Jesús dijo al jefe de la sinagoga: No tengas miedo. ¡Sólo ten fe! (Marcos 5:36)

Jairo era el principal de una sinagoga. No sabemos cuál, intuimos que la de Capernaún, pero no hay soporte en el texto bíblico. Su cargo le otorgaba una gran respetabilidad y prestigio social. Sin embargo, ante la necesidad de salvar la vida de su hija no tiene inconveniente en postrarse a los pies de Jesús y pedir ayuda. Su actitud de humildad y respeto contrasta con los temibles amigos de Jesús: los fariseos. Jesús decide ayudarle y lo acompaña de camino hacia su casa. Sin embargo, su fe se vería confrontada por varios obstáculos:

1. La interrupción de la mujer que fue sanada de hemorragias. Jesús, en ese momento de urgencia para Jairo, decide pararse y hacer una investigación acerca de lo sucedido. Sin duda se estaban perdiendo unos preciosos minutos y el nerviosismo de Jairo debió de ir en aumento.

2. En segundo lugar, debió de enfrentarse con la pura y dura realidad de que su hija ya había muerto. Sus amigos le dijeron que no tenía sentido seguir molestando a Jesús. La muerte, la terca realidad se había impuesto, tal vez aquellos minutos que se perdieron fueron decisivos. 

3. En tercer lugar su fe se vio confrontada por el realismo de las personas que le rodeaban. En la casa rieron ante las palabras de Jesús que ofrecían esperanza a Jairo. 

Rescato de este pasaje que nuestra fe puede encontrarse con obstáculos gigantes que la impidan crecer y florecer. La realidad, como ya vimos, es muy terca y no puede dejar de ser considerada. Además tenemos la opinión contraria de los que nos rodean. Ellos se acercan a la realidad de forma desapasionada, objetiva y nos intentan convencer de que ciertas cosas, simplemente no pueden ser. Ante todo eso solo nos quedan las palabras del Maestro de Galilea: No tengas miedo. ¡Sólo ten fe!


¿Qué situaciones estás viviendo? ¿Cómo se aplican las palabras de Jesús a a misma?

Por favor, si esta reflexión te ha hecho bien, compártela con otros.

 



Jesús dijo al jefe de la sinagoga: No tengas miedo. ¡Sólo ten fe! (Marcos 5:36)

Jairo era el principal de una sinagoga. No sabemos cuál, intuimos que la de Capernaún, pero no hay soporte en el texto bíblico. Su cargo le otorgaba una gran respetabilidad y prestigio social. Sin embargo, ante la necesidad de salvar la vida de su hija no tiene inconveniente en postrarse a los pies de Jesús y pedir ayuda. Su actitud de humildad y respeto contrasta con los temibles amigos de Jesús: los fariseos. Jesús decide ayudarle y lo acompaña de camino hacia su casa. Sin embargo, su fe se vería confrontada por varios obstáculos:

1. La interrupción de la mujer que fue sanada de hemorragias. Jesús, en ese momento de urgencia para Jairo, decide pararse y hacer una investigación acerca de lo sucedido. Sin duda se estaban perdiendo unos preciosos minutos y el nerviosismo de Jairo debió de ir en aumento.

2. En segundo lugar, debió de enfrentarse con la pura y dura realidad de que su hija ya había muerto. Sus amigos le dijeron que no tenía sentido seguir molestando a Jesús. La muerte, la terca realidad se había impuesto, tal vez aquellos minutos que se perdieron fueron decisivos. 

3. En tercer lugar su fe se vio confrontada por el realismo de las personas que le rodeaban. En la casa rieron ante las palabras de Jesús que ofrecían esperanza a Jairo. 

Rescato de este pasaje que nuestra fe puede encontrarse con obstáculos gigantes que la impidan crecer y florecer. La realidad, como ya vimos, es muy terca y no puede dejar de ser considerada. Además tenemos la opinión contraria de los que nos rodean. Ellos se acercan a la realidad de forma desapasionada, objetiva y nos intentan convencer de que ciertas cosas, simplemente no pueden ser. Ante todo eso solo nos quedan las palabras del Maestro de Galilea: No tengas miedo. ¡Sólo ten fe!


¿Qué situaciones estás viviendo? ¿Cómo se aplican las palabras de Jesús a a misma?

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Jesús dijo al jefe de la sinagoga: No tengas miedo. ¡Sólo ten fe! (Marcos 5:36)

Jairo era el principal de una sinagoga. No sabemos cuál, intuimos que la de Capernaún, pero no hay soporte en el texto bíblico. Su cargo le otorgaba una gran respetabilidad y prestigio social. Sin embargo, ante la necesidad de salvar la vida de su hija no tiene inconveniente en postrarse a los pies de Jesús y pedir ayuda. Su actitud de humildad y respeto contrasta con los temibles amigos de Jesús: los fariseos. Jesús decide ayudarle y lo acompaña de camino hacia su casa. Sin embargo, su fe se vería confrontada por varios obstáculos:

1. La interrupción de la mujer que fue sanada de hemorragias. Jesús, en ese momento de urgencia para Jairo, decide pararse y hacer una investigación acerca de lo sucedido. Sin duda se estaban perdiendo unos preciosos minutos y el nerviosismo de Jairo debió de ir en aumento.

2. En segundo lugar, debió de enfrentarse con la pura y dura realidad de que su hija ya había muerto. Sus amigos le dijeron que no tenía sentido seguir molestando a Jesús. La muerte, la terca realidad se había impuesto, tal vez aquellos minutos que se perdieron fueron decisivos. 

3. En tercer lugar su fe se vio confrontada por el realismo de las personas que le rodeaban. En la casa rieron ante las palabras de Jesús que ofrecían esperanza a Jairo. 

Rescato de este pasaje que nuestra fe puede encontrarse con obstáculos gigantes que la impidan crecer y florecer. La realidad, como ya vimos, es muy terca y no puede dejar de ser considerada. Además tenemos la opinión contraria de los que nos rodean. Ellos se acercan a la realidad de forma desapasionada, objetiva y nos intentan convencer de que ciertas cosas, simplemente no pueden ser. Ante todo eso solo nos quedan las palabras del Maestro de Galilea: No tengas miedo. ¡Sólo ten fe!


¿Qué situaciones estás viviendo? ¿Cómo se aplican las palabras de Jesús a a misma?

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