El día del Señor pondrá de manifiesto el valor de lo que cada uno haya hecho, pues ese día vendrá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la consistencia de lo que cada uno haya hecho. (1 Corintios 3:13)

El día del Señor se refiere a su segunda venida. El fuego está relacionado en las Escrituras con la actuación divina. El fuego quita las impurezas de los metales nobles y deja estos al descubierto. El apóstol nos indica que ese día se pondrá de manifiesto la validez y la solidez de lo que hemos hecho en el servicio al Señor. En ese día se verá cuán consistente ha sido nuestra vida, qué legado hemos dejado. 

Porque el valor de lo que llevamos a cabo en el servicio al Señor no depende de la aprobación o el aplauso de aquellos a los que ministramos o los que observan nuestro ministerio. Jesús afirma que si eso es lo que buscamos ya tenemos nuestra recompensa. El valor depende de cómo Dios lo percibe, cómo lo valora, hasta qué punto le honra, de qué modo está alineado con sus planes y su voluntad. Ya nos lo dice la Escritura, nuestra manera de ver las cosas no es la misma que la del Señor.

Cuando uno se va acercando al encuentro definitivo con el Señor piensa más en cuán consistente será a sus ojos lo construido.

¿Cuán consistente es lo tuyo?

 



El día del Señor pondrá de manifiesto el valor de lo que cada uno haya hecho, pues ese día vendrá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la consistencia de lo que cada uno haya hecho. (1 Corintios 3:13)

El día del Señor se refiere a su segunda venida. El fuego está relacionado en las Escrituras con la actuación divina. El fuego quita las impurezas de los metales nobles y deja estos al descubierto. El apóstol nos indica que ese día se pondrá de manifiesto la validez y la solidez de lo que hemos hecho en el servicio al Señor. En ese día se verá cuán consistente ha sido nuestra vida, qué legado hemos dejado. 

Porque el valor de lo que llevamos a cabo en el servicio al Señor no depende de la aprobación o el aplauso de aquellos a los que ministramos o los que observan nuestro ministerio. Jesús afirma que si eso es lo que buscamos ya tenemos nuestra recompensa. El valor depende de cómo Dios lo percibe, cómo lo valora, hasta qué punto le honra, de qué modo está alineado con sus planes y su voluntad. Ya nos lo dice la Escritura, nuestra manera de ver las cosas no es la misma que la del Señor.

Cuando uno se va acercando al encuentro definitivo con el Señor piensa más en cuán consistente será a sus ojos lo construido.

¿Cuán consistente es lo tuyo?

 



El día del Señor pondrá de manifiesto el valor de lo que cada uno haya hecho, pues ese día vendrá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la consistencia de lo que cada uno haya hecho. (1 Corintios 3:13)

El día del Señor se refiere a su segunda venida. El fuego está relacionado en las Escrituras con la actuación divina. El fuego quita las impurezas de los metales nobles y deja estos al descubierto. El apóstol nos indica que ese día se pondrá de manifiesto la validez y la solidez de lo que hemos hecho en el servicio al Señor. En ese día se verá cuán consistente ha sido nuestra vida, qué legado hemos dejado. 

Porque el valor de lo que llevamos a cabo en el servicio al Señor no depende de la aprobación o el aplauso de aquellos a los que ministramos o los que observan nuestro ministerio. Jesús afirma que si eso es lo que buscamos ya tenemos nuestra recompensa. El valor depende de cómo Dios lo percibe, cómo lo valora, hasta qué punto le honra, de qué modo está alineado con sus planes y su voluntad. Ya nos lo dice la Escritura, nuestra manera de ver las cosas no es la misma que la del Señor.

Cuando uno se va acercando al encuentro definitivo con el Señor piensa más en cuán consistente será a sus ojos lo construido.

¿Cuán consistente es lo tuyo?

 



El día del Señor pondrá de manifiesto el valor de lo que cada uno haya hecho, pues ese día vendrá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la consistencia de lo que cada uno haya hecho. (1 Corintios 3:13)

El día del Señor se refiere a su segunda venida. El fuego está relacionado en las Escrituras con la actuación divina. El fuego quita las impurezas de los metales nobles y deja estos al descubierto. El apóstol nos indica que ese día se pondrá de manifiesto la validez y la solidez de lo que hemos hecho en el servicio al Señor. En ese día se verá cuán consistente ha sido nuestra vida, qué legado hemos dejado. 

Porque el valor de lo que llevamos a cabo en el servicio al Señor no depende de la aprobación o el aplauso de aquellos a los que ministramos o los que observan nuestro ministerio. Jesús afirma que si eso es lo que buscamos ya tenemos nuestra recompensa. El valor depende de cómo Dios lo percibe, cómo lo valora, hasta qué punto le honra, de qué modo está alineado con sus planes y su voluntad. Ya nos lo dice la Escritura, nuestra manera de ver las cosas no es la misma que la del Señor.

Cuando uno se va acercando al encuentro definitivo con el Señor piensa más en cuán consistente será a sus ojos lo construido.

¿Cuán consistente es lo tuyo?