Este pueblo me honra de labios afuera, pero su corazón está muy lejos de mí. (Mateo 15: 8)

Son palabras de Jesús y son palabras duras. Pero no son nuevas, literalmente está citando al profeta Isaías y también al salmista. El principio encerrado en las mismas está presente en muchos de los profetas. Para mí no es difícil oír el eco de la conversación entre el Señor y el profeta Samuel, tú miras lo que tienes delante, lo que está a tu vista, lo que ven los ojos, Yo, afirma el Señor, miro el corazón.

¿Qué evaluaría Jesús si un domingo cualquiera, de forma anónima, entrara en tu congregación? ¿Qué crees que le impactaría? ¿A dónde irían sus ojos? ¿Qué criterios usaría para hacerse una opinión de esa comunidad y su salud espiritual? ¿Cuán a gusto se sentiría en medio de los tuyos? No hace falta ser un teólogo, ni haber asistido a un seminario, ni haber escrito varios libros, ni ser un gran pastor, predicador o maestro; tampoco ser un "influencer evangélico" para saberlo. 

A Jesús no le impactaría para nada la calidad del edificio. Tampoco se hay un detallado programa que explica cómo se desenvolverá el culto. No creo que la música le impresionara excesivamente. Para Él sería difícil poderlo impactar con una buena predicación o las oraciones que pudiéramos elevar. Todo y siendo importante, su criterio de evaluación sería el estado de nuestros corazones, en qué medida Él reina en ellos. Hasta qué puntos éstos son sensibles a su trabajo transformador. En qué medida estamos permitiendo que nos vaya indicando qué, cómo y cuándo cambiar. Ese, porque así el mismo Maestro lo afirma, sería, como siempre ha sido, el criterio que usaría para valorar nuestra comunidad, para pulsar cómo está su salud y, en definitiva, para determinar si ese es su sitio o no, si allí se puede sentir a gusto o no. Por favor, no te dejes engañar por lo que ven tus ojos con respecto a tu congregación porque precisamente lo que Dios mira es aquello que justo no se puede ver. 


Pregúntale a Jesús ¿Cuán a gusto te sientes en mi congregación? Escucha atentamente su respuesta.



Este pueblo me honra de labios afuera, pero su corazón está muy lejos de mí. (Mateo 15: 8)

Son palabras de Jesús y son palabras duras. Pero no son nuevas, literalmente está citando al profeta Isaías y también al salmista. El principio encerrado en las mismas está presente en muchos de los profetas. Para mí no es difícil oír el eco de la conversación entre el Señor y el profeta Samuel, tú miras lo que tienes delante, lo que está a tu vista, lo que ven los ojos, Yo, afirma el Señor, miro el corazón.

¿Qué evaluaría Jesús si un domingo cualquiera, de forma anónima, entrara en tu congregación? ¿Qué crees que le impactaría? ¿A dónde irían sus ojos? ¿Qué criterios usaría para hacerse una opinión de esa comunidad y su salud espiritual? ¿Cuán a gusto se sentiría en medio de los tuyos? No hace falta ser un teólogo, ni haber asistido a un seminario, ni haber escrito varios libros, ni ser un gran pastor, predicador o maestro; tampoco ser un "influencer evangélico" para saberlo. 

A Jesús no le impactaría para nada la calidad del edificio. Tampoco se hay un detallado programa que explica cómo se desenvolverá el culto. No creo que la música le impresionara excesivamente. Para Él sería difícil poderlo impactar con una buena predicación o las oraciones que pudiéramos elevar. Todo y siendo importante, su criterio de evaluación sería el estado de nuestros corazones, en qué medida Él reina en ellos. Hasta qué puntos éstos son sensibles a su trabajo transformador. En qué medida estamos permitiendo que nos vaya indicando qué, cómo y cuándo cambiar. Ese, porque así el mismo Maestro lo afirma, sería, como siempre ha sido, el criterio que usaría para valorar nuestra comunidad, para pulsar cómo está su salud y, en definitiva, para determinar si ese es su sitio o no, si allí se puede sentir a gusto o no. Por favor, no te dejes engañar por lo que ven tus ojos con respecto a tu congregación porque precisamente lo que Dios mira es aquello que justo no se puede ver. 


Pregúntale a Jesús ¿Cuán a gusto te sientes en mi congregación? Escucha atentamente su respuesta.