El Señor es la parte de mi herencia y mi copa, tú eres quien dirige mi destino, me ha tocado una buena porción, mi heredad me deleita. (Salmo 16:5-6)

En este mismo salmo David verbalizó su intención de no seguir a los dioses de su tiempo, no participar de sus valores y no incorporarlos en su vida. Contrariamente, opta por un camino alternativo, opta por el Señor, hace una elección intencional y voluntaria. Yo, podrían ser sus palabras, voy en otra dirección, tomo otro camino, oriento mi vida de otra manera. 

Como resultado de ello hace una declaración de propósito, verbaliza lo que Dios significa para Él en contraste con los ídolos sociales. El Señor es su herencia; es su copa -símbolo de bendición en la Biblia-; quien dirige su destino. David finaliza afirmando que no podría haberle tocado una suerte mejor. 

La lectura de estas afirmaciones del salmista me ha hecho pensar acerca de si puedo decir lo mismo con respecto al Señor ¿Provee la relación con Jesús una plenitud que no cambiaría por nada de lo que me prometen los ídolos sociales? ¿Me considero verdaderamente afortunado de mi heredad? ¿Llena de tal manera mi vida Dios que, no solamente no tengo que buscar un sustituto, sino que su presencia realza e intensifica mi capacidad de disfrutar de las cosas que la vida me da?

¿Cuál sería tu respuesta a estas preguntas?


 



El Señor es la parte de mi herencia y mi copa, tú eres quien dirige mi destino, me ha tocado una buena porción, mi heredad me deleita. (Salmo 16:5-6)

En este mismo salmo David verbalizó su intención de no seguir a los dioses de su tiempo, no participar de sus valores y no incorporarlos en su vida. Contrariamente, opta por un camino alternativo, opta por el Señor, hace una elección intencional y voluntaria. Yo, podrían ser sus palabras, voy en otra dirección, tomo otro camino, oriento mi vida de otra manera. 

Como resultado de ello hace una declaración de propósito, verbaliza lo que Dios significa para Él en contraste con los ídolos sociales. El Señor es su herencia; es su copa -símbolo de bendición en la Biblia-; quien dirige su destino. David finaliza afirmando que no podría haberle tocado una suerte mejor. 

La lectura de estas afirmaciones del salmista me ha hecho pensar acerca de si puedo decir lo mismo con respecto al Señor ¿Provee la relación con Jesús una plenitud que no cambiaría por nada de lo que me prometen los ídolos sociales? ¿Me considero verdaderamente afortunado de mi heredad? ¿Llena de tal manera mi vida Dios que, no solamente no tengo que buscar un sustituto, sino que su presencia realza e intensifica mi capacidad de disfrutar de las cosas que la vida me da?

¿Cuál sería tu respuesta a estas preguntas?


 



El Señor es la parte de mi herencia y mi copa, tú eres quien dirige mi destino, me ha tocado una buena porción, mi heredad me deleita. (Salmo 16:5-6)

En este mismo salmo David verbalizó su intención de no seguir a los dioses de su tiempo, no participar de sus valores y no incorporarlos en su vida. Contrariamente, opta por un camino alternativo, opta por el Señor, hace una elección intencional y voluntaria. Yo, podrían ser sus palabras, voy en otra dirección, tomo otro camino, oriento mi vida de otra manera. 

Como resultado de ello hace una declaración de propósito, verbaliza lo que Dios significa para Él en contraste con los ídolos sociales. El Señor es su herencia; es su copa -símbolo de bendición en la Biblia-; quien dirige su destino. David finaliza afirmando que no podría haberle tocado una suerte mejor. 

La lectura de estas afirmaciones del salmista me ha hecho pensar acerca de si puedo decir lo mismo con respecto al Señor ¿Provee la relación con Jesús una plenitud que no cambiaría por nada de lo que me prometen los ídolos sociales? ¿Me considero verdaderamente afortunado de mi heredad? ¿Llena de tal manera mi vida Dios que, no solamente no tengo que buscar un sustituto, sino que su presencia realza e intensifica mi capacidad de disfrutar de las cosas que la vida me da?

¿Cuál sería tu respuesta a estas preguntas?