Que el mal se vuelva contra mis rivales y Tú, por tu fidelidad, hazlos perecer. (Salmo 54:5)


¿Qué decir ante esta afirmación del salmista? Afirma lo que afirma y no lo podemos negar. Hemos de hacer muchas cabriolas mentales para justificar una oración de este tipo de parte de una de las personas que son denominadas en las Escrituras, como poseedoras de un corazón según Dios. De hecho, la vida de David está llena de violencia, adulterio, crímenes premeditados y disfuncionalidad en su familia. De él podemos aprender tanto las cosas que debemos hacer como aquellas que debemos evitar. 

Ahí está, y creemos que los salmos son Palabra del Señor por Él inspirada. Pero luego nos acercamos a los evangelios y nos encontramos con Dios en la persona de Jesús. La divinidad hecha ser humano, viviendo como nosotros y entre nosotros. Y Jesús contradice total y absolutamente lo que dice David. El Maestro nos manda que amemos a nuestros enemigos y que oremos por ellos. Sus enseñanzas nos indican que debemos hacer bien a todos, sin excepción, que nunca debemos pagar mal por mal; antes al contrario, debemos vencer con el bien al mal.

Trataré de explicar cómo yo lo entiendo. Soy un usuario de ordenadores Apple desde el principio. Su primer sistema operativo se llamaba Kodiak y fue lanzado el 13 de septiembre del año 2000. La última, llamada Big Sur, tan sólo está disponible para desarrolladores. Entre una y otra 20 versiones han desfilado por nuestros ordenadores. Algo similar ocurre con Windows. El sistema se ha ido perfeccionando y nos ha ido ofreciendo más y más capacidades.

El libro de Hebreos nos indica que Dios nos habló de muchas maneras en el pasado, pero que su última versión es Jesús, quien resulta ser Dios mismo. Jesús es la última versión autorizada del Padre y, consecuentemente, deja obsoletas todas las versiones anteriores. Dios es como Jesús; el Maestro nos lo ha dado a conocer. Por tanto, cuando aparezcan contradicciones, sean estas reales o aparentes, no debemos nunca olvidar que siempre hay que interpretar la Biblia desde los ojos de Jesús y nunca al contrario.

 



Que el mal se vuelva contra mis rivales y Tú, por tu fidelidad, hazlos perecer. (Salmo 54:5)


¿Qué decir ante esta afirmación del salmista? Afirma lo que afirma y no lo podemos negar. Hemos de hacer muchas cabriolas mentales para justificar una oración de este tipo de parte de una de las personas que son denominadas en las Escrituras, como poseedoras de un corazón según Dios. De hecho, la vida de David está llena de violencia, adulterio, crímenes premeditados y disfuncionalidad en su familia. De él podemos aprender tanto las cosas que debemos hacer como aquellas que debemos evitar. 

Ahí está, y creemos que los salmos son Palabra del Señor por Él inspirada. Pero luego nos acercamos a los evangelios y nos encontramos con Dios en la persona de Jesús. La divinidad hecha ser humano, viviendo como nosotros y entre nosotros. Y Jesús contradice total y absolutamente lo que dice David. El Maestro nos manda que amemos a nuestros enemigos y que oremos por ellos. Sus enseñanzas nos indican que debemos hacer bien a todos, sin excepción, que nunca debemos pagar mal por mal; antes al contrario, debemos vencer con el bien al mal.

Trataré de explicar cómo yo lo entiendo. Soy un usuario de ordenadores Apple desde el principio. Su primer sistema operativo se llamaba Kodiak y fue lanzado el 13 de septiembre del año 2000. La última, llamada Big Sur, tan sólo está disponible para desarrolladores. Entre una y otra 20 versiones han desfilado por nuestros ordenadores. Algo similar ocurre con Windows. El sistema se ha ido perfeccionando y nos ha ido ofreciendo más y más capacidades.

El libro de Hebreos nos indica que Dios nos habló de muchas maneras en el pasado, pero que su última versión es Jesús, quien resulta ser Dios mismo. Jesús es la última versión autorizada del Padre y, consecuentemente, deja obsoletas todas las versiones anteriores. Dios es como Jesús; el Maestro nos lo ha dado a conocer. Por tanto, cuando aparezcan contradicciones, sean estas reales o aparentes, no debemos nunca olvidar que siempre hay que interpretar la Biblia desde los ojos de Jesús y nunca al contrario.

