Si alardeamos de no cometer pecado, somos ilusos y no poseemos la verdad. (1 Juan 1:8)


Esta afirmación es una segunda implicación del hecho de que Dios es luz y en Él no hay ningún tipo de tinieblas. Los comentaristas bíblicos afirman que Juan está hablando acerca de asumir responsabilidad por nuestro propio pecado, por nuestra propia realidad. Cada uno de nosotros es plenamente responsable por sus pensamientos, motivaciones, actitudes, acciones y omisiones. Es fácil echarle la culpa a otros, al entorno, a las circunstancias, a nuestras debilidades de carácter. Es fácil absolvernos a nosotros mismos de aquello que culpamos a otros. Afirma la Escritura que nuestro corazón es engañoso y nos justificará en cosas que ante los ojos de Dios carecen de todo tipo de justificación. Juan afirma con claridad que nos engaños a nosotros mismos -somos ilusos- y no poseemos la verdad si no tenemos el valor de afrontar la responsabilidad por nuestro propio pecado y lo llamamos por su nombre.


¿Hasta qué punto permites que el corazón te engañe con respecto al pecado?



Si alardeamos de no cometer pecado, somos ilusos y no poseemos la verdad. (1 Juan 1:8)


Esta afirmación es una segunda implicación del hecho de que Dios es luz y en Él no hay ningún tipo de tinieblas. Los comentaristas bíblicos afirman que Juan está hablando acerca de asumir responsabilidad por nuestro propio pecado, por nuestra propia realidad. Cada uno de nosotros es plenamente responsable por sus pensamientos, motivaciones, actitudes, acciones y omisiones. Es fácil echarle la culpa a otros, al entorno, a las circunstancias, a nuestras debilidades de carácter. Es fácil absolvernos a nosotros mismos de aquello que culpamos a otros. Afirma la Escritura que nuestro corazón es engañoso y nos justificará en cosas que ante los ojos de Dios carecen de todo tipo de justificación. Juan afirma con claridad que nos engaños a nosotros mismos -somos ilusos- y no poseemos la verdad si no tenemos el valor de afrontar la responsabilidad por nuestro propio pecado y lo llamamos por su nombre.


¿Hasta qué punto permites que el corazón te engañe con respecto al pecado?



Si alardeamos de no cometer pecado, somos ilusos y no poseemos la verdad. (1 Juan 1:8)


Esta afirmación es una segunda implicación del hecho de que Dios es luz y en Él no hay ningún tipo de tinieblas. Los comentaristas bíblicos afirman que Juan está hablando acerca de asumir responsabilidad por nuestro propio pecado, por nuestra propia realidad. Cada uno de nosotros es plenamente responsable por sus pensamientos, motivaciones, actitudes, acciones y omisiones. Es fácil echarle la culpa a otros, al entorno, a las circunstancias, a nuestras debilidades de carácter. Es fácil absolvernos a nosotros mismos de aquello que culpamos a otros. Afirma la Escritura que nuestro corazón es engañoso y nos justificará en cosas que ante los ojos de Dios carecen de todo tipo de justificación. Juan afirma con claridad que nos engaños a nosotros mismos -somos ilusos- y no poseemos la verdad si no tenemos el valor de afrontar la responsabilidad por nuestro propio pecado y lo llamamos por su nombre.


¿Hasta qué punto permites que el corazón te engañe con respecto al pecado?