Nosotros hemos sembrado bienes espirituales; será mucho pedir que cosechemos de vosotros algún bien terreno. (1 Corintios 9:11)

Seguramente no tienes ni idea de qué representa esta imagen. Se trata del sello más caro del mundo, un pequeño trozo de papel de menos de 3 x 3 centímetros y por el cual se han pagado casi siete millones de euros. ¿Lo vale? en términos tangibles tal vez no, en intangibles  vale el valor que quién lo adquirió le haya querido otorgar. Lo que estás dispuesto a pagar es una evidencia de lo que valoras algo o alguien. 

Una de las maneras en que demostramos cuánto valoramos el evangelio es la medida en que estamos dispuestos a bendecir materialmente a aquellos que nos lo brindan, nos dan acceso a él, nos permiten entenderlo, enriquecen nuestras vidas y las de nuestras comunidades. Todos sabemos lo que cuestan las cosas, el precio de los bienes y servicios y, felizmente, si tenemos los recursos estamos dispuestos a pagar por ellos. Sin embargo, he visto la mezquindad con la que, con demasiada frecuencia, son tratados aquellos que están en el ministerio cristiano. Fruto, en muchas ocasiones, de la triste herencia misionera de que todo lo cristiano debe ser gratis (lo que quiere decir que otro lo paga, no yo) o, aún más triste de lo poco que valoramos el evangelio y, consecuentemente, a aquellos que nos lo traen.

¿Cuál es tu mentalidad?



 



Nosotros hemos sembrado bienes espirituales; será mucho pedir que cosechemos de vosotros algún bien terreno. (1 Corintios 9:11)

Seguramente no tienes ni idea de qué representa esta imagen. Se trata del sello más caro del mundo, un pequeño trozo de papel de menos de 3 x 3 centímetros y por el cual se han pagado casi siete millones de euros. ¿Lo vale? en términos tangibles tal vez no, en intangibles  vale el valor que quién lo adquirió le haya querido otorgar. Lo que estás dispuesto a pagar es una evidencia de lo que valoras algo o alguien. 

Una de las maneras en que demostramos cuánto valoramos el evangelio es la medida en que estamos dispuestos a bendecir materialmente a aquellos que nos lo brindan, nos dan acceso a él, nos permiten entenderlo, enriquecen nuestras vidas y las de nuestras comunidades. Todos sabemos lo que cuestan las cosas, el precio de los bienes y servicios y, felizmente, si tenemos los recursos estamos dispuestos a pagar por ellos. Sin embargo, he visto la mezquindad con la que, con demasiada frecuencia, son tratados aquellos que están en el ministerio cristiano. Fruto, en muchas ocasiones, de la triste herencia misionera de que todo lo cristiano debe ser gratis (lo que quiere decir que otro lo paga, no yo) o, aún más triste de lo poco que valoramos el evangelio y, consecuentemente, a aquellos que nos lo traen.

¿Cuál es tu mentalidad?



 



Nosotros hemos sembrado bienes espirituales; será mucho pedir que cosechemos de vosotros algún bien terreno. (1 Corintios 9:11)

Seguramente no tienes ni idea de qué representa esta imagen. Se trata del sello más caro del mundo, un pequeño trozo de papel de menos de 3 x 3 centímetros y por el cual se han pagado casi siete millones de euros. ¿Lo vale? en términos tangibles tal vez no, en intangibles  vale el valor que quién lo adquirió le haya querido otorgar. Lo que estás dispuesto a pagar es una evidencia de lo que valoras algo o alguien. 

Una de las maneras en que demostramos cuánto valoramos el evangelio es la medida en que estamos dispuestos a bendecir materialmente a aquellos que nos lo brindan, nos dan acceso a él, nos permiten entenderlo, enriquecen nuestras vidas y las de nuestras comunidades. Todos sabemos lo que cuestan las cosas, el precio de los bienes y servicios y, felizmente, si tenemos los recursos estamos dispuestos a pagar por ellos. Sin embargo, he visto la mezquindad con la que, con demasiada frecuencia, son tratados aquellos que están en el ministerio cristiano. Fruto, en muchas ocasiones, de la triste herencia misionera de que todo lo cristiano debe ser gratis (lo que quiere decir que otro lo paga, no yo) o, aún más triste de lo poco que valoramos el evangelio y, consecuentemente, a aquellos que nos lo traen.

¿Cuál es tu mentalidad?