No serás rencoroso ni vengativo (Levítico 19:18)


El rencor es, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, un resentimiento arraigado y tenaz. Generalmente es producido por una ofensa real, o que hemos percibido como real, de parte de otra persona. La ofensa existe; este mandato del Señor no nos dice que la ignoremos o le quitemos importancia. Nos pide que ejerzamos el perdón y gestionemos las emociones negativas y destructivas que la ofensa genera. Mientras no gestionemos el rencor y las ganas de venganza estamos todavía bajo el poder y la influencia del ofensor. Este continúa dañando nuestras vidas a la distancia y, por tanto, nos impide sanar y continuar hacia adelante. El problema es que el rencor, la amargura, el deseo de venganza, de no ser tratados por medio de una gestión adecuada, no dejan de crecer y crecer y van contaminando nuestra vida. Corremos el peligro de pasar de simplemente experimentar rencor a convertirnos en personas rencorosas.

Pero cómo gestionar el rencor. He aquí unos pasos prácticos: 1. Reconocer los sentimientos que estás experimentando, no los reprimas, no los niegues. 2. Ponle nombre y apellidos (amargura, resentimiento, rencor, ira, etc.) 3. Dáselos a Dios; de no echarlos fuera contaminan dentro. 4. Repite el proceso tantas veces como sea necesario y sanarás ¡Te lo garantizo!

¿Cómo gestionas las emociones auto destructivas?



No serás rencoroso ni vengativo (Levítico 19:18)


El rencor es, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, un resentimiento arraigado y tenaz. Generalmente es producido por una ofensa real, o que hemos percibido como real, de parte de otra persona. La ofensa existe; este mandato del Señor no nos dice que la ignoremos o le quitemos importancia. Nos pide que ejerzamos el perdón y gestionemos las emociones negativas y destructivas que la ofensa genera. Mientras no gestionemos el rencor y las ganas de venganza estamos todavía bajo el poder y la influencia del ofensor. Este continúa dañando nuestras vidas a la distancia y, por tanto, nos impide sanar y continuar hacia adelante. El problema es que el rencor, la amargura, el deseo de venganza, de no ser tratados por medio de una gestión adecuada, no dejan de crecer y crecer y van contaminando nuestra vida. Corremos el peligro de pasar de simplemente experimentar rencor a convertirnos en personas rencorosas.

Pero cómo gestionar el rencor. He aquí unos pasos prácticos: 1. Reconocer los sentimientos que estás experimentando, no los reprimas, no los niegues. 2. Ponle nombre y apellidos (amargura, resentimiento, rencor, ira, etc.) 3. Dáselos a Dios; de no echarlos fuera contaminan dentro. 4. Repite el proceso tantas veces como sea necesario y sanarás ¡Te lo garantizo!

¿Cómo gestionas las emociones auto destructivas?



No serás rencoroso ni vengativo (Levítico 19:18)


El rencor es, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, un resentimiento arraigado y tenaz. Generalmente es producido por una ofensa real, o que hemos percibido como real, de parte de otra persona. La ofensa existe; este mandato del Señor no nos dice que la ignoremos o le quitemos importancia. Nos pide que ejerzamos el perdón y gestionemos las emociones negativas y destructivas que la ofensa genera. Mientras no gestionemos el rencor y las ganas de venganza estamos todavía bajo el poder y la influencia del ofensor. Este continúa dañando nuestras vidas a la distancia y, por tanto, nos impide sanar y continuar hacia adelante. El problema es que el rencor, la amargura, el deseo de venganza, de no ser tratados por medio de una gestión adecuada, no dejan de crecer y crecer y van contaminando nuestra vida. Corremos el peligro de pasar de simplemente experimentar rencor a convertirnos en personas rencorosas.

Pero cómo gestionar el rencor. He aquí unos pasos prácticos: 1. Reconocer los sentimientos que estás experimentando, no los reprimas, no los niegues. 2. Ponle nombre y apellidos (amargura, resentimiento, rencor, ira, etc.) 3. Dáselos a Dios; de no echarlos fuera contaminan dentro. 4. Repite el proceso tantas veces como sea necesario y sanarás ¡Te lo garantizo!

¿Cómo gestionas las emociones auto destructivas?