Habla a los israelitas y diles... Seis años sembrarás tu campo, y seis años podarás tu vida y recogerás su producto. Pero el séptimo año la tierra disfrutará de descanso completo en honor del Señor: no sembrarás tu campo ni vendimiarás las uvas que pueda producir tu viñedo; será un año de descanso para la tierra.  (Levítico 25:4-5)

¿Quién dijo que Levítico es un libro aburrido? Sin duda, alguien que no lo ha leído en profundidad. Cuanto más repaso la legislación social y económica del libro más maravillado me siento. Hace cuatro mil años el Señor ya hablaba acerca de la importancia de tener una economía sostenible, de la necesidad de cuidad y proteger la tierra y no sobre explotarla. El principio sabático del descanso, que nos protege de ser unos adictos al trabajo, también se aplicaba a los siervos, esclavos ¡incluso a los animales! por extraño que nos pueda parecer. Lo mismo con la tierra que, en aquellas épocas, era la principal fuente, junto con el ganado de sustento de las personas.

Este principio establecido por el Señor -economías sostenibles, no sobre explotar los recursos naturales- es todo un reto para aquellos que nos consideramos seguidores suyos. Nos confronta a pensar en qué medida nuestro consumo desmedido de bienes y servicios está contribuyendo, precisamente, a lo contrario que el Señor dictaminó. Tenemos que ser conscientes e intencionales en todos nuestros hábitos de consumo, es algo tan espiritual como cantar el domingo en la iglesia.

¿Qué paso, por pequeño que sea, puedes dar para cambiar tus hábitos de consumo?

 



Habla a los israelitas y diles... Seis años sembrarás tu campo, y seis años podarás tu vida y recogerás su producto. Pero el séptimo año la tierra disfrutará de descanso completo en honor del Señor: no sembrarás tu campo ni vendimiarás las uvas que pueda producir tu viñedo; será un año de descanso para la tierra.  (Levítico 25:4-5)

¿Quién dijo que Levítico es un libro aburrido? Sin duda, alguien que no lo ha leído en profundidad. Cuanto más repaso la legislación social y económica del libro más maravillado me siento. Hace cuatro mil años el Señor ya hablaba acerca de la importancia de tener una economía sostenible, de la necesidad de cuidad y proteger la tierra y no sobre explotarla. El principio sabático del descanso, que nos protege de ser unos adictos al trabajo, también se aplicaba a los siervos, esclavos ¡incluso a los animales! por extraño que nos pueda parecer. Lo mismo con la tierra que, en aquellas épocas, era la principal fuente, junto con el ganado de sustento de las personas.

Este principio establecido por el Señor -economías sostenibles, no sobre explotar los recursos naturales- es todo un reto para aquellos que nos consideramos seguidores suyos. Nos confronta a pensar en qué medida nuestro consumo desmedido de bienes y servicios está contribuyendo, precisamente, a lo contrario que el Señor dictaminó. Tenemos que ser conscientes e intencionales en todos nuestros hábitos de consumo, es algo tan espiritual como cantar el domingo en la iglesia.

¿Qué paso, por pequeño que sea, puedes dar para cambiar tus hábitos de consumo?

 



Habla a los israelitas y diles... Seis años sembrarás tu campo, y seis años podarás tu vida y recogerás su producto. Pero el séptimo año la tierra disfrutará de descanso completo en honor del Señor: no sembrarás tu campo ni vendimiarás las uvas que pueda producir tu viñedo; será un año de descanso para la tierra.  (Levítico 25:4-5)

¿Quién dijo que Levítico es un libro aburrido? Sin duda, alguien que no lo ha leído en profundidad. Cuanto más repaso la legislación social y económica del libro más maravillado me siento. Hace cuatro mil años el Señor ya hablaba acerca de la importancia de tener una economía sostenible, de la necesidad de cuidad y proteger la tierra y no sobre explotarla. El principio sabático del descanso, que nos protege de ser unos adictos al trabajo, también se aplicaba a los siervos, esclavos ¡incluso a los animales! por extraño que nos pueda parecer. Lo mismo con la tierra que, en aquellas épocas, era la principal fuente, junto con el ganado de sustento de las personas.

Este principio establecido por el Señor -economías sostenibles, no sobre explotar los recursos naturales- es todo un reto para aquellos que nos consideramos seguidores suyos. Nos confronta a pensar en qué medida nuestro consumo desmedido de bienes y servicios está contribuyendo, precisamente, a lo contrario que el Señor dictaminó. Tenemos que ser conscientes e intencionales en todos nuestros hábitos de consumo, es algo tan espiritual como cantar el domingo en la iglesia.

¿Qué paso, por pequeño que sea, puedes dar para cambiar tus hábitos de consumo?