Y sin haber tenido antes relaciones conyugales con ella, María dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús. (Mateo 1:25)

Dejemos que la historia hable. La esperanza vida en el Imperio Romano, más para las clases populares, no excedía de los 40 años. Las mujeres se casaban tan pronto como estaban en edad fértil y se prometían, a menudo, mucho antes. Lo miremos desde la perspectiva que lo hagamos encontraremos en María a una adolescente de 15 ó 16 años que es escogida por Dios para, en su vulnerabilidad humana, ser cuidado por ella. 

Dios indefenso, Dios vulnerable, Dios dependiente, Dios necesitado, Dios frágil, Dios humano. El creador y sustentador del universo en las manos de una adolescente que no podemos saber hasta qué punto entendía lo que estaba pasando en la historia y lo que le estaba pasando en su historia pero, que supo estar disponible, abierta para ser parte del plan del Señor y, consecuentemente, hacer posible que hoy celebremos el nacimiento del Dios hecho ser humano.

Una adolescente en un entorno insalubre dando a luz (tal vez, incluso sin ayuda) a un bebé que es Dios hecho ser humano para nuestra salvación y que lo acoge en sus brazos como antes lo había hecho en su seno. Una adolescente que tendrá que huir para proteger al Dios vulnerable de ser asesinado. Una adolescente que lo alimentará, limpiará, cuidará, regañará, hasta que pueda asumir su papel como Mesías y Salvador del mundo. 

Gracias María por tu disponibilidad para hacer posible los planes del Señor, Él nos conceda tener la misma actitud disponible y entregada que tú tuviste y que tanto nos inspira.




 



Y sin haber tenido antes relaciones conyugales con ella, María dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús. (Mateo 1:25)

Dejemos que la historia hable. La esperanza vida en el Imperio Romano, más para las clases populares, no excedía de los 40 años. Las mujeres se casaban tan pronto como estaban en edad fértil y se prometían, a menudo, mucho antes. Lo miremos desde la perspectiva que lo hagamos encontraremos en María a una adolescente de 15 ó 16 años que es escogida por Dios para, en su vulnerabilidad humana, ser cuidado por ella. 

Dios indefenso, Dios vulnerable, Dios dependiente, Dios necesitado, Dios frágil, Dios humano. El creador y sustentador del universo en las manos de una adolescente que no podemos saber hasta qué punto entendía lo que estaba pasando en la historia y lo que le estaba pasando en su historia pero, que supo estar disponible, abierta para ser parte del plan del Señor y, consecuentemente, hacer posible que hoy celebremos el nacimiento del Dios hecho ser humano.

Una adolescente en un entorno insalubre dando a luz (tal vez, incluso sin ayuda) a un bebé que es Dios hecho ser humano para nuestra salvación y que lo acoge en sus brazos como antes lo había hecho en su seno. Una adolescente que tendrá que huir para proteger al Dios vulnerable de ser asesinado. Una adolescente que lo alimentará, limpiará, cuidará, regañará, hasta que pueda asumir su papel como Mesías y Salvador del mundo. 

Gracias María por tu disponibilidad para hacer posible los planes del Señor, Él nos conceda tener la misma actitud disponible y entregada que tú tuviste y que tanto nos inspira.




 



Y sin haber tenido antes relaciones conyugales con ella, María dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús. (Mateo 1:25)

Dejemos que la historia hable. La esperanza vida en el Imperio Romano, más para las clases populares, no excedía de los 40 años. Las mujeres se casaban tan pronto como estaban en edad fértil y se prometían, a menudo, mucho antes. Lo miremos desde la perspectiva que lo hagamos encontraremos en María a una adolescente de 15 ó 16 años que es escogida por Dios para, en su vulnerabilidad humana, ser cuidado por ella. 

Dios indefenso, Dios vulnerable, Dios dependiente, Dios necesitado, Dios frágil, Dios humano. El creador y sustentador del universo en las manos de una adolescente que no podemos saber hasta qué punto entendía lo que estaba pasando en la historia y lo que le estaba pasando en su historia pero, que supo estar disponible, abierta para ser parte del plan del Señor y, consecuentemente, hacer posible que hoy celebremos el nacimiento del Dios hecho ser humano.

Una adolescente en un entorno insalubre dando a luz (tal vez, incluso sin ayuda) a un bebé que es Dios hecho ser humano para nuestra salvación y que lo acoge en sus brazos como antes lo había hecho en su seno. Una adolescente que tendrá que huir para proteger al Dios vulnerable de ser asesinado. Una adolescente que lo alimentará, limpiará, cuidará, regañará, hasta que pueda asumir su papel como Mesías y Salvador del mundo. 

Gracias María por tu disponibilidad para hacer posible los planes del Señor, Él nos conceda tener la misma actitud disponible y entregada que tú tuviste y que tanto nos inspira.