Aún estaba lejos, cuando su padre lo vio y, profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo estrechó entre sus brazos y lo besó. (Lucas 15:20)


Para mí no hay nada más significativo en la parábola del padre que ama y perdona que el abrazo del padre.Veo en él un significado muy profundo. El contexto es judío, el hijo ha estado cuidando cerdos -animal impuro por antonomasia para un hebreo- y sin duda debía apestar a sudor, suciedad y el olor impregnado en sus harapos de los animales. Pero el padre, lejos de sentir asco primeramente lo abraza con toda su suciedad e impureza. 

Esto se aplica directamente a cada uno de nosotros porque Dios nos ama no a pesar de lo que somos; es decir, no se tapa la nariz ante el asco que nuestras vidas producen, antes al contrario, nos abraza CON nuestra miseria, la asume, la hace suya, y desde esta aceptación de nuestra realidad podemos comenzar un proceso de cambio y transformación, desde la plena seguridad de ser aceptado.

Pero hay otro aspecto importante, Al verme aceptado con mi miseria humana por el Dios santo, yo mismo puedo comenzar a aceptarla, a reconocerla, a abrazarla también y, desde esta aceptación de mi realidad humana gestionarla con Dios.

¿Has sentido el abrazo del Padre con todo tu porquería, miseria y suciedad? Déjate abrazar y comienza a experimentar renovación..

 



Aún estaba lejos, cuando su padre lo vio y, profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo estrechó entre sus brazos y lo besó. (Lucas 15:20)


Para mí no hay nada más significativo en la parábola del padre que ama y perdona que el abrazo del padre.Veo en él un significado muy profundo. El contexto es judío, el hijo ha estado cuidando cerdos -animal impuro por antonomasia para un hebreo- y sin duda debía apestar a sudor, suciedad y el olor impregnado en sus harapos de los animales. Pero el padre, lejos de sentir asco primeramente lo abraza con toda su suciedad e impureza. 

Esto se aplica directamente a cada uno de nosotros porque Dios nos ama no a pesar de lo que somos; es decir, no se tapa la nariz ante el asco que nuestras vidas producen, antes al contrario, nos abraza CON nuestra miseria, la asume, la hace suya, y desde esta aceptación de nuestra realidad podemos comenzar un proceso de cambio y transformación, desde la plena seguridad de ser aceptado.

Pero hay otro aspecto importante, Al verme aceptado con mi miseria humana por el Dios santo, yo mismo puedo comenzar a aceptarla, a reconocerla, a abrazarla también y, desde esta aceptación de mi realidad humana gestionarla con Dios.

¿Has sentido el abrazo del Padre con todo tu porquería, miseria y suciedad? Déjate abrazar y comienza a experimentar renovación..

 



Aún estaba lejos, cuando su padre lo vio y, profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo estrechó entre sus brazos y lo besó. (Lucas 15:20)


Para mí no hay nada más significativo en la parábola del padre que ama y perdona que el abrazo del padre.Veo en él un significado muy profundo. El contexto es judío, el hijo ha estado cuidando cerdos -animal impuro por antonomasia para un hebreo- y sin duda debía apestar a sudor, suciedad y el olor impregnado en sus harapos de los animales. Pero el padre, lejos de sentir asco primeramente lo abraza con toda su suciedad e impureza. 

Esto se aplica directamente a cada uno de nosotros porque Dios nos ama no a pesar de lo que somos; es decir, no se tapa la nariz ante el asco que nuestras vidas producen, antes al contrario, nos abraza CON nuestra miseria, la asume, la hace suya, y desde esta aceptación de nuestra realidad podemos comenzar un proceso de cambio y transformación, desde la plena seguridad de ser aceptado.

Pero hay otro aspecto importante, Al verme aceptado con mi miseria humana por el Dios santo, yo mismo puedo comenzar a aceptarla, a reconocerla, a abrazarla también y, desde esta aceptación de mi realidad humana gestionarla con Dios.

¿Has sentido el abrazo del Padre con todo tu porquería, miseria y suciedad? Déjate abrazar y comienza a experimentar renovación..