidad, nuestros miedos, nuestras contradicciones, nuestras inconsistencias.

¿Cómo terminas tu día? ¿Qué te impide terminarlo de la manera descrita en este comentario?

 



Me has sondeado, me has examinado de noche, me has probado y no has h hallado mal alguno. (Salmo 17:3)

En mi experiencia personal dos cosas marcan el día, la manera como lo comienzo y como lo acabo. Precisamente, esta es la enseñanza que nos ofrece el salmista, acabar la jornada viniendo ante la presencia del Señor y permitiendo que Él pueda sondear la forma en que hemos vivido. El día es una unidad de tiempo lo suficientemente pequeña para permitirnos las adecuadas rectificaciones en el rumbo de nuestra vida. Este saludable hábito nos permite que Dios pueda darnos luz, no solo acerca de nuestra conducta, también de nuestras motivaciones, intenciones actitudes, la fidelidad a nuestros valores y, en definitiva, el lugar que ha ocupado en nuestras vidas. Pero estamos hablando de intencionalidad; de tomar la decisión cada día de presentarnos ante el Señor y enfrentar nuestra realidad, nuestros miedos, nuestras contradicciones, nuestras inconsistencias.

¿Cómo terminas tu día? ¿Qué te impide terminarlo de la manera descrita en este comentario?

 



Me has sondeado, me has examinado de noche, me has probado y no has h hallado mal alguno. (Salmo 17:3)

En mi experiencia personal dos cosas marcan el día, la manera como lo comienzo y como lo acabo. Precisamente, esta es la enseñanza que nos ofrece el salmista, acabar la jornada viniendo ante la presencia del Señor y permitiendo que Él pueda sondear la forma en que hemos vivido. El día es una unidad de tiempo lo suficientemente pequeña para permitirnos las adecuadas rectificaciones en el rumbo de nuestra vida. Este saludable hábito nos permite que Dios pueda darnos luz, no solo acerca de nuestra conducta, también de nuestras motivaciones, intenciones actitudes, la fidelidad a nuestros valores y, en definitiva, el lugar que ha ocupado en nuestras vidas. Pero estamos hablando de intencionalidad; de tomar la decisión cada día de presentarnos ante el Señor y enfrentar nuestra realidad, nuestros miedos, nuestras contradicciones, nuestras inconsistencias.

¿Cómo terminas tu día? ¿Qué te impide terminarlo de la manera descrita en este comentario?