¿A dónde iré lejos de tu Espíritu? ¿A dónde huiré lejos de tu presencia? (Salmo 139:7)


Aldous Huxley describió en su libro 1984 un estado totalitario que está constantemente presente en la vida de sus ciudadanos. Nadie puede escapar de su control, permanentemente el Gran Hermano está vigilando y es imposible sustraerse de su observación.

Pareciese que el salmista esté expresando algo similar ¿Dónde puede uno ir si desea escapar del Señor? Únicamente he reproducido un versículo del salmo, pero son varios los que describen la imposibilidad de evitar la presencia del Señor. Ya lo intentaron Adán y Eva con escasos resultados. Juan, en su evangelio, en el capítulo 3, también nos habla que cuando la luz -Jesús- vino al mundo, nosotros preferimos las tinieblas -pensando cándidamente que nos encubrirían- a la luz que revelaban nuestra maldad. En resumen, vano es el intento de huir de Dios.

Sin embargo, yo hago una lectura positiva y en clave de gracia. El amor, dice Juan en su primera carta, echa fuera el temor, el miedo. Para mí, la imposibilidad de sustraerme de la presencia del Señor significa que tiene todo el sentido su promesa de que está conmigo todos los días hasta el fin. Es la certeza de que en medio del valle de sombra de muerte está presente. Que aunque haya momentos que no lo sienta o experimente, está ahí, junto a mí y en mí. Eso me da, o debería darme, una forma muy diferente de ver la vida.

 



¿A dónde iré lejos de tu Espíritu? ¿A dónde huiré lejos de tu presencia? (Salmo 139:7)


Aldous Huxley describió en su libro 1984 un estado totalitario que está constantemente presente en la vida de sus ciudadanos. Nadie puede escapar de su control, permanentemente el Gran Hermano está vigilando y es imposible sustraerse de su observación.

Pareciese que el salmista esté expresando algo similar ¿Dónde puede uno ir si desea escapar del Señor? Únicamente he reproducido un versículo del salmo, pero son varios los que describen la imposibilidad de evitar la presencia del Señor. Ya lo intentaron Adán y Eva con escasos resultados. Juan, en su evangelio, en el capítulo 3, también nos habla que cuando la luz -Jesús- vino al mundo, nosotros preferimos las tinieblas -pensando cándidamente que nos encubrirían- a la luz que revelaban nuestra maldad. En resumen, vano es el intento de huir de Dios.

Sin embargo, yo hago una lectura positiva y en clave de gracia. El amor, dice Juan en su primera carta, echa fuera el temor, el miedo. Para mí, la imposibilidad de sustraerme de la presencia del Señor significa que tiene todo el sentido su promesa de que está conmigo todos los días hasta el fin. Es la certeza de que en medio del valle de sombra de muerte está presente. Que aunque haya momentos que no lo sienta o experimente, está ahí, junto a mí y en mí. Eso me da, o debería darme, una forma muy diferente de ver la vida.

 



¿A dónde iré lejos de tu Espíritu? ¿A dónde huiré lejos de tu presencia? (Salmo 139:7)


Aldous Huxley describió en su libro 1984 un estado totalitario que está constantemente presente en la vida de sus ciudadanos. Nadie puede escapar de su control, permanentemente el Gran Hermano está vigilando y es imposible sustraerse de su observación.

Pareciese que el salmista esté expresando algo similar ¿Dónde puede uno ir si desea escapar del Señor? Únicamente he reproducido un versículo del salmo, pero son varios los que describen la imposibilidad de evitar la presencia del Señor. Ya lo intentaron Adán y Eva con escasos resultados. Juan, en su evangelio, en el capítulo 3, también nos habla que cuando la luz -Jesús- vino al mundo, nosotros preferimos las tinieblas -pensando cándidamente que nos encubrirían- a la luz que revelaban nuestra maldad. En resumen, vano es el intento de huir de Dios.

Sin embargo, yo hago una lectura positiva y en clave de gracia. El amor, dice Juan en su primera carta, echa fuera el temor, el miedo. Para mí, la imposibilidad de sustraerme de la presencia del Señor significa que tiene todo el sentido su promesa de que está conmigo todos los días hasta el fin. Es la certeza de que en medio del valle de sombra de muerte está presente. Que aunque haya momentos que no lo sienta o experimente, está ahí, junto a mí y en mí. Eso me da, o debería darme, una forma muy diferente de ver la vida.