El lenguaje de la cruz es ciertamente un absurdo. (1 Corintios 1:19)


Del latín absurdus, el término absurdo hace referencia a aquello que carece de sentido o que es opuesto o inverso a la razón. El concepto también se refiere a lo extraño, raro, descabellado, ilógico o insensato.

Todo es absurdo en el cristianismo. Absurdo que Dios decidiera hacerse como uno de nosotros y participar de la experiencia humana. Absurdo que no se codeara con los ricos, poderosos, influyentes de su tiempo. Absurdo que no viniera a ser servido sino a servir. Absurdo que quisiera morir por mí para darme la oportunidad de ser la mejor versión de mí mismo. Absurdo que me acogiera como hijo de vuelta en casa a pesar de todo mi historial. Absurdo que me invite a unirme a Él en la tarea de construir el Reino siendo un agente de restauración y reconciliación. Absurdo que continúe teniendo paciencia conmigo a pesar de todas mis inconsistencias e incoherencias. Absurdo que me siga dando oportunidad tras oportunidad. Absurdo que nunca deje de pensar y esperar lo mejor de mí mismo. Absurdo que diga de mí: Tú eres mi hijo amado, me siento contento contigo.

El absurdo del mensaje de la cruz genera en mí gratitud, reverencia y ganas de agradar al Padre. ¿Y en ti?

 




El lenguaje de la cruz es ciertamente un absurdo. (1 Corintios 1:19)


Del latín absurdus, el término absurdo hace referencia a aquello que carece de sentido o que es opuesto o inverso a la razón. El concepto también se refiere a lo extraño, raro, descabellado, ilógico o insensato.

Todo es absurdo en el cristianismo. Absurdo que Dios decidiera hacerse como uno de nosotros y participar de la experiencia humana. Absurdo que no se codeara con los ricos, poderosos, influyentes de su tiempo. Absurdo que no viniera a ser servido sino a servir. Absurdo que quisiera morir por mí para darme la oportunidad de ser la mejor versión de mí mismo. Absurdo que me acogiera como hijo de vuelta en casa a pesar de todo mi historial. Absurdo que me invite a unirme a Él en la tarea de construir el Reino siendo un agente de restauración y reconciliación. Absurdo que continúe teniendo paciencia conmigo a pesar de todas mis inconsistencias e incoherencias. Absurdo que me siga dando oportunidad tras oportunidad. Absurdo que nunca deje de pensar y esperar lo mejor de mí mismo. Absurdo que diga de mí: Tú eres mi hijo amado, me siento contento contigo.

El absurdo del mensaje de la cruz genera en mí gratitud, reverencia y ganas de agradar al Padre. ¿Y en ti?

 




El lenguaje de la cruz es ciertamente un absurdo. (1 Corintios 1:19)


Del latín absurdus, el término absurdo hace referencia a aquello que carece de sentido o que es opuesto o inverso a la razón. El concepto también se refiere a lo extraño, raro, descabellado, ilógico o insensato.

Todo es absurdo en el cristianismo. Absurdo que Dios decidiera hacerse como uno de nosotros y participar de la experiencia humana. Absurdo que no se codeara con los ricos, poderosos, influyentes de su tiempo. Absurdo que no viniera a ser servido sino a servir. Absurdo que quisiera morir por mí para darme la oportunidad de ser la mejor versión de mí mismo. Absurdo que me acogiera como hijo de vuelta en casa a pesar de todo mi historial. Absurdo que me invite a unirme a Él en la tarea de construir el Reino siendo un agente de restauración y reconciliación. Absurdo que continúe teniendo paciencia conmigo a pesar de todas mis inconsistencias e incoherencias. Absurdo que me siga dando oportunidad tras oportunidad. Absurdo que nunca deje de pensar y esperar lo mejor de mí mismo. Absurdo que diga de mí: Tú eres mi hijo amado, me siento contento contigo.

El absurdo del mensaje de la cruz genera en mí gratitud, reverencia y ganas de agradar al Padre. ¿Y en ti?