Mira, estos son los malvados: viven en paz y atesoran riqueza. ¿De qué me vale purificar mi corazón, lavar mis manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado, castigado cada mañana? (Salmo 73:13-14)


Todavía hay ilusos que creen que existe una especie de principio cósmico que afirma que al justo todo le va bien y al injusto todo le va mal. Todavía muchos se acercan al Señor pensando que será una especie de seguro de vida, enfermedad, desempleo y todo tipo de desgracias: que Dios castiga al pecador y premia a sus hijos. Tal vez meditar en la vida y muerte de Jesús, el Señor, sea un buen antídoto ante tales falsas creencias. El justo, dice la Escritura, padeció por los injustos para llevarnos a Dios. Tal vez reflexionar sobre la vida de tantos de nuestros precursores que sufrieron y murieron para que nosotros podamos vivir la fe en libertad nos podría dar luz sobre esa falsa creencia. Tal vez el sufrimiento, dolor y muerte de millones de nuestros hermanos en muchos países donde son perseguidos por su deseo de seguir al Maestro nos debería curar de esa tontería de equiparar las bendiciones de Dios con el estilo de vida consumista, hedonista y capitalista.

El salmista se hizo una seria pregunta al ver la prosperidad de los injustos: ¿Vale la pena el vivir una vida de justicia? ¿Tiene sentido cuando, precisamente, al vivir según los principios de Dios las cosas no nos van a ir bien? ¿Por qué los injustos han de prosperar y la maldad ha de imperar?


¿Cuál es tu reacción ante la prosperidad de los injustos?



Mira, estos son los malvados: viven en paz y atesoran riqueza. ¿De qué me vale purificar mi corazón, lavar mis manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado, castigado cada mañana? (Salmo 73:13-14)


Todavía hay ilusos que creen que existe una especie de principio cósmico que afirma que al justo todo le va bien y al injusto todo le va mal. Todavía muchos se acercan al Señor pensando que será una especie de seguro de vida, enfermedad, desempleo y todo tipo de desgracias: que Dios castiga al pecador y premia a sus hijos. Tal vez meditar en la vida y muerte de Jesús, el Señor, sea un buen antídoto ante tales falsas creencias. El justo, dice la Escritura, padeció por los injustos para llevarnos a Dios. Tal vez reflexionar sobre la vida de tantos de nuestros precursores que sufrieron y murieron para que nosotros podamos vivir la fe en libertad nos podría dar luz sobre esa falsa creencia. Tal vez el sufrimiento, dolor y muerte de millones de nuestros hermanos en muchos países donde son perseguidos por su deseo de seguir al Maestro nos debería curar de esa tontería de equiparar las bendiciones de Dios con el estilo de vida consumista, hedonista y capitalista.

El salmista se hizo una seria pregunta al ver la prosperidad de los injustos: ¿Vale la pena el vivir una vida de justicia? ¿Tiene sentido cuando, precisamente, al vivir según los principios de Dios las cosas no nos van a ir bien? ¿Por qué los injustos han de prosperar y la maldad ha de imperar?


¿Cuál es tu reacción ante la prosperidad de los injustos?



Mira, estos son los malvados: viven en paz y atesoran riqueza. ¿De qué me vale purificar mi corazón, lavar mis manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado, castigado cada mañana? (Salmo 73:13-14)


Todavía hay ilusos que creen que existe una especie de principio cósmico que afirma que al justo todo le va bien y al injusto todo le va mal. Todavía muchos se acercan al Señor pensando que será una especie de seguro de vida, enfermedad, desempleo y todo tipo de desgracias: que Dios castiga al pecador y premia a sus hijos. Tal vez meditar en la vida y muerte de Jesús, el Señor, sea un buen antídoto ante tales falsas creencias. El justo, dice la Escritura, padeció por los injustos para llevarnos a Dios. Tal vez reflexionar sobre la vida de tantos de nuestros precursores que sufrieron y murieron para que nosotros podamos vivir la fe en libertad nos podría dar luz sobre esa falsa creencia. Tal vez el sufrimiento, dolor y muerte de millones de nuestros hermanos en muchos países donde son perseguidos por su deseo de seguir al Maestro nos debería curar de esa tontería de equiparar las bendiciones de Dios con el estilo de vida consumista, hedonista y capitalista.

El salmista se hizo una seria pregunta al ver la prosperidad de los injustos: ¿Vale la pena el vivir una vida de justicia? ¿Tiene sentido cuando, precisamente, al vivir según los principios de Dios las cosas no nos van a ir bien? ¿Por qué los injustos han de prosperar y la maldad ha de imperar?


¿Cuál es tu reacción ante la prosperidad de los injustos?



Mira, estos son los malvados: viven en paz y atesoran riqueza. ¿De qué me vale purificar mi corazón, lavar mis manos en señal de inocencia, si cada día soy golpeado, castigado cada mañana? (Salmo 73:13-14)


Todavía hay ilusos que creen que existe una especie de principio cósmico que afirma que al justo todo le va bien y al injusto todo le va mal. Todavía muchos se acercan al Señor pensando que será una especie de seguro de vida, enfermedad, desempleo y todo tipo de desgracias: que Dios castiga al pecador y premia a sus hijos. Tal vez meditar en la vida y muerte de Jesús, el Señor, sea un buen antídoto ante tales falsas creencias. El justo, dice la Escritura, padeció por los injustos para llevarnos a Dios. Tal vez reflexionar sobre la vida de tantos de nuestros precursores que sufrieron y murieron para que nosotros podamos vivir la fe en libertad nos podría dar luz sobre esa falsa creencia. Tal vez el sufrimiento, dolor y muerte de millones de nuestros hermanos en muchos países donde son perseguidos por su deseo de seguir al Maestro nos debería curar de esa tontería de equiparar las bendiciones de Dios con el estilo de vida consumista, hedonista y capitalista.

El salmista se hizo una seria pregunta al ver la prosperidad de los injustos: ¿Vale la pena el vivir una vida de justicia? ¿Tiene sentido cuando, precisamente, al vivir según los principios de Dios las cosas no nos van a ir bien? ¿Por qué los injustos han de prosperar y la maldad ha de imperar?


¿Cuál es tu reacción ante la prosperidad de los injustos?