De modo que quien no pone su confianza en las propias obras, sino que se fía de Dios, que justifica al pecador, efectivamente su fe le justifica. (Romanos 4:5)


Las obras -aunque a mí personalmente no me gusta esta palabra, prefiero la práctica del bien- han de estar presentes, si o si, en la vida de un seguidor de Jesús. Sn embargo, el orden en el que se coloquen es importante, de hecho diría que es fundamental. Aquí si que podemos afirmar que el orden de los factores si altera el producto, total y definitivamente.

Si las colocamos como medios de salvación, vamos mal. Es, como indica la ilustración que encabeza esta entrada, poner el carro antes que el caballo. La Palabra del Señor es categórica al respecto; nadie será restaurado en su relación con Dios por medio de las obras. Ninguna cantidad de bienes que podamos realizar nos harán aceptables ante el Señor.

La práctica del bien viene como consecuencia natural de haber restablecido nuestra relación personal con Él por medio de la fe en la obra de Jesús en la cruz por cada uno de nosotros. Es decir, la fe -el caballo- genera la práctica del bien -el carro-.

Una palabra de advertencia sin embargo, el caballo sin carro tampoco sirve. La fe que no produce la práctica del bien, afirma Santiago, es una fe muerta, una fe que no salva, que no produce vida.

Carro y caballo ¿Están ambos presentes en tu vida? ¿Se expresan en el orden correcto?

 



De modo que quien no pone su confianza en las propias obras, sino que se fía de Dios, que justifica al pecador, efectivamente su fe le justifica. (Romanos 4:5)


Las obras -aunque a mí personalmente no me gusta esta palabra, prefiero la práctica del bien- han de estar presentes, si o si, en la vida de un seguidor de Jesús. Sn embargo, el orden en el que se coloquen es importante, de hecho diría que es fundamental. Aquí si que podemos afirmar que el orden de los factores si altera el producto, total y definitivamente.

Si las colocamos como medios de salvación, vamos mal. Es, como indica la ilustración que encabeza esta entrada, poner el carro antes que el caballo. La Palabra del Señor es categórica al respecto; nadie será restaurado en su relación con Dios por medio de las obras. Ninguna cantidad de bienes que podamos realizar nos harán aceptables ante el Señor.

La práctica del bien viene como consecuencia natural de haber restablecido nuestra relación personal con Él por medio de la fe en la obra de Jesús en la cruz por cada uno de nosotros. Es decir, la fe -el caballo- genera la práctica del bien -el carro-.

Una palabra de advertencia sin embargo, el caballo sin carro tampoco sirve. La fe que no produce la práctica del bien, afirma Santiago, es una fe muerta, una fe que no salva, que no produce vida.

Carro y caballo ¿Están ambos presentes en tu vida? ¿Se expresan en el orden correcto?

 



De modo que quien no pone su confianza en las propias obras, sino que se fía de Dios, que justifica al pecador, efectivamente su fe le justifica. (Romanos 4:5)


Las obras -aunque a mí personalmente no me gusta esta palabra, prefiero la práctica del bien- han de estar presentes, si o si, en la vida de un seguidor de Jesús. Sn embargo, el orden en el que se coloquen es importante, de hecho diría que es fundamental. Aquí si que podemos afirmar que el orden de los factores si altera el producto, total y definitivamente.

Si las colocamos como medios de salvación, vamos mal. Es, como indica la ilustración que encabeza esta entrada, poner el carro antes que el caballo. La Palabra del Señor es categórica al respecto; nadie será restaurado en su relación con Dios por medio de las obras. Ninguna cantidad de bienes que podamos realizar nos harán aceptables ante el Señor.

La práctica del bien viene como consecuencia natural de haber restablecido nuestra relación personal con Él por medio de la fe en la obra de Jesús en la cruz por cada uno de nosotros. Es decir, la fe -el caballo- genera la práctica del bien -el carro-.

Una palabra de advertencia sin embargo, el caballo sin carro tampoco sirve. La fe que no produce la práctica del bien, afirma Santiago, es una fe muerta, una fe que no salva, que no produce vida.

Carro y caballo ¿Están ambos presentes en tu vida? ¿Se expresan en el orden correcto?