 



Que el mal se vuelva contra mis rivales y Tú, por tu fidelidad, hazlos perecer. (Salmo 54:5)


¿Qué decir ante esta afirmación del salmista? Afirma lo que afirma y no lo podemos negar. Hemos de hacer muchas cabriolas mentales para justificar una oración de este tipo de parte de una de las personas que son denominadas en las Escrituras, como poseedoras de un corazón según Dios. De hecho, la vida de David está llena de violencia, adulterio, crímenes premeditados y disfuncionalidad en su familia. De él podemos aprender tanto las cosas que debemos hacer como aquellas que debemos evitar. 

Ahí está, y creemos que los salmos son Palabra del Señor por Él inspirada. Pero luego nos acercamos a los evangelios y nos encontramos con Dios en la persona de Jesús. La divinidad hecha ser humano, viviendo como nosotros y entre nosotros. Y Jesús contradice total y absolutamente lo que dice David. El Maestro nos manda que amemos a nuestros enemigos y que oremos por ellos. Sus enseñanzas nos indican que debemos hacer bien a todos, sin excepción, que nunca debemos pagar mal por mal; antes al contrario, debemos vencer con el bien al mal.

Trataré de explicar cómo yo lo entiendo. Soy un usuario de ordenadores Apple desde el principio. Su primer sistema operativo se llamaba Kodiak y fue lanzado el 13 de septiembre del año 2000. La última, llamada Big Sur, tan sólo está disponible para desarrolladores. Entre una y otra 20 versiones han desfilado por nuestros ordenadores. Algo similar ocurre con Windows. El sistema se ha ido perfeccionando y nos ha ido ofreciendo más y más capacidades.

El libro de Hebreos nos indica que Dios nos habló de muchas maneras en el pasado, pero que su última versión es Jesús, quien resulta ser Dios mismo. Jesús es la última versión autorizada del Padre y, consecuentemente, deja obsoletas todas las versiones anteriores. Dios es como Jesús; el Maestro nos lo ha dado a conocer. Por tanto, cuando aparezcan contradicciones, sean estas reales o aparentes, no debemos nunca olvidar que siempre hay que interpretar la Biblia desde los ojos de Jesús y nunca al contrario.

 



Que el mal se vuelva contra mis rivales y Tú, por tu fidelidad, hazlos perecer. (Salmo 54:5)


¿Qué decir ante esta afirmación del salmista? Afirma lo que afirma y no lo podemos negar. Hemos de hacer muchas cabriolas mentales para justificar una oración de este tipo de parte de una de las personas que son denominadas en las Escrituras, como poseedoras de un corazón según Dios. De hecho, la vida de David está llena de violencia, adulterio, crímenes premeditados y disfuncionalidad en su familia. De él podemos aprender tanto las cosas que debemos hacer como aquellas que debemos evitar. 

Ahí está, y creemos que los salmos son Palabra del Señor por Él inspirada. Pero luego nos acercamos a los evangelios y nos encontramos con Dios en la persona de Jesús. La divinidad hecha ser humano, viviendo como nosotros y entre nosotros. Y Jesús contradice total y absolutamente lo que dice David. El Maestro nos manda que amemos a nuestros enemigos y que oremos por ellos. Sus enseñanzas nos indican que debemos hacer bien a todos, sin excepción, que nunca debemos pagar mal por mal; antes al contrario, debemos vencer con el bien al mal.

Trataré de explicar cómo yo lo entiendo. Soy un usuario de ordenadores Apple desde el principio. Su primer sistema operativo se llamaba Kodiak y fue lanzado el 13 de septiembre del año 2000. La última, llamada Big Sur, tan sólo está disponible para desarrolladores. Entre una y otra 20 versiones han desfilado por nuestros ordenadores. Algo similar ocurre con Windows. El sistema se ha ido perfeccionando y nos ha ido ofreciendo más y más capacidades.

El libro de Hebreos nos indica que Dios nos habló de muchas maneras en el pasado, pero que su última versión es Jesús, quien resulta ser Dios mismo. Jesús es la última versión autorizada del Padre y, consecuentemente, deja obsoletas todas las versiones anteriores. Dios es como Jesús; el Maestro nos lo ha dado a conocer. Por tanto, cuando aparezcan contradicciones, sean estas reales o aparentes, no debemos nunca olvidar que siempre hay que interpretar la Biblia desde los ojos de Jesús y nunca al contrario